Niñez trunca. El paraje que lucha por tener un jardín de infantes
Son las 10 de la mañana en el paraje La Peligrosa, cerca de Tres Isletas, en Chaco, y un puñado de chicos corretea por el patio de la casa de los Ojeda. Algunos gatean, otros se sientan en tachos de agua y uno corre con un palo de escoba como si fuera un caballo. Tienen entre cuatro meses y cuatro años, y si bien están en edad escolar, no tienen la posibilidad de educarse porque no existe un jardín maternal o de infantes en su zona.
Griselda Ojeda tiene 22 años y dos hijos, Rodrigo de 4 años y Joaquín de 4 meses. "No van al jardín porque no hay uno cerca. No sé que voy a hacer el año que viene. Capaz me tenga que ir a vivir al pueblo con mis suegros", explica Griselda.
La escuela 979 Maestra Ermelinda Milesi es la que funciona en el paraje La Peligrosa. Allí asisten 40 chicos a la primaria y 11 a la secundaria (de 1er a 3er año). Como por ley los chicos tienen que asistir al Nivel Inicial, desde la escuela hicieron todos los trámites para poder conseguir tener un jardín.
"Nosotros gestionamos el cargo de nivel inicial y oficialmente nos dijeron que por falta de recursos económicos para este año no íbamos a poder tenerlo. Volvimos a presentar el pedido para el año que viene", explica Marcelo Suárez, director de la escuela.
Este año, incluso, les exigieron que solo podían ingresar a 1er grado los niños que tuvieran seis años, dejando afuera a todos los menores que antes tomaban para poder estimular y empezar a enseñarles cosas. "Los que recién arrancar a los seis años la escuela les cuesta un montón porque la mayoría de los padres son semi analfabetos, solo saben escribir su nombre pero no mucho más. Eso hace que no tengan ningún tipo de estimulación desde la casa. Son chicos que ni siquiera saben agarrar el lápiz", agrega Suárez.
Juano Chalbaud, director general de la Asociación Civil Monte Adentro, explica que esta situación se replica en muchos parajes de la zona. "Nos están faltando los jardines de infantes como paso inicial. Escuelas primarias hay por todas partes y secundarias rurales también tenemos algunas. Todavía nos quedan muchos chicos que no asisten y tenemos que seguir trabajando", explica.
Además de que a los chicos les resulta más difícil entrar directamente en primer grado en términos académicos y de socialización, también pone en riesgo que puedan cobrar la Asignación Universal por Hijo, porque uno de los requisitos es que los niños estén escolarizados. "Yo ya les expliqué cuál es nuestro problema pero igual dicen que los tenemos que mandar", agrega Griselda.
Lo mismo les sucede a sus hermanas Mirian y María Ojeda, que tienen hijos de 3 años y ningún lugar en donde dejarlos durante el día. "La nena no va al jardín porque no hay. Dijeron que se estaba por levantar uno en la Escuela 979 pero hasta ahora no pasó", explica Mirian.
Ellas saben lo que es no poder ir a la escuela por problemas de distancia. Hicieron la primaria en la 814 y ninguna pudo seguir porque la secundaria les quedaba "muy retirada". Tenían cerca la escuela secundaria 414 pero cerró por falta de alumnos.
Hoy, las cuatro hermanas, incluida Sandra de 21 años y sin hijos, se dedican a las tareas de la casa y a criar a sus hijos. Viven sin luz, ni agua ni baño. Cobran la AUH y algunas tienen una tarjeta alimenticia de $2300 con la que comprar mercadería para sus hijos. "Cocino, lavo, hago tortas y los martes y miércoles vamos al taller de tejido y costura de Monte Adentro. Esta semana hicimos camisas", dice Griselda. Para llegar tienen que caminar durante dos horas. Y agrega: "Me gustaría que mis hijos estudien porque es lindo que se reciban de algo".
