Un niño de un barrio vulnerable le escribió una carta a Papá Noel, alguien la leyó y le cumplió el sueño: “Me sentí identificado”
La fundación Pequeños Puentes publicó en sus redes sociales 248 cartas de chicos y chicas de hogares vulnerables; personas de todo el país se sumaron a la movida y todos tendrán un regalo este 24 a la noche
- 7 minutos de lectura'
“Pedile juguetes a Papá Noel, cosas para vos”, le dijo Florencia a Bayron, su hijo de 10 años. Estaban sentados a la mesa del comedor comunitario al que asisten todos los días de semana para retirar una vianda de comida, la única o la principal del día. Ambos viven en el barrio Mitre de San Miguel, en la provincia de Buenos Aires. Allí muchas calles son de tierra y las carencias son tantas como los sueños que abrazan.
El niño, frente a la carta que le escribiría a Papá Noel, pensó en pedir muchas cosas para su familia, para su hermano menor, para su mamá que trabaja de empleada doméstica dos veces a la semana, para su papá que hace changas cuando se da la oportunidad. “Te va a contestar si le pedís cosas para vos”, le dijo ella. Bayron se esperanzó con esa respuesta, se sintió importante y feliz.
“Hola Papá Noel, no sé si hablás inglés o español, pero te pido, si podés, una bicicleta. O si no, una batería para hacer música. O si no, unas zapatillas talle 37. Desde ya muchas gracias Papá Noel. Que Dios te bendiga y que siempre seas feliz”, escribió. Después, puso su carta en el “buzón especial” y el resto fue pura magia, esa que hacen las personas que hacen.
Este sábado, gracias a la campaña “Yo quiero ser tu Papá Noel”, de la ONG Pequeños Puentes, y a la solidaridad de cientos de personas, se logró que Bayron, y otros 247 niños y niñas que como él viven en barrios populares de San Miguel, recibieran su regalo luego de escribirle a Papá Noel. La organización, todos los años y en diciembre, publica las cartas de los chicos en sus redes sociales para que quien quiera seleccione una y se convierta en Papá Noel.
Así, Maite, de 6, pidió fibrones porque quiere ser “pintora” cuando sea grande; Pedro quiso parlantes para escuchar música en su habitación, porque está mucho tiempo solo pues su mamá trabaja todo el día; Leonel, un niño con autismo que le gustan las películas, con la ayuda de su abuela, pidió un peluche de Toy Story.
Una luz en medio de una realidad difícil
Pequeños Puentes organiza acciones solidarias en San Miguel para los chicos de hasta 12 años que van a los comedores comunitarios San Francisco de Sales, en el barrio Mitre; Tamborcitos, en Bella Vista; y Ranita Feliz, en Trujuy.
Las familias que viven en esos barrios, explican desde la organización, en general son monoparentales, y alguno de los padres son recuperadores urbanos, albañiles, empleadas domésticas o hacen changas.
“El día a día de muchos de estos niños no es fácil. Por eso queremos que no sientan que hay una diferencia entre ellos y los demás. Nuestro objetivo es que vivan y disfruten de esta etapa de su vida, su infancia, como lo que son, niños y niñas”, explica a LA NACION Solange Bartos, que tiene 38 años, es de Coghlan, profesora de historia y una de las voluntarias de la fundación que nació en 2012.
Abigail tiene 38 años y es la mamá de Maite, la futura “pintora”. Cuenta que Pequeños Puentes es una gran ayuda porque Maite cumple años el 22 de diciembre, así que guardó su regalo para abrirlo el 24.
“Es el único regalo que recibe, tanto para su cumple como para el arbolito. Ella entiende que no siempre podemos. Yo de chica no recibía nada, así que para mí es importante esta ayuda”, explica Abigail, que trabajaba como empleada doméstica pero ahora está desempleada, y su pareja, albañil, hace changas en el barrio.
