Un chelista que apuesta a la integración
En Inglaterra, Webber lleva adelante el programa In Harmony, que acerca la música a chicos de barrios necesitados
Sentado en un refinado sillón francés estilo rococó en el lobby del histórico hotel Alvear Palace de Recoleta, Julian Lloyd Webber, considerado por no pocos expertos el mejor violonchelista de nuestra era, toca su chelo Barjansky Stradivarius del siglo XVII (1690) con denotada elegancia británica ante los varios turistas que escuchan asombrados la dulzura de su música.
Pese a ser el referente de grandes músicos de la actualidad, a haber tocado con celebridades de la música contemporánea –como por ejemplo, Elton John o la jazzista Dame Cleo Laine– y además ser el hermano menor del famoso compositor sir Andrew Lloyd Webber –creador, entre otras grandes obras, de la música de El fantasma de la Opera y de Evita, el musical–, Julian es la viva imagen de la humildad.
Su mirada aristocrática y sus adustos ojos celestes, que se antojan fríos a simple vista, no se condicen con la suavidad y la calidez de su voz, y mucho menos con sus románticas ideas acerca de lo que la música puede hacer para cambiar a la humanidad.
"Confirmé el poder de transformación que tiene la música en la gente cuando escuché sobre el fantástico proyecto realizado en Venezuela conocido como El Sistema", sostiene Webber, al referirse a un programa de educación musical fundado en 1975 por el economista y maestro compositor venezolano José Antonio Abreu, que ha logrado sobrevivir a 10 regímenes políticos en ese país. El objetivo del mismo es utilizar la música que, en palabras de Julian, es "el lenguaje universal", con el fin de proteger a los niños de los sectores de bajos recursos, que son los más desprotegidos de la sociedad. En la actualidad, el programa cuenta con 180 orquestas que agrupan a más de 350.000 jóvenes que lograron dejar atrás la calle y abrazaron con pasión el arte de las musas. Muchos integran la Orquesta Sinfónica Juvenil Simón Bolívar.
En agosto de 2007, cuando aquella orquesta venezolana viajó a Reino Unido para presentarse en el Festival Internacional de Edimburgo, Julian quedó maravillado por el nivel alcanzado por esos jóvenes que interpretaron piezas de Shostakovich, Bernstein y Ginastera, con un excelentísimo nivel en los famosos BBC Proms –Promeade Concerts (paseos musicales)– que se realizan en el mítico Royal Albert Hall de Londres desde 1895. Pero fuera de la calidad de las interpretaciones, a las que el prestigioso violonchelista no dudó en calificar como maravillosas, lo que lo dejó aún más deslumbrado fue la historia detrás de algunos de los chicos de la orquesta. "Cuando me adentré en la historia y vi lo que se había logrado en Venezuela gracias a El Sistema, estuve convencido de que se podrían replicar los resultados haciendo el mismo proyecto en Inglaterra, donde los problemas socioeconómicos también afectan principalmente a los más jóvenes."
El modelo en Inglaterra
Al volver a Londres, luego de ser invitado por el mismísimo Abreu para que vea de primera mano los logros de El Sistema, Julian llevó al gobierno británico los impresionantes datos que denotaban las mejoras sociales alcanzadas gracias al programa venezolano en su país: la mejora en casi el 60% de las notas escolares, la reducción de la deserción escolar y la baja en el índice de violencia entre pandillas juveniles eran tan sólo algunos de los logros alcanzados. "Por suerte, aquellos datos también asombraron a los políticos de mi país, por lo que se interesaron en el proyecto similar que yo estaba desarrollando, In Harmony –En Armonía–. Desde su comienzo en 2009 ha sido un largo camino el que hemos recorrido para que el proyecto funcionara. Pero lo bueno es que los resultados que logramos han sido tan contundentes que el nuevo gobierno ha decidido continuar con nuestro programa, lo cual es muy bueno porque en Inglaterra, cada vez que asume un gobierno nuevo, cree que todo lo que ha hecho el anterior es basura y lo desecha rápidamente."
La primera labor de Julian como director de In Harmony fue realizar tres proyectos piloto en las zonas más necesitadas de Inglaterra: West Everton (Liverpool), Lambeth (Londres) y la ciudad de Norwich. "En un país donde se estima que por año, los gastos por delitos violentos superan los 37 millones de dólares, algo así como mil libras por hogar, se necesitaba desesperadamente un proyecto como In Harmony, con el cual no pretendemos crear grandes músicos, sino fomentar un espíritu de comunidad y darle la posibilidad a los niños de desarrollar sus habilidades expresivas o mejorar, a través del trabajo en equipo y el esfuerzo colectivo, sus relaciones interpersonales."
Los éxitos alcanzados por el programa In Harmony en aquellas ciudades piloto convencieron al gobierno británico en noviembre último a destinar parte del presupuesto anual del Departamento de Educación –organismo que cumple las funciones que aquí realiza la Anses– y del Art Council de Inglaterra –ente que se encarga de promover las ramas de arte en ese país– para extender el alcance de la fundación y que puedan desarrollarse más programas en todo el territorio inglés. "Los gobiernos no deberían ver esto como un gasto, sino más bien como una inversión social masiva."
