Patricia Carrascal es productora audiovisual y junto a su marido se convirtieron hace once años en papás por adopción de Sol, que llegó a sus vidas cuando tenía seis meses; acaba de estrenar un documental que busca derribar estereotipos e indagar en el sentido profundo de esa forma de ser familia
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Durante casi cuatro años, había anhelado ese llamado. Tres años y once meses, para ser más exactos. Cuando el teléfono finalmente sonó, la tomó completamente desprevenida: estaba en la depiladora, porque al día siguiente se iba de vacaciones. Del otro lado, una voz desconocida le dijo que el juez necesitaba verlos. Patricia Carrascal tenía entonces 41 años y junto a su marido, Juan Manuel López, suspendieron el viaje programado. Al día siguiente, les propusieron convertirse en papás de Sol, una beba de seis meses.
“Es algo muy profundo lo que sentí, difícil de explicar: desde el momento en que nos anotamos para adoptar, tenía el convencimiento de que alguien me estaba esperando. Tardará más o tardará menos, y sabiendo también que a lo mejor no sucedía nunca, porque el Estado no garantiza el derecho de ser madres o padres, sino que son los chicos los que tienen el derecho a crecer en una familia”, dice Patricia Carrascal (52).
A partir del día en que conocieron a Sol, empezó para los tres esa aventura que siempre implica ser familia: en ese caso, por adopción. Patricia, que es productora audiovisual, pronto se dio cuenta de que la desinformación vinculada a la temática, era enorme. Sentía que había que sacudir estereotipos y derribar mitos de larga data, como que en la Argentina es imposible adoptar, que hay un solo tipo de familia, que adoptar a chicos “más grandes” no es una opción viable y que todo es color de rosas o una odisea sin fin.
Para ayudar a deconstruir esas miradas y bucear en el sentido profundo de lo que implica formar una familia de esta manera, durante cuatro años trabajó en un proyecto que acaba de ver la luz: el documental “El día que nos conocimos”, que Patricia codirigió junto a Camilo Antolini. Se estrenará este domingo, a las 20, en el Centro Cultural San Martín (la entrada es gratuita, con inscripción previa y cupo limitado), y a partir del año que viene estará disponible en Direct TV.
Lejos del romanticismo con el que generalmente se aborda esta temática, se cuenta, en la voz de sus protagonistas, cinco historias de familias diversas, pero con un eje en común: todas pasaron por un encuentro que cambió sus vidas, y se eligieron como hijos o hijas, padres y madres. La de la pequeña Mía, una niña que llevaba casi dos años viviendo en un hospital, y Pablo, un hombre que tuvo que enfrentar sus propios prejuicios respecto a la supuesta incompatibilidad entre ser soltero y gay, y su sueño de ser papá. La de Paola y Diego, una pareja que adoptó a tres hermanos varones que llevaban mucho tiempo viviendo en un hogar. La de Alejandra y Santiago, un preadolescente de 13 años que venía de una vinculación fallida. La de Fernando, su esposa Griselda y Caro, una niña que en la primera salida alertó a la mujer: “Mirá que yo ya tuve otras mamás”. Y la de María, que fue adoptada cuando era una beba y de adulta decidió indagar en sus orígenes para completar el rompecabezas de su identidad.
Construir el vínculo
La historia de la familia de Patricia empezó como la de muchas otras. Ella y Juan Manuel querían ser papás y, cuando vieron que el embarazo no llegaba, se enfrascaron en una batería de tratamientos médicos. “Es una vorágine que te devora y que es bastante más pesada que el proceso de adopción, aunque parece que es al revés. En un momento dijimos: ¿por qué no empezar a pensar en adoptar?”, recuerda Patricia, y enseguida aclara que no fue un plan B, sino una opción tan válida como cualquiera.
Era 2007 y en ese momento la Argentina no contaba con un registro único y centralizado de postulantes a guarda adoptiva, y el proceso era mucho más complejo que hoy: había que inscribirse en cada provincia, hacer una carpeta con la ayuda de una organización social y empezar así el derrotero burocrático. Al principio, Patricia y Juan Manuel se inscribieron para un solo hijo o hija que fuese pequeño y, con el tiempo, cuando fueron conociendo la realidad de las chicas y los chicos que esperan una familia, empezaron a ampliar esa disponibilidad a grupos de hermanos y niños “más grandes”, una expresión que a Patricia no le convence: “Porque no dejan de ser niños”.
Hoy Sol tiene 11 años y está en quinto grado. Patricia describe así su primer encuentro: “Fue una bomba, un shock, pero fue lo más lindo del mundo. El día más feliz de nuestras vidas”. Cuando la niña le preguntó si había nacido de su panza, Patricia le dijo que no, y le fue contando su historia a medida que ella fue preguntando: “Yo siempre le digo: ‘Nosotros te adoptamos a vos y vos nos adoptaste a nosotros’. Es parte de nuestra historia y somos una familia diversa como tantas”.
Trabajar el vínculo, construirlo con paciencia y dedicación desde el primer día, sin dejarse vencer por los traspiés, es para Patricia el gran desafío de la adopción; y, en definitiva, de cualquier relación humana. “Ser familia por adopción es ser una familia igual que el resto. Ahora, ¿tiene otros condimentos? Sí, claro. Por ejemplo, el de que tenés que pensar antes cuál es tu disponibilidad, para que después no ocurran las llamadas “devoluciones”; el entender que el otro que viene trae una historia, pero que vos también tenés la tuya y lo que hay que trabajar es cómo ensamblarlas”, reflexiona la productora.