Solange cuenta que es por eso que intentan llegar a todos los niños de la zona, pero que “a veces pasa lo que les pasa a los chicos de estos barrios”. Un par de hermanitos, que tienen entre 5 y 10 años, no pudieron asistir el día en el que todos escribieron sus cartas.
“Tuvieron que salir con el padre a cartonear”, cuenta y asegura que en esos casos se hace lo posible para que igual reciban regalos. “Dentro de toda esa situación tan compleja que viven, por lo menos tratamos de llevarles un granito de luz”.
Ser protagonistas
Eric tiene 38 años, vive en Belgrano y como quiso ser un Papá Noel leyó muchas de las cartas de los chicos, hasta que llegó a la de Pedro, de 11 años.
“Me sentí muy identificado con lo que pedía”, cuenta sobre el nene que egresó este año de sexto y pidió un parlante. “A esa edad me solía pasar exactamente lo mismo. Mi mamá trabajaba todo el día para poder mantenernos a mi hermano y a mí y la música fue un gran terapeuta”, explica.
Solange destaca que en esos momentos es cuando un chico se siente especial, no uno más: “Por eso también pedimos que escriban una dedicatoria personalizada. Así construimos su autoestima, se sienten únicos, protagonistas de su niñez”.
La mirada de Florencia suma: “Bayron es tan feliz cuando abre su regalo como cuando ve que Papá Noel le contestó la carta. Muchas veces lloro de emoción cuando leo las dedicatorias, las tenemos todas guardadas”.
Mariel Bonantini tiene 33 años, es contadora, trabaja en una empresa de software y vive en Martínez. Hace tiempo que colabora con la ONG y este año fue la Papá Noel de Bayron y otros dos niños. “Saber que gracias a lo que uno hace en completo silencio, un chico va a sonreír me resulta impagable. Creo que así, en un futuro, aprenden a enfrentar la vida con optimismo, con amor y sabiendo que en la vida las cosas buenas pasan”.
Una organización que resiste por los chicos
Pequeños Puentes trabaja todo el año para que los chicos se sientan protagonistas: por febrero y marzo comienza la campaña “Mi caja escolar”, para recaudar útiles; en agosto, para el Día de las Infancias, lanzan “Yo soy mi nombre”, con la misma mecánica de la navideña. Además, organizan un taller de lectura y escritura en cada uno de los tres comedores.
Su trabajo es amoroso y a pulmón. Son solo 20 voluntarios. Dicen que su sede es itinerante porque se juntan a armar los proyectos en las casas de todos. Lamentan que les cueste cada vez más sostener económicamente cada actividad. Pero si quedan cartas sin seleccionar, las toman gustosos. “No queremos pensar en cerrar la fundación, resistimos por ellos”, dice Solange.
“Tener una ilusión, como la de un Papá Noel que les da un regalo, los anima a soñar y a que los sueños se pueden hacer realidad”, dice la mujer que apuesta a esa lucecita en medio de la dura realidad, como la de Bayron, Maite, Pedro y otros tantos niños que todos los años ponen en cartas deseos que siempre deberían tener respuesta.
Cómo ayudar a Pequeños Puentes
- Si querés saber más sobre el trabajo de Pequeños Puentes y sumarte a las próximas campañas, podés ingresar en www.pequenospuentes.org.ar y su cuenta de Instagram.
- Si querés donar dinero para que la ONG siga trabajando para los chicos, podés hacer click aquí.
- Si querés ser voluntario, donar libros nuevos para las bibliotecas que organizaron en los tres comedores o ayudarlos a editar los libros que están armando con los chicos, podés comunicarte con ellos a info@pequenospuentes.org.ar o al +54 9 11 5064-8070.
- Pequeños Puentes neesita también un lugar físico para trabajar y sponsos (alianzas estratégicas con empresas), quienes en ese sentido puedan ayudar se pueden comunicar al +54 9 11 5064-8070.