Tiene parálisis cerebral y la cuarentena no frenó sus ganas de estudiar
Como a la mayoría de los adolescentes, a Candela le gusta pasar tiempo con amigos, salir de su casa y jugar juegos online, y como al resto de los chicos y las chicas, a esta joven de 18 años la cuarentena le cambió inesperadamente su rutina. Sin embargo, para ella todo este proceso fue un poco más difícil: tiene parálisis cerebral espástica, sin posibilidad de controlar sus articulaciones y poca visión, por eso su continuidad educativa era más complicada. Pero gracias a la ayuda de sus profesores, pudo seguir cursando a través de videollamadas su 4to. año del secundario hasta ahora con muy buenos resultados.
Candela y su familia son de Corrientes, viven en el Barrio Ongay, una zona muy vulnerable de la capital correntina, a dos cuadras del Instituto Fe y Alegría, donde estudia ella y lo hicieron sus tres hermanos mayores. Cuando ingresó a 1º grado, fue para todos algo nuevo, porque era la primera alumna con una discapacidad en cursar en ese centro educativo. Hoy, está plenamente incluida, aprende y se siente feliz, aunque extraña las clases presenciales. Recibe los apoyos que necesita, y cuando termine sus estudios tendrá su título en igualdad de condiciones que el resto de los alumnos. "Personas como yo muchas veces no se animan a dar el paso de ir a una escuela común, hay mucho miedo al bullying y a sufrir discriminación", dice la joven. Según datos del Ministerio de Educación, de 2003 a 2017, creció cuatro veces el número de niñas, niños y adolescentes con discapacidad cursando en escuelas de modalidad común: se pasó de 21.704 a 90.345 en ese periodo.
En su tiempo libre y, ahora que empezaron las vacaciones de invierno, Candela aprovecha para escuchar a Daddy Yankee; jugar al FreeFire, un juego virtual en donde te vinculas con otra gente de forma online; y también ayudar a la mamá y a la abuela con el uso de la tecnología. Pero se lamenta por la falta de fútbol, es fanática de Boca. Candela puede comunicarse a través del habla, pero como no puede mover sus articulaciones, todo lo logra a través de gestos que hace con sus ojos o nariz. Margarita, su mamá, destaca que su único impedimento es físico y que ser "charlatana" la ayudó a ser independiente. Y Oscar Ayala, su profesor de Matemáticas y uno de los que le dicta clases a distancia, resalta que es muy inteligente. Por eso, Candela sueña con seguir estudiando y cuenta que quiere ser psicóloga. Su gran deseo es "ayudar a personas como ella". Quiere seguir los pasos de una profesional de la psicología que la asistió de más chica y despertó gran admiración en ella.
Al comienzo fue todo un desafío. Antes de este aislamiento, dos veces por semana la acompañaba una maestra integradora en el aula. Además, Oscar explica que "ningún docente estaba preparado para educar a distancia", sobre todo, teniendo en cuenta las singularidades de cada chico o chica. "A la hora de definir la estrategia de enseñanza, ella es una alumna como todos, la diferencia es que no puede escribir entonces todo debe ser de manera oral", detalla el profesor. Además, como Candela tiene un impedimento en la vista, ya que en un ojo perdió casi la totalidad de la visión, requiere consignas cortas, precisas y con letra grande, que faciliten su compresión.
Oscar se esforzó por tener la posibilidad de darle clases virtuales donde ella pueda resolver todas sus dudas, ya que sabía que quizá su familia no tenía la posibilidad de orientarla. El profesor armó un espacio en su casa con un pizarrón, como si fuera una pequeña aula, para una vez a la semana juntarse virtualmente con Candela y explicarle la materia. Para el docente, tener a Candela como alumna lo hizo "crecer como persona, ser mejor ser humano y mejor profesional". Y agrega: "Candela trasmite linda energía".
Fe y Alegría es una organización que ofrece opciones de transformación a través de la educación. Desde 1995 están en Argentina, fueron creciendo y están en varias provincias como Salta, Chaco, San Juan y en Corrientes, donde asiste Candela. Allí en un terreno de un viejo potrero, se formó el centro educativo que contiene primario, secundario, escuela para adultos, talleres para todas las edades y también oficios. Hoy cuenta en el país con más de 6000 estudiantes de contextos vulnerables en cinco provincias.
Margarita está agradecida de que Candela nunca sufrió discriminación en el colegio, pero a ella en su rol de madre le costó mucho aceptar no iba a poder caminar y reconoce que hay muchos prejuicios en torno a la discapacidad. "Mi hija nació a las 29 semanas de gestación de un embarazo de gemelos, del que solo ella vio la luz. A los 8 meses de vida seguía sin sostener la cabeza ni sentase. Recién ahí le descubrieron su parálisis cerebral", relata Margarita. Su mensaje para las madres que pasan por la misma situación que ella es que acompañen a sus hijos, que estén atentas a sus necesidades y que piensen siempre en seguir adelante.
Para más información entra a Fe y Alegría.
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