En el Paraje La Peligrosa viven 25 familias, todas atravesadas por el problema de la educación. Olga "Tila" Silvero tiene 11 hijos. Hoy son 9 los que viven con ella, más una nieta de 8 meses de su hija Johana, de 15 años. Su marido hace changas cuando puede y ella cobra la pensión por madre de 7 hijos.
Enrique tiene 5 años y no está yendo a prescolar. "No hay jardín para los más chicos. Están pidiendo uno pero todavía no hay respuesta", explica Silvero. Esto quiere decir que Enrique recién va a poder ir a la escuela el año que viene y se pasa los días pateando una pelota de fútbol de goma o haciendo acrobacias en el patio.
La familia vive en un rancho de adobe y techos de chapa. "Dormimos todos juntos en una pieza, no tenemos baño ni agua. Vamos a buscarla en dos bidones de 20 litros y tardamos media hora entre ir y venir. Somos cuatro familias que sacamos del mismo lugar.¿Hace cuántos años que vivimos así?", dice Silvero.
Otra de las necesidades que señalan es la falta de una posta sanitaria en el pueblo. "La más cercana queda a varios kilómetros y a veces vamos y no está el enfermero. Entonces la única opción es ir a Tres Isletas al hospital. Brian cuando tenía 5 años se le quebró el brazo y lo tuvimos que sacar hasta Tres Isletas para que lo enyesaran", agrega.
Deserción escolar
Las grandes distancias y la necesidad de trabajar a temprana edad, hace que la deserción escolar en la secundaria sea muy alta. En la Escuela 979 el secundario funciona sólo hace tres años y el plan es el año que viene abrir 4to año, pero les falta la infraestructura necesaria.
"Costó un montón que los padres pudieran valorar el secundario. Recién ahora se dan cuenta de la importante de tener uno a tres cuadras de su casa. Nos estarían faltando tres salones para poder seguir creciendo y tener la secundaria completa", cuenta Suárez.
Lorena Toledo tiene 16 años y está cursando el 1er año de la secundaria en la escuela. Le gustan sus profesores y si bien sabe que quiere seguir estudiando, no sabe específicamente qué quiere ser cuando sea grande. "Fue bastante grande el cambio de la primaria a la secundaria. Por suerte todavía no me llevé ninguna materia", dice con una sonrisa.
Para ayudar a la permanencia en la secundaria, desde Monte Adentro hacen apoyo extracurricular dos veces por semana. "Acá empiezan 35 alumnos el primer año de la secundaria y que efectivamente terminan todas las materias quizás son 5. Luchamos para que los chicos puedan continuar su secundario en el campo pero es real que a veces por la distancia de 20 kilómetros que tienen con la escuela, eligen irse a vivir con algún familiar en el pueblo. Luchamos para que los secundarios rurales crezcan en calidad y en oportunidades", dice Chalbaud.
La educación superior también es una cuenta pendiente para el paraje La Peligrosa y eso hace que la mayoría de los alumnos no sigan sus estudios terciarios o que se tengan que ir a otro lado a estudiar. "No la tenemos ni en oficios ni en ninguna carrera y eso lo necesitan los jóvenes para poder desarrollarse en el campo", explica Chalbaud.
Suarez agrega: "No queremos que los chicos se muevan del campo porque sino se genera un tremendo desarraigo y abandonan sus raíces. Queremos ver si podemos hacer un terciario virtual porque tenemos 25 computadoras en temas vinculados con su hábitat como la agronomía, la apicultura o en alimentos".
Cómo ayudar
Los Ojeda necesitan juntar plata para poder comprar un panel solar y así llevar luz a su casa. Por su parte, los Silvero quieren construir una habitación para que Johana pueda vivir con su hija de 8 meses. Las personas que quieran colaborar con estas familias pueden ponerse en contacto con Juano Chalbaud, director general de la Asociación Civil Monte Adentro al 115410-4608.
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