Un agente sanitario qom atiende a la comunidad en su propia lengua y pide tener luz eléctrica en la salita
Ángela Ruiz llega caminando con su hija Cassandra de 8 meses al puesto sanitario del paraje Las Palomas, ubicado a 22 kilómetros de El Espinillo, en Chaco, para hacerle un chequeo de rutina. La acompañan el resto de sus cinco hijos que juegan entre sí. Allí la recibe Patricio Obregón, con un estetoscopio colgado del cuello, y empiezan a hablar en qom.
"Está perfecta, pesa 12 kilos", dice Patricio, mientras hace algunas anotaciones y le avisa a la madre que en unos días tiene que llevar al resto de sus hijos a El Espinillo porque va a haber una jornada de vacunación.
Obregón nació y se crió en Las Palomas y con el tiempo se convirtió en el agente sanitario de su propia comunidad. Eso hace que conozca con nombre y apellido a cada uno de sus 150 pacientes. "Tengo la suerte de poder trabajar en donde está la mayoría de mi familia, mis amigos y compañeros del colegio", dice este hombre de 44 años y padre de tres hijos.
La mayoría de las familias del lugar son qom y viven en ranchos desparramados por el monte en los que no hay ni luz ni agua, repletos de vinchucas, arañas y víboras. Muchos de ellos tienen Mal de Chagas. "No tenemos antídoto para esas cosas y lo tenemos que derivar al hospital", cuenta Patricio. Las familias viven del monte, cobran alguna plan social o crían animales como chivitos o chanchos.
Patricio terminó la secundaria en Las Palomas y después estudió para ser auxiliar en enfermería. "Decidí estudiar esto porque quería estar con las personas, me interesa su salud, especialmente la de los chicos y de los grandes, y siempre me gustó. Lo amo a este trabajo", agrega.
Todos los días, Patricio se levanta, se calza una mochila sanitaria donada por Unicef y la Fundación Leo Messi y recorre en moto las 10 cuadras que separan su casa del puesto. En sus hombros carga instrumentos como termómetro, cuello ortopédico, tensiómetro, ampollas inyectables, alcohol, jeringas, gasas y agua oxigenada, entre otras cosas, como parte de un programa de esta entidad que consiste en brindar capacitación y también equipamiento médico a 300 agentes sanitarios indígenas.
"Antes tenía una mochila más chica que había armado con lo que yo tenía. Esta me viene muy bien para esta zona porque estoy solo", dice para reflejar la enorme responsabilidad que siente de tener en sus manos las vidas de 150 personas.
Flora Zelaya y Patricio se conocen desde chicos porque ambos se criaron en Las Palomas. La suya es una de las 35 familias Patricio atiende los 365 días del año. "Él no puede faltar ni un solo día a su trabajo", dice Flora entre risas. Y agrega: "Para nosotros es importante que sea de la comunidad porque no tiene que venir de ningún otro lado, y eso haría que falte mucho. Si no está, siempre lo encontramos en la casa".
Además de la ventaja de ya tener un vínculo de confianza con los vecinos del lugar, para Patricio – y para los pacientes - es fundamental compartir la misma cultura. "Hay abuelos o abuelas que sólo hablan en qom y él los entiende", agrega Zelaya.
Cuando Patricio era chico ya existía una posta sanitaria en el pueblo pero los que la atendían eran criollos. "Cuando viene una persona, me puede explicar su problema en su propio idioma. Eso genera mucha confianza y respeto", cuenta.
En diciembre pasado Zelaya tuvo que llamar a Patricio cuando su papá tuvo un ACV. Llovía y como el camino desde Las Palomas hasta El Espinillo es de tierra, la ambulancia no podía entrar. "El chofer tuvo que pelear para llegar hasta donde estaba y llevarlo hasta El Espinillo. Cuando llegó, lo tenían que llevar urgente a Castelli pero no podía salir la ambulancia por el barro. A mí me duele porque mi papá casi perdió la vida por ese tiempo y por los caminos", dice.
El puesto sanitario de Las Palomas – y otros 13 - dependen de El Espinillo. Patricio se encarga de dar una atención primaria y cuando es necesario llama al médico del pueblo para que lo guíe. Si es una urgencia, llaman a una ambulancia para que haga el traslado. "Son cerca de 10.000 habitantes que dependen de este centro que ni siquiera es un hospital. Abarcamos un radio de 60 kilómetros a la redonda. Atendemos partos cuando ya vienen sin tiempo y después de mucho esfuerzo conseguí que me mandaran una obstetra porque su esposo es maestro de acá", explica Carlos Faure, director del centro de salud de El Espinillo.
De lunes a viernes de 8 a 12 y de 14:30 a 18:30 Patricio está en el puesto, una pequeña construcción de material con techo de chapa, que no tiene luz eléctrica. "Es lo que más necesitamos. Cuando me toca estar a la noche, atiendo con linterna. Es lo único que puedo hacer. Tampoco puedo tener un ventilador para soportar los 45 grados que hacen en el verano", dice.
Patricio también tiene "días de salida" en los que se dedica a visitar a las familias, casa por casa. En cualquier otro momento, lo van a buscar directamente a su casa. "Para mí no existen los fines de semana ni los feriados", explica.
Atiende un promedio de ocho personas por día y las principales consultas están vinculadas a cortes, gripe, tos o fiebre. "Me gustaría poder seguir capacitándome. Porque estoy solo acá en el campo y siempre hace falta saber más", concluye con ganas de seguir creciendo.
Mochilas que salvan vidas
Los agentes sanitarios indígenas son el nexo entre el centro de salud y la población qom, wichi y mocoit, que habita el monte chaqueño. Para facilitar su labor, en noviembre de 2017 Unicef y la Fundación Leo Messi les donó equipamiento con los elementos indispensables para la asistencia básica y de emergencia.
Esta provisión de insumos médicos se efectuó durante las capacitaciones para agentes sanitarios del Ministerio de Salud de la Provincia y Unicef, en el marco de la iniciativa "Maternidades Seguras y Centradas en la Familia".
Obregón fue uno de los que participó de este curso y recibió la mochila sanitaria. "El curso era muy bueno porque se hablaba de las primeras atenciones, las embarazadas, los niños, las vacunas. Acá estamos a kilómetros de un médico, yo estoy solo y para mí fue muy importante ese curso para poder trabajar mejor. La mochila me ayudó muchísimo y la uso todo el tiempo", dice.
Las personas que quieran colaborar para que Unicef pueda apoyar a más agentes sanitarios pueden hacerlo desde su página Web: www.unicef.org.ar
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