Jorge Díaz es tucumano y organiza campañas solidarias desde sus redes sociales; sus seguidores colaboran para que pueda conseguir alimentos, ropa, electrodomésticos y hasta materiales para mejorar las condiciones en las que viven las personas que asiste
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Hace tres años, cuando su papá estaba muy enfermo, Jorge Díaz, un joven tucumano de 22 años, le contó que tenía un sueño: “Ayudar a las personas en situaciones vulnerables a solucionar sus problemas”. En ese momento no sabía cómo lo iba a concretar, pero José, su papá, lo alentó a hacerlo.
A principios de este año, y sin su papá a su lado, encontró esa idea: contar en sus redes sociales la historia de personas y familias que viven en situación de calle, debajo de puentes o en casillas de madera que se inundan cada vez que llueve. Y no iba a hacerlo solo. “En Tucumán hay muchas personas que quieren cooperar y los videos les dan la confianza para hacerlo”, le cuenta Jorge a LA NACIÓN.
Lo que hace es organizar campañas solidarias desde sus redes sociales. Así, lo que comenzó como un sueño inspirado en su infancia, que describe como “humilde”, y la solidaridad con la que su papá lo educó, hoy es un proyecto que reúne el compromiso de unas 200 mil personas, que es lo que suma entre sus seguidores que tiene en Instagram y TikTok. Son ellos los que le permiten hacer realidad la vocación de ayudar personas que lo necesitan.
Desde que arrancó, lleva hechas 78 campañas. Así consiguió ayudar a personas que no tenían acceso a agua potable, madres e hijos que dormían juntos y en un colchón muy desgastado, y niñas que nunca habían podido festejar su cumpleaños. Gracias a sus vídeos pudo conseguir colchones, hornos, bicicletas e incluso materiales para construir una casa. En algunas de sus campañas ha llegado a juntar hasta 118 mil pesos para ayudar a algunas familias.
@jorgitoodiaz01 Parte2. Maria estaba en la calle con su hijito Carlos ,hoy en día ya tienen su terreno y le entregamos una casilla para que tengo donde vivir 🙌❤️
♬ Ambient-style emotional piano - MoppySound
“Siempre quise ayudar, pero por no saber cómo hacerlo o por vergüenza, no lo hacía. Me di cuenta de que había mucho contenido en redes sociales, pero casi ninguna que aportara algo en la vida real”, explica Jorge, que vive con su mamá y sus tres hermanos en San Miguel de Tucumán, donde tienen una distribuidora de bebidas.
Mientras habla con LA NACIÓN, prepara un nuevo vídeo. Esta vez, Olga, una mujer de 52 años que vive a orillas de las vías de un tren que pasa por el barrio Villa 9 de Julio, en Tucumán, ubicado debajo de una autopista.
“A Jorge lo conocí a través de mi sobrina”, explica Olga, que vive en una casilla de madera. “Ella lo vio por TikTok y me dijo que probáramos mandarle un mensaje porque quizá me podía ayudar”, cuenta. Olga tiene tres hijos de 9, 13 y 17 años. Los más chicos van al colegio y la mayor suele quedarse con el más pequeño cuando su mamá sale a trabajar: vende limones en el centro de la ciudad.
Al compartir su historia en las redes, Jorge espera recibir cientos de mensajes de personas que tengan tantas ganas de “buscar soluciones” como él: “Yo quiero hacer algo para cambiar la situación de estas personas pero, sobre todo, quiero que las escuchen”, dice.
“Cuando era chico, mi papá siempre llegaba muy cansado, pero nunca dejaba de ayudar con lo que pudiera a los demás. No tenía mucho para ofrecer pero sí podía hacerlo aunque sea dando clases particulares a los vecinos del barrio lo hacía”, cuenta Jorge y sigue: “A veces éramos nosotros los que necesitábamos ayuda y no teníamos mucho para comer. Entonces él simplemente decía que no tenía hambre y comíamos nosotros”.
El trabajo de Jorge aparece en el contexto de una crisis habitacional muy grave en todo el país. En Argentina hay 5.687 barrios populares, como denominan a las villas y asentamientos, según datos del Ministerio de Desarrollo Social nacional. En ellos viven 1,2 millón de familias, es decir, unas 5.280.000 personas. En este tipo de barrios, la mayoría de sus habitantes no accede formalmente a la energía eléctrica, no tiene servicios de agua corriente y gas natural, ni tienen red de cloacas.
“Hace cinco años estoy viviendo así. Trato de darle de comer a mis hijos con la plata que gano en el día pero hay veces en las que nadie me compra limones y tengo que revolver en la basura para ver si encuentro algún alimento en buen estado”, cuenta Olga, que además explica que muchas veces sus vecinos la ayudan con algo de comida. En ocasiones ni los limones ni la basura ni los vecinos son suficientes: “Si un día no hay comida, a mis hijos les doy mate cocido. Así sobrevivimos”.
La campaña para ayudar a Olga tiene dos prioridades: que alguien le ofrezca a la familia un lugar para vivir o que alguna persona pueda donar una cocina a garrafa. Hoy preparan todas sus comidas sobre un fuego a leña que encienden afuera de la casilla. “Tener un hogar para mis hijos es algo soñado”, dice Olga.
@jorgitoodiaz01 Parte1 Esta es la historia de olga una señora de 52 años que estaba en la calle no tenía donde vivir con su hijito y hoy se la rebusco para conseguir un techo bajo una autopista. días sin comer y buscar de la basura .
♬ Piano melody for loved ones(1258931) - naopapa
Leonel tiene 22 años y una enfermedad genética llamada “piel de cristal”, lo que vuelve a su piel extremadamente frágil. Por su condición necesita bañarse con frecuencia para evitar que se reseque, quiebre e infecte la piel. Sin embargo, para él no es fácil hacerlo: su “baño” es una palangana en un cubículo que él mismo armó con bolsas de plástico y pedazos de pileta pelopincho. Ese “baño” está ubicado junto a la casilla en donde vive junto a su pareja. Cada vez que quiere bañarse, Leonel junta agua en una olla, la calienta y la lleva a ese cubículo.
Cuando una vecina le habló de un chico que hacía videos, pensó que “no perdía nada” con intentar enviarle un mensaje. Jorge le respondió y hoy Leonel, que es artista callejero, está esperando que terminen de construir su baño: “Es la primera vez que alguien me ayuda así y es algo más que bienvenido. Yo vivo el día a día, de lo que ganó cantando en la calle y para mí tener un baño es algo soñado”, dice.
@jorgitoodiaz01 Leo sufre de una emfermedad que no es común y nesecita de nuestras ayuda. Hoy visitamos a Leo para ayudarlo, Leo es un chico de 21 años que sufre de ictiosis (Conjunto de trastornos cutáneos caracterizados por la piel seca, escamosa o engrosada).
♬ Relaxing Japanese-style piano song inviting nostalgia - Akiko Akiyama
Los primeros videos que hizo Jorge fueron entrevistas a vendedores ambulantes. “Yo me acercaba y me ofrecía a charlar con ellos y publicitarlos sin nada a cambio”, recuerda. Luego comenzó con las donaciones y lo primero que logró reunir fue una silla de ruedas para un hombre mayor que no podía caminar. “A medida que aumentaban los videos y las donaciones se me hacía más difícil cargar con todo. Por eso llevo un carrito pero no es suficiente y mis seguidores se empezaron a ofrecer para ayudarme transportar lo que recibimos”.
“Yo grabo a las personas y les explico que lo hago de corazón, pero que no les puedo prometer nada porque no tengo con qué y que la ayuda que tendrán dependerá de la gente que vea y se comprometa con su historia”, explica.
Hoy Jorge se dedica por completo a contar estas historias mientras vive de lo que gana trabajando en el almacén de bebidas de su familia. “Mi papá siempre nos enseñó a ayudar. Hoy siento que le devuelvo a la sociedad un poco de lo que me dieron a mí”, indica.
Más información
- Si querés ayudar o colaborar con alguna de sus campañas, podés comunicarte con Jorge a través de sus cuentas de Instagram y TikTok.
- Techo es una organización social que busca acercar a las familias a una vivienda digna para dar respuesta al déficit habitacional originado por la situación de pobreza o por causa de desastres naturales que afectan a miles de personas. Si te interesa ayudar, podés hacerlo como voluntario o a través de donaciones entrando a su web.