La frase “Mirá que yo tuve otras mamás”, que le dijo Caro a Griselda, resumía ese desafío: el vínculo no se construye de la noche a la mañana. “Hay que laburarlo”, explica Patricia. Y agrega: “Hay muchas familias biológicas que yo no las veo vinculadas en lo más mínimo y familias adoptivas que lo recontra están. Estoy convencida de que los vínculos por adopción son muy fuertes. Tal vez porque uno se tiene que plantear un montón de cosas antes de empezar a construirlos y eso hace que uno vaya realmente abierto al encuentro con el otro”.
“No soy mamá del corazón”
Hace unos días Patricia leyó un texto que le pareció genial. Lo compartió una mujer en el foro de la organización social Ser Familia por Adopción, y contaba cómo le exasperaba cuando alguien le decía que era “mamá del corazón”. Palabras más, palabras menos, ella respondía: “Yo no soy mamá de ningún órgano”. Ser madre por adopción, señala Patricia, es ser mamá como cualquier otra: 24 horas, los 7 días de las semana, los 365 del año. Al igual que ese, son muchos los preconceptos o creencias equivocadas respecto a la adopción que perduran en la sociedad.
“Esas cosas pertenecen a un imaginario que se refleja en el lenguaje. Se dicen cosas que no están bien, que hay que recalcular”, detalla Patricia. ¿Otros ejemplos? Que la adopción es “un acto de amor”, lo cual aclara que por supuesto tiene que estar, pero que no alcanza: “Aparte tenés que tener aceptación, entender que habrá idas y vueltas, retrocesos y avances, como en cualquier vínculo”, explica la productora. Que es un “acto de caridad”: “La adopción tiene que estar centrada en lo que necesita la niña, niño o adolescente, no en lo que necesitás vos para tu ego”, subraya. Frases como “¡qué suerte que tuvo tu hija!”, “ay, ¡pero es linda!” o “no parece adoptada”, también hacen ruido por todos lados. “La verdad es que todos tuvimos suerte, porque nos encontramos y formamos una familia hermosa. Pero creo que ningún chico debería pasar por una situación de vulneración de derechos”, señala.
El temor a que la familia biológica reclame al niño o la niña, es posiblemente uno de los mitos que más se escuchan. “La realidad es que si los procesos son claros y legales, no pasa nada. O sea, no hay opción de que vengan a reclamarte”, resume Patricia. Dice, además, que ella ese miedo no lo tuvo nunca. “A mí me parece que es una parte importante de la historia de mi hija y se la tengo que respetar. En ese sentido, tengo más para agradecer que para tener miedo. No conozco a quienes fueron los progenitores de Sol, pero lo único que tengo es agradecimiento y siempre se lo digo a ella”, cuenta Patricia. Dice que si algún día su hija quiere bucear en su historia, ella y Juan Manuel la van a acompañar. Eso, asegura, es parte de la aceptación de lo que implica ser familia por adopción.
Por otro lado, por más que se dieron grandes avances en los últimos años, Patricia subraya que el sistema de la adopción en la Argentina sigue teniendo grandes desafíos. El tiempo que muchas chicas y chicos pasan institucionalizados en los hogares, es uno de ellos. “Estoy convencida de que no hay un seguimiento como debería haber de cada uno, para poder resolver su situación en el tiempo que dice la ley. Según cifras de Doncel, en el 79% de los casos, esos tiempos no se cumplen”, advierte.
Sobre las historias de la familias que se cuentan en el documental y todas las que se conforman por medio de la adopción, Patricia concluye que es clave entender que esas hijas e hijos, “tienen siempre una herida”. “Tenemos que saber que es así, conocer cuáles son las herramientas para reparar y cómo usarlas. Por eso me parece que es importante informarse. Pero es una forma de ser familia no solo absolutamente posible, sino maravillosa”.
Más información:
- “El día que nos conocimos”: Realización integral y dirección: Patricia Carrascal. Dirección creativa: Camilo Antolini. Producción ejecutiva: Laura Eliosoff. Guión: Liliana Escliar. Director de fotografía: Martín Irigoyen. Función abierta al público: 5 de diciembre a las 20 hs en el Centro Cultural San Martín. El proyecto contó con el apoyo de 100 Bares, el INCAA, Fundación Itaú y Fundación Banco Ciudad.
- La adopción es una institución que nació para garantizar el derecho fundamental de todas las niñas, niños y adolescentes a vivir en una familia. Por parte de los adultos, implica el deseo profundo de ahijar y el poder asumir una enorme responsabilidad, que es para toda la vida. En el especial Quiero una familia de LA NACION podes encontrar desde preguntas frecuentes y los pasos a seguir si estás interesado en inscribirte en un registro de postulantes a guarda adoptiva, hasta las convocatorias públicas que actualmente se encuentran abiertas para niñas, niños y adolescentes de todo el país que esperan tener una familia. Además, en la web de la Dnrua hay una guía sobre la adopción en la Argentina, servicios en línea y se realizan charlas informativas de forma mensual. Por otro lado, en este link podés conocer el listado de los registros de cada jurisdicción para saber cuál es el que te corresponde.