Tuvo una fractura expuesta y tardaron 16 días en operarla
Una mañana María Palma estaba en su casa de Piruaj Bajo y se resbaló con las ojotas que tenía puestas. El golpe fue tan fuerte que tuvo una fractura expuesta en la tibia. Su marido no estaba en la casa porque se había ido a cortar leña al monte.
"Le pedí a uno de mis hijos que le avisara a un vecino y me de ahí me llevaron al hospital de Boquerón", recuerda esta madre de cinco hijos, parada en el hueco de la puerta del rancho que usan para cocinar.
El hueso había roto la piel y María no podía ni apoyar la pierna. Avisaron a la salita y consiguieron un transporte para llevarla al hospital de Boquerón, que queda a media hora.
"Ahí enseguida me trasladaron a Santiago del Estero porque ellos no me podían operar", agrega María. Fueron cuatro horas más que se le hicieron eternas por el dolor.
Una vez que llegó, las respuestas fueron nulas. "Me dijeron que tenía que esperar porque había otros turnos antes", dice María. Un total de 16 fueron los días que estuvo tirada en una camilla, casi sin poder moverse, con esa herida al aire y con riesgo de contraer una infección.
"La operaron gracias al chango que hoy es comisionado de acá que yo lo conocía. Él estaba trabajando en el Programa de Chagas, justo me lo crucé por la calle y le pedí que me ayudara. Sino hubiera sido peor", dice Miguel, su marido, con bronca.
Hoy María tiene secuelas en ese pie, que soldó como pudo y en el tobillo tiene un ancho mucho mayor que el normal. “Los días de humedad me molesta pero no me queda otra”, aclara esta mujer que hizo hasta 7mo grado y cobra la AUH por dos de sus hijos. “Apenas nos alcanza para la comida porque solo me quedan $1800 limpios porque lo demás lo perdemos en el traslado”, explica.