El impacto de las acciones realizadas no sólo mejoraron las esferas escolares y sociales, también influyeron positivamente en las familias de los jóvenes músicos que estaban orgullosos e incrédulos de lo que sus hijos podían hacer con sus instrumentos. "Lo importante es mostrarles a estos chicos que se puede hacer lo que uno se propone, si uno se esfuerza por lograrlo. Les enseñamos que no existen diferencias a través del ejemplo práctico. Por citar una anécdota, en Liverpool hacemos que tanto los estudiantes como los maestros, los directores y hasta los empleados del colegio aprendan a usar sus instrumentos musicales juntos. Ahí hasta el director del colegio puede estar sentado al lado de uno de los alumnos más problemáticos, aprendiendo codo a codo junto a él", resume.
Impacto en la educación
El impacto educativo en Liverpool se tradujo en una marcada disminución de la deserción escolar y un aumento en la tasa de alfabetismo de más del 50% en los grupos de riesgo. "Un joven –del cual no voy a decir nada más que su ciudad natal, Liverpool– se acercó a mí cuando visité su comunidad y me contó que gracias a nuestra labor con In Harmony en su ciudad, cuando tocaba con la orquesta se olvidaba de sus problemas y ya no sentía ira ni odio, tan sólo felicidad. Estoy seguro de que como a él, hemos ayudado y ayudaremos a muchos niños más a salir de situaciones como la suya. Son varios los jóvenes que ya no intentan unirse a una gang (pandilla) para sentirse importantes, ahora su objetivo es pertenecer a otra clase de grupo: una orquesta. De hecho hemos logrado quitar el prejuicio entre los chicos de que estar en una orquesta es una actividad destinada puramente a los chicos intelectuales y la hemos vuelto algo popular, que da status aun entre los jóvenes más difíciles."
Las pandillas representan serios problemas para la sociedad inglesa: hoy, en Londres funcionan más de 250 de ellas, algunas de las cuales practican ritos tan aberrantes como sólo aceptar a mujeres que hayan sido previamente abusadas por todos los integrantes de la banda. "Los problemas sociales son tan serios aquí (por la Argentina) como en Londres. No por ser un país primermundista la gente está a salvo de los problemas que generan las diferencias de clases y la exclusión social inherente a ella. Algunas personas de mi país, las más escépticas, cuando empezamos con In Harmony nos restaban importancia diciendo que en Inglaterra no había problemas significativos de pobreza. Pero eso es no querer ver la realidad, hay mucha gente muy pobre en algunas zonas de Inglaterra, que además de tener problemas sociales, de desempleo y de alcoholismo tienen un tipo más grave de problema: la pobreza espiritual. Algunas partes del Reino Unido son sumamente deprimentes y es difícil tener esperanza en un clima tan sombrío. Creo que gracias a nuestro programa eso está cambiando poco a poco. En Londres, por ejemplo, el proyecto es interurbano y está conformado con gente de los más diversos grupos étnicos, para los cuales el inglés ni siquiera es el idioma materno. Allí los problemas raciales en las escuelas y las calles eran gravísimos, pero la música, al trascender las fronteras del idioma, ayudó a los chicos a olvidarse de la diferencia y unirse, eso es simplemente fantástico."
Escuchar a Julian hablar sobre In Harmony y sus logros contagia la pasión por sus creencias. Los éxitos cosechados por los proyectos similares al suyo a través del mundo son innegables y demuestran que la música puede ser el elemento de cambio que tantos pueblos están buscando. "Algo que me encanta de estos proyectos es que van por encima de las creencias políticas. Todos sabemos que los Estados Unidos no tienen la mejor relación de todas con Venezuela, sin embargo vienen replicando proyectos como El Sistema. Llegará un momento en el futuro en que estos programas serán necesarios para el bienestar social y será una locura imaginarse el desarrollo sin ellos", comenta esperanzado Julian, y uno puede ver en esos ojos celestes llenos de ideas y ganas de mejorar las cosas, que con gente como él en el mundo ese futuro está más cerca de lo que él piensa. Como dijo Eleanor Roosevelt: "El futuro es de quienes creen en la belleza de sus sueños".
Music In Hospitals
Además de ser el director de In Harmony, Julian Lloyd Webber es el vicepresidente de Music In Hospitals, una organización benéfica que se encarga de mejorar la calidad de vida de niños y adultos con diversas enfermedades o discapacidades a través de la música. Creada luego de la Segunda Guerra Mundial para alegrar a los soldados heridos, los músicos de MIH ayudan a eliminar la sensación de estigma y discriminación que a menudo se vive en los hospitales. Tal como informan en su sitio Web www.music-in-hospitals.org.uk, la idea no es ofrecer una cura milagrosa, sino momentos mágicos de calidez y alegría que puedan ayudar al ánimo del paciente. Los beneficiarios son aquellas personas que asistían a conciertos de música clásica, y a causa de las enfermedades que padecen no pueden hacerlo más, por lo cual un músico los visita a ellos.
El Barjansky Stradivarius
Es uno de los tres chelos más antiguos que existen en el mundo, sólo precedido en la lista por El Rey, que data del siglo XVI (1572), y que perteneció al rey de Francia Carlos IX. Fue fabricado en 1690 por Stradivari y recibió su nombre completo tras haber pertenecido al virtuoso músico ruso Alexandre Barjansky. Desde 1983 el invaluable violonchelo pertenece a Julian Lloyd Webber, con el cual ha ganado más de 30 importantes premios e interpretado cientos de partituras.
BIO
Profesión : chelista
ONG : In Harmony
Fecha de nacimiento: 14/4/51
Area de acción: promoción de la integración social de chicos de zonas necesitadas de Inglaterra a través de la música
Logros: el gobierno británico decidió destinar parte del presupuesto del Departamento de Educación y del Art Council a apoyar su iniciativa
PARA SABER MAS
In Harmony