Son dos hermanos y buscan una familia “afectuosa”, que los cuide y acompañe
Hace seis años que Marcos y Camila esperan en un hogar a que este deseo de ser adoptados se concrete; primero junto a otros cinco hermanos y, actualmente, solo ellos dos
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¿Cómo lograr que un deseo se cumpla? ¿Será que no alcanza con haberlo pedido en tantos cumpleaños o en cartitas a los Reyes Magos? No importa el tiempo que pase, Marcos (13 años) y Camila (12) no pierden las esperanzas de encontrar una familia “afectuosa” que les brinde “atención y dedicación”. Y así, con todas las palabras, lo expresan cada vez que pueden. Hace seis años que esperan concretar ese sueño; primero, fue junto a otros cinco hermanos, y actualmente, solo los involucra a ellos dos.
Marcos es alegre, y quienes están con él en el hogar de la ciudad de Buenos Aires (CABA) donde vive con su hermana, destacan su imaginación y creatividad. A Camila la definen como una chica cariñosa, carismática y curiosa. Ambos, Marcos y Camila −sus nombres fueron cambiados para preservar su identidad−, son muy unidos, por eso se imaginan los dos juntos viviendo en una nueva familia.
En este largo camino de espera, tuvieron que ir amoldando sus expectativas. Eran un grupo de siete hermanos a quienes se les declaró la adoptabilidad en 2015. Ante la imposibilidad de encontrar una familia que los adoptara a todos –y dado que tres de los hermanos ya cumplieron la mayoría de edad y uno falleció–, desde 2018 se buscó una familia para Marcos, Camila y Julián (17). Pero se agotaron todas las instancias de búsqueda para los tres: primero, en los legajos admitidos en la ciudad de Buenos Aires; luego, en la Red Federal, y por último, a través de una convocatoria pública. En 2020, como último recurso, el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil N° 4 lanzó una nueva convocatoria para buscar una familia para Marcos y Camila juntos, y otra para Julián, de manera individual.
En los casos en que ningún registro del país da respuesta positiva para la búsqueda de postulantes para un niño, niña, adolescente o un grupo de hermanos en situación de adoptabilidad, las convocatorias públicas son la última instancia para restituir su derecho a vivir en familia. Pueden postularse tanto personas que estén inscriptas en algún registro, como aquellas que no lo estén pero deseen ahijar a los niños que esperan.
Una realidad dolorosa explica por qué muchos de los chicos que esperan son preadolescentes o adolescentes: la disponibilidad adoptiva de la gran mayoría de los postulantes admitidos en los registros no se corresponde a las características “reales” de las niñas, niños y adolescentes que esperan. Solo el 4% de los legajos se encuentra disponible para mayores de 11 años, como Marcos y Camila.
¿Qué les gusta?
“Me gusta escuchar música y jugar al aire libre con amigos. También los videojuegos”, cuenta Marcos. Quienes lo conocen marcan que una de sus virtudes es que no tiene problema para manifestar lo que desea. A Camila le gusta pintar, bailar y jugar al aire libre. “Me encanta salir de paseo”, dice la adolescente. Prefiere estar acompañada y, frecuentemente, pide la compañía de adultos, buscando espacios para la reflexión y diálogo. Los dos tienen referentes afectivos con los que llevan una relación muy cariñosa.
En cuanto al desempeño escolar, a ambos les va muy bien en el colegio. Marcos asiste a 1er año de la escuela secundaria, tiene un buen desempeño y responsable. Camila va a 7° grado de la escuela primaria. Quienes la acompañan cuentan que hace la tarea con entusiasmo y que, cuando lo necesita, busca colaboración en actividades concretas.
En la Ciudad, durante 2020 se trabajó en la búsqueda de familias para 190 niños, niñas y adolescentes. “Aún contando con más de 680 legajos admitidos en el Registro Único de Aspirantes a Guarda con