Tiene 27 años, no faltó a ninguna elección y lo angustia que todavía crean que no puede votar: “Soy discapacitado, no incapaz”
Lucas Unhold tiene síndrome de Down y juega en la selección de básquet; vio los dos debates, analizó las propuestas y tiene su voto decidido; “Ningún candidato habló de discapacidad”, se quejó
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Hace 10 años, cuando Lucas Unhold tenía 17 recién cumplidos, decidió ir a votar por primera vez. Eran las elecciones legislativas de 2013. Por su edad no era obligatorio, pero estaba muy entusiasmado y se preparó mucho para hacerlo. Con argumentos, se había negado a contarle a sus padres la decisión: “El voto es secreto”, les decía.
Esa ilusión se diluyó un poco aquel domingo, cuando la presidenta de mesa, al ver que Lucas tenía síndrome de Down, lo interrogó con ignorancia justo cuando iba a poner el sobre dentro de la urna: “¿Sabés lo que estás haciendo?”. Y remató con un cuestionamiento encubierto: “¿Sabés leer y escribir?”.
Al principio, no dijo nada, pero ante la insistencia de la mujer y para sorpresa de Javier, su papá, que lo había acompañado, Lucas la miró serio y le respondió: “Soy discapacitado, no incapaz”. Después, soltó el sobre dentro de la urna.
“No entiendo por qué hay personas que piensan que por tener una discapacidad somos menos capaces de hacer algo”, señala Lucas, que tiene 27 años y vive junto a sus padres en Bella Vista, una localidad bonaerense del partido de San Miguel. Para este domingo, se preparó mucho: vio los dos debates, juntó todas las boletas, leyó los diarios y repasó las propuestas que escuchó de cada uno.
“Muchos se suelen sorprender con todo lo que sé de política, pero me pasa con muchas cosas. Por ejemplo, cuando se enteran de la cantidad de deportes que hago”, cuenta Lucas, que forma parte de las selecciones nacionales de futsal, básquet y atletismo con síndrome de Down, estudia para ser director técnico y da clases de fútbol a niños de entre 3 y 6 años.
“El prejuicios de creer que no entienden lo que votan”
“Para las personas con discapacidad, especialmente intelectual y psicosocial, existen un montón de prejuicios acerca de su capacidad para ejercer su derecho al voto”, explica Belén Arcucci, coordinadora del programa Derechos de las Personas con Discapacidad de ACIJ, y sigue: “El mayor de esos prejuicios es la creencia de que no entienden lo que votan porque no están informados o informadas o están influenciados por sus familias y gente de confianza. Pero esto es exactamente lo que nos pasa a todas las personas y a nadie se le cuestiona a la hora de ir a votar”.
A pesar de que hay varias medidas que se toman para que el voto sea más accesible, varias organizaciones, como ACIJ, aseguran que en Argentina las personas con discapacidad intelectual son uno de los grupos que encuentran más barreras para votar.
“Hay que hacer una aclaración que parece obvia pero cuando hablamos de discapacidad no lo es tanto y es que en Argentina todas las personas de entre 18 y 70 años tienen el derecho y la obligación de votar”, explica la coordinadora de ACIJ y continúa: “El voto es universal, secreto y obligatorio. Después es optativo para las personas entre 16 y 18 años y las mayores de 70″. Por último, aclara: “El Certificado Único de Discapacidad (CUD) no exime el derecho al voto, hay que pensarlo siempre como un certificado que otorga derechos y no restringe ninguna actividad” explica Arcucci.
“Nadie habla de nosotros”
“No es que las personas con el síndrome no puedan tomar sus propias decisiones sino que a veces sus familiares intentan decidir por ellos cuando en realidad tienen que dejarlos ser autónomos”, asegura Lucas, que conversa con LA NACIÓN en las instalaciones del Cenard, donde se prepara para las Olimpiadas Multideportivas de Turquía 2024.
Lucas tiene, además, un emprendimiento: fabrica pan rallado. Parte de lo que ganó en los últimos años, le sirvió para comprarse un auto, que su padre usa para ayudarlo a trasladarse.
Desde esa primera vez que asistió a votar, en 2013, su entusiasmo por hacerlo nunca bajó y siempre que hay elecciones se ocupa de informarse sobre los candidatos. “Lucas vio los dos debates y nosotros estábamos junto a él por si quería preguntarnos algo, porque él entiende muy bien, pero los políticos no siempre hablan de manera clara y ahí se complica un poco”, explica Gabriela, su mamá.
Durante los debates, Lucas anotó las propuestas que consideró buenas y malas de cada candidato. Y encontró algo común en todos: ninguno habló de discapacidad. El 8 de octubre pasado, mientras veían el segundo debate, se dio vuelta y le dijo a su mamá: “Somos muchos y es como si no existiéramos. Nadie habla de nosotros”.
Según la Agencia Nacional de Discapacidad, el colectivo de personas con discapacidad en el país supera los 5 millones. Mientras que las que tienen edad para votar y cuentan con certificado único de discapacidad son más de 1.200.000. En tanto que según el estudio nacional del perfil de las personas con discapacidad que elabora el Indec, el 14% de esa población tiene dificultades para entender, aprender, recordar y concentrarse.
“Son un gran porcentaje de la población de la Argentina y es importante que participen en todos los aspectos de la vida social como la toma de decisiones y derechos políticos”, afirma Arcucci.
“No tenemos a alguien que nos represente”
“Es muy difícil que nos den lugar en la vida política y no solo a la hora de votar. Me gustaría ver qué pasaría si la gente con discapacidad llegara al gobierno porque hoy no tenemos a alguien que nos represente”, señala Lucas.
Para las personas que, como él, tienen una discapacidad intelectual, los prejuicios capacitistas son una situación que enfrentan casi a diario y Arcucci asegura que “cuando se pone en tela de juicio lo que pueden o no hacer, se les exige mucho más que al resto de la sociedad”.
Aún así, Pedro Crespi, director ejecutivo de la Asociación con Síndrome de Down de la República Argentina (ASDRA), asegura que hubo una evolución en el voto de este grupo en los últimos cinco años: “No solo hay más interés por parte de ellos de participar en la vida política, sino que también se les ha dado el espacio para hacerlo gracias a que hay mucha más conciencia en la sociedad sobre los derechos de las personas con discapacidad”.
Las elecciones exponen las barreras
“Lo que se pone en evidencia el día de la elección son un montón de prejuicios con respecto a las personas con discapacidad que todavía persisten en la sociedad de forma cotidiana”, explique Arcucci y sigue: “También se ven las barreras de accesibilidad física e intelectual: al ingresar a las escuelas, en el transporte y para una comunicación accesible con la que todos se puedan informar”.
“Recibimos muchas quejas de la falta de accesibilidad a las propuestas de candidatos con lenguaje sencillo. Incluir a las personas con discapacidad en el debate público es una deuda pendiente que tienen todos los candidatos”, asegura Crespi.
Una de las mayores quejas de Lucas es escuchar a candidatos que usan la palabra “mogólico” como insulto: “Es algo con lo que convivo en la calle y no quiero tener un presidente así”. “La palabra ‘inclusión’ significa muchas cosas”, dice Lucas y sigue: “Una persona con síndrome de Down puede trabajar, hacer deporte y votar como cualquier otra”.
Más información
- La Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) habilitó en su plataforma Acceso a Derechos un apartado con información sobre, justamente, el derecho a votar. En ese espacio funciona un chatbot para hacer consultas.
- Reclamos y denuncias. Ante un eventual problema, la Agencia Nacional de Discapacidad pide que se comuniquen con el servicio de atención a la comunidad. Lo pueden hacer a través de un chatbot, por mail a votoaccesible@andis.gob.ar o por WhatsApp al 11-2478-4746.