Celeste Vázquez tiene 33 años y dos hijos de 13 y 4 que viven con ella en Glew. Como sucede con la mayoría de las madres solteras, debió sacrificar mucho para mantenerlos y, en el camino, dejó atrás sus aspiraciones personales. Quedó embarazada a los 20, sin terminar el secundario y renunció a su sueño de estudiar Dermatología para poder sostener la economía de la casa. Durante mucho tiempo, vivió en base a un solo objetivo: la felicidad de sus hijos. Cuando en 2017 la despidieron de su empleo, tocó fondo. Por primera vez, se dio cuenta de que estaba "estancada". Creyó que ya no podría realizarse profesionalmente por su condición de jefa de hogar, hasta que en febrero del 2019 quedó seleccionada para hacer un curso intensivo y gratuito de peluquería, auspiciado por Fundación L'Oreal. "Descubrí una pasión y volví a confiar en mí. Pude crecer como mujer y como profesional y entendí que no existe hijo feliz sin una madre feliz", asegura.
Celeste formaba parte del 51% de las mujeres argentinas que no logran ingresar al mercado laboral y del 60% de los hogares monoparentales que tienen una jefatura femenina (EPH). Se enteró del programa Belleza por un Futuro gracias a su participación en la organización Mariposas que trabaja con víctimas de violencia de género. "Una de las trabajadoras sociales nos contó que seleccionaban mujeres que quisieran participar en cursos de maquillaje o de peluquería gratis y sentí que esa era mi oportunidad. Siempre me había gustado la peluquería pero me autoboicoteaba, tenía mucho miedo y tampoco tenía la plata para aprenderlo", cuenta. Fue entonces que, el último día hábil de inscripción, tomó coraje y se dirigió a la sede de Adrogué para anotarse. A las pocas semanas, la llamaron para entrevistarla y finalmente, en marzo la convocaron para iniciar el curso de peluquería en Claypole, dictado por especialistas ad honorem y de nueve meses de duración: "Me puse contenta pero a la vez no sabía en qué me había metido".
No existe hijo feliz sin una madre feliz.
El programa Belleza por un Futuro inició a fines del 2016 con el objetivo de generar empleo a través de peluquería y maquillaje para mujeres en situación de vulnerabilidad social o desempleo. Desde entonces, ya hay 1200 egresadas de las cuales el 80% continúa trabajando y el 60% logró insertarse dentro de la industria. También, el 21% de ellas son jefas de hogar ya que el empleo permite una amplia flexibilidad por ser oficios que pueden desempeñarse tanto en el hogar, como en el domicilio del cliente, en un salón de peluquería o en centros de belleza. Además de la capacitación en empleo a sus estudiantes, se les enseña, en colaboración con la Fundación Pescar, sobre competencias socioemocionales. "Fue un proceso hermoso en lo profesional y en lo humano. Hablábamos sobre estereotipos de belleza, diversidad de género, violencia hacia la mujer, finanzas, presentación de productos, cómo armar un cv, entre otras cosas. Nos dieron todas las herramientas para que pudiéramos plantarnos y marcar una diferencia del resto", explica Celeste.
El 21% de las egresadas son jefas de hogar ya que tanto la peluquería como el maquillaje profesional permiten una amplia flexibilidad laboral.
También la egresada en peluquería destaca la importancia de realizar este curso de manera grupal: "Entre nosotras había mucho compañerismo y contención". En lo que respecta a las mamás del grupo, Celeste cree que para ellas fue un "renacer". "La madre se sacrifica, trabaja y camina por una línea super recta, pero se olvida de ella misma- reflexiona- Siento que por fin les estoy dejando un buen ejemplo a mis hijos". Aún es más, el último día del curso, se animó a hacer algo que ya veía como imposible a su edad: se anotó en el CBC de la Tecnicatura Universitaria en Cosmetología Facial y Corporal. "Hoy puedo con todo", concluye Celeste.
La madre se sacrifica, trabaja y camina por una línea super recta, pero se olvida de ella misma.
Por un proceso similar pasó Ana Laura Assade, de 38 años. Es separada y tiene un hijo con el que vive en la casa de sus padres. Se anotó en el curso de maquillaje sin saber "absolutamente nada" del mundo de la belleza y con poca confianza en sus habilidades: "Gracias a la paciencia y amor de los profesores pude pasar del 0 al 100 en conocimiento", reconoce. Al igual que a Celeste, los nueve meses de cursada le resultaron desafiantes e incluso, en algunas ocasiones, difíciles de sobrellevar: "A veces me sentía frustrada porque sentía que no iba a aprender y solo gracias a todo el apoyo que me brindaron pude salir de ese estado y valorarme como profesional".
En su caso, lo que más le sirvió para avanzar en su profesión, fue relacionar el maquillaje con su otra gran pasión: la matemática. "Suena raro, ya se- dice, entre risas- Pero si lo pensas bien, había mucho de proporciones y detrás de todo lo que uno hace, está siempre la perfección de los números". Hoy, ya egresada de Belleza por un Futuro, difunde su trabajo por redes sociales (@alassartemakeup), está pensando en armarse un taller de maquillaje y aspira a poder comprar su propio hogar: "Hace un año jamás me hubiese imaginado proyectar estas cosas pero ahora, cambió mi actitud frente a la vida", resume.
Hace un año jamás me hubiese imaginado proyectar pero ahora, cambió mi actitud frente a la vida.
Mariana Petrina, Gerenta de Comunicación y Sustentabilidad de L'Oreal, explica que gracias al seguimiento de dos años post egreso que realizan, lograron verificar que después de cursar muchas egresadas siguen estudiando y perfeccionándose o agregando nuevos conocimientos para generar un servicio más completo. También, considera que en cada egresada lograron generar "una oportunidad de vida" y sólo espera que para el año entrante, puedan llegar a su objetivo de generar 1500 puestos de empleo.
Para más información, comunicarse con: pescar@pescar.org.ar.