“Tengo un hijo con altas capacidad intelectuales, ¿qué hago?”: lo que hay que saber a la hora de hablar con la escuela y dónde asesorarse
La sospecha o confirmación de que una niña o niño tiene altas capacidades intelectuales genera muchos interrogantes en los padres; estas son algunas de las principales recomendaciones de los especialistas
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Con cada comienzo de clases, son un sinfín las preocupaciones que se desatan en las familias argentinas: desde organizar los horarios de la nueva rutina, hasta asegurarse de que las chicas y los chicos cuenten con todo lo que necesitan para el esperado primer día. Incluso, para muchas mamás y papás, esta época del año implica un estrés adicional: lograr que en las aulas se respeten las necesidades educativas específicas de sus hijas e hijos. Ese es el caso −entre muchísimas otras realidades− de los que tienen altas capacidades intelectuales (ACI).
Bullying, angustia, bajo rendimiento, falta de identificación con sus pares y desmotivación son algunos de los problemas que la falta de un abordaje específico provoca en las niñas, niños y adolescentes con ACI: son las potencialidades excepcionales en una o varias funciones cognitivas o áreas del conocimiento. En nuestro país no existen estadísticas oficiales, pero a nivel internacional se calcula que un 2,14% de la población las posee. Algunas organizaciones incluyen también dentro de las ACI a los talentos especiales (se los puede tener, por ejemplo, para la matemática o lingüística), que abarcan a entre un 15 y 18% de las personas.
Uno de los mitos más frecuentes es que las niñas y los niños con ACI pueden arreglárselas sin problemas en la escuela, pero esto no es así. “Aprenden de una forma diferente y necesitan un abordaje específico. Cuando eso no sucede, es común que experimenten desmotivación, desgano o soledad, lo que puede llevarlos a no desarrollar los hábitos de estudio y esfuerzo necesarios para la etapa educativa”, sostiene Laura Diz, presidenta de la Asociación Altas Capacidades Argentina.
“¿Y ahora qué hacemos?”
“¿Y ahora qué hacemos?”, “¿qué podemos pedirle a la escuela?”, “¿tenemos que exigir sí o sí que lo adelanten de grado?”, son algunas de las preguntas más frecuentes que suelen dispararse en madres y padres ante la sospecha o confirmación de que su hija o hijo tiene ACI.
Estas son algunas recomendaciones de especialistas:
- Realizar una evaluación diagnóstica integral: Mariela Panzeri, directora del Centro para el Desarrollo del Alto Potencial (Cedalp) y delegada de la Federación Iberoamericana de Superdotación y Talento, considera muy importante que los padres sepan “dónde están parados y puedan entender qué necesidades tiene su hijo”. Para esto, resulta fundamental una evaluación diagnóstica que no solo les permita determinar si el chico o la chica tienen ACI, sino “cuáles son las mejores estrategias de intervención para ese niño en la escuela y en ese momento particular de su desarrollo”. Diz y Panzeri sugieren que es clave acudir a profesionales capacitados en la temática (las asociaciones cuentan con listados). “Se necesita hacer una evaluación del perfil neurocognitivo integral, donde no sólo se vean el aspecto creativo, el emocional, el social y todos los recursos del niño a la hora de relacionarse con pares, porque todo eso va a determinar cuál será la mejor estrategia a utilizar en la escuela en función de sus necesidades”, reflexiona Panzeri.
- Hablar con la escuela: Una vez que se realizó ese proceso de evaluación diagnóstica integral, las madres y los padres deben solicitar una reunión con el equipo escolar. Diz explica que puede pasar que la institución “colabore o lo niegue”. Eso, lamentablemente, todavía depende de cada escuela (a pesar de que es un derecho fundamental), como sucede aún en muchísimos casos en lo que refiere a la inclusión. “En general, hay algunas escuelas que preparan un proyecto pedagógico individual para ese ciclo escolar, incluyendo por ejemplo qué adaptaciones y ampliaciones curriculares se necesitan o si habrá otro tipo de cuestiones a trabajar, tanto dentro como fuera del aula. A eso aspiramos, pero a veces no sucede”, se lamenta Panzeri. Diz subraya: “Hay que trabajar en la inclusión en general de todas las chicas y los chicos con ACI en el aula, para que esa diversidad pueda acompañar al resto de las diversidades. Es decir, ir formando equipos para que podamos trabajar y aceptarnos como somos, eso sería lo ideal”.
- Entender que cada caso requiere de un abordaje específico: Atender las necesidades de las chicas y los chicos con ACI dentro del aula, es como confeccionarles un traje a medida. Panzeri señala que en general aprenden en forma mucho más rápida y profunda, contando con una diversidad de intereses y un vocabulario mayor al promedio: “Tienen necesidades distintas: logran interrelacionar conceptos con mucha facilidad, tienen una memoria más vasta y eso genera que el ritmo de las clases les resulten demasiado lento. Para ellos, tener que repetir una y otra vez lo que ya aprendieron es como una tortura”. Los problemas que esto trae se traducen en dos grandes extremos: por un lado, los chicos que empiezan a llamar la atención para mostrar lo que saben, a portarse mal y ser avasallantes en sus respuestas. Por el otro, los que se sienten distintos a sus pares y deciden mimetizarse con ellos, ocultando lo que saben. Diz remarca que: “La escuela puede abrir las puertas para que se puedan pensar otros caminos para sean atendidos en sus necesidades. Por ejemplo, no es que hay que darles más contenidos, sino entender que ellos piensan o razonan distinto”.
- Tener en cuenta que no siempre adelantar de grado es la solución: Si bien todas las chicas y los chicos con ACI requieren de intervenciones particulares, en no todos los casos deben ser adelantados de grados o necesitarán los mismos abordajes. “A un niño le podemos hacer un daño adelantándolo de grado mientras que para otro es un beneficio enorme, por eso es tan importante el diagnóstico integral, porque hay un montón de variables a medir a la hora de sugerir un adelantamiento de año − explica Panzeri− Si tomamos solamente la evaluación de coeficiente intelectual y da alto, eso nos da una información vacía respecto a los recursos en un sentido amplio, como la tolerancia a la frustración, cómo se logra interrelacionar con los demás, cómo es su sensibilidad, cómo gestiona los conflictos, cómo está su motricidad, entre otros”. La especialista sostiene que muchas de las dificultades de estos chicos parten de lo que se conoce como “síndrome de disincronía”: la diferencia entre la edad cronológica y su madurez cognitiva y emocional: “Esto forma parte de su desarrollo heterogéneo y normal, pero tiene un impacto en su vida de relación. Ahí es esencial ponderar qué está sucediendo con cada niño”.
- Reclamar si no hay respuestas por parte de las instituciones: ¿Qué pasa si la escuela no responde una vez que la familia se presenta con el diagnóstico integral del niño o niña? Diz explica que desde la asociación que preside sugieren que cuando se lleva el informe del profesional, se lo acompañe de una nota. “Nosotros facilitamos estas notas proforma que la familia puede acomodar, donde queda asentado este paso de llevar el informe y se propone que en un plazo de diez días la escuela se reúna con la familia para hablar de este tema”, cuenta Diz. Si esto no sucede, desde la asociación se sugiere presentar una segunda nota dirigida también a las áreas de supervisión e inspección, “no para presionar a la escuela sino para informar que hay un estudiante con necesidades especificas que requiere ser acompañado”. En general, Diz dice que en esta etapa hay respuesta y si no, desde la asociación cuentan con asesoría legal gratuita. Los pasos siguientes son acudir a las autoridades jurisdiccionales y regionales. “Las notas sirven para dejar plasmado el proceso de las familias y poder escalar después si es necesario”, agrega.
- Conocer la legislación: Si bien desde las organizaciones que trabajan en la temática destacan que en los últimos años hubo avances en dar respuestas a estas chicas y chicos, todavía queda un largo camino por recorrer. Conocer cuáles son las leyes que amparan los derechos de los chicos con ACI es clave.
Más información:
Estas son algunas de las organizaciones que acompañan a niñas, niños y adolescentes con ACI y sus familias, brindando orientación, asesoramiento y contención.
Próximas actividades:
- Encuentro gratuito para madres y padres: El jueves 17 de marzo a las 19 la Asociación Altas Capacidades Argentina realizará, por Zoom, un encuentro abierto a la comunidad llamado “Altas capacidades: todo lo que tenés que saber”. El objetivo es dar respuesta a todas las dudas de las familias. En el Instagram y el Facebook de la asociación está el link para inscribirse de forma gratuita. Se le dará prioridad a las familias nuevas.
- Primer Congreso Argentino de Altas Capacidades: organizado por la Asociación Altas Capacidades Argentina tendrá lugar en octubre en la Argentina y contará con destacados disertantes a nivel internacional. Estará destinado a profesionales de la educación, a las familias y a la sociedad en general. En las redes (Twitter, Facebook e Instagram) de la asociación se puede encontrar más información.