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Son las 11:30 de la mañana y veinte chicos – hombres y mujeres - corren detrás de la pelota en una cancha de tierra y polvo, durante el recreo de la escuela de La Firmeza.
Cuando terminan, se ponen las camperas porque es invierno y la temperatura de hoy es de 8 grados.
El problema es que la escuela no solo no tiene calefacción sino que desde hace un año se rompieron los paneles solares y tampoco tienen luz eléctrica. Por eso, la única opción para no estar a oscuras en las aulas es abrir las puertas y las ventanas, y morirse de frío.
"Cuando teníamos luz, cerrábamos el grado y se mantenía caliente. Ahora tenemos que tener todo abierto porque está todo oscuro. Y cuando hace frío, hay que bancársela. Este año ha hecho muy mucho frío. Lo mínimo que hace son 0 grados", cuenta César Oscar Córdoba, uno de los docentes que todos los días tiene que hacer un viaje en moto de una hora desde Monte Quemado, como el resto del personal.
En estos lugares aislados, cuando se rompe un artefacto complejo como un panel solar, difícilmente alguien se ocupe de arreglarlo. Los vecinos se quejan de que ni siquiera consiguen que la inspectora vaya a ver la escuela.
"No se ve bien el pizarrón", dice Natalia Vera, alumna de 7mo grado de esta escuela que tiene 54 alumnos, entre jardín y primaria.
Su directora, Sunilda Romero, cuenta que la mayoría de los padres de los alumnos trabajan en la madera y el carbón y que en lo últimos años ve una mejora en la calidad de vida del pueblo. "No hay casos de desnutrición. La mentalidad de la gente fue cambiando. Antes los chicos no estaban arreglados y ahora están todos presentables. Para nosotros eso es bueno", cuenta.
Gracias a la ayuda de los padres, la escuela pudo ir creciendo en los últimos años: se abrió el jardín, se cambió el techo porque estaban en mal estado y se hicieron los baños. "No tenemos agua corriente pero usamos un reservorio que lo vienen a cargar desde la municipalidad. Y sino se carga solo en la época de lluvia", cuenta Romero.
El horario de clases es de 8 a 12:15, y los alumnos desayunan y almuerzan en la escuela. El menú de hoy es guiso de verduras con fideos.
En el aula de 5to, 6to y 7mo grado hoy tuvieron clases de Lengua y Matemáticas. Son 17 los alumnos que llegan desde hasta 10 kilómetros de distancias para aprender. Cristian quiere ser policía y Florencia maestra jardinera.
"Tampoco hay mucho para elegir: maestro, maestra jardinera, maestro especial, profesorado de historia y policía", enumera Córdoba.
Fredy Oscar Maldonado, presidente de la Cooperadora Escolar de La Firmeza, tiene a una de sus hijas cursando 7mo grado y no sabe cómo va a hacer el año que viene para que pueda seguir estudiando. "A nosotros lo único que nos interesa es el futuro de nuestro hijos. Por eso queremos mejorar la escuela y que abra el secundario para que los chicos no se tengan que ir", concluye.
Cómo ayudar
Las personas que quieran a colaborar para que la escuela pueda tener luz, mejorar el techo y el baño, pueden comunicarse con Sunilda Romero, la directora, al 0384-1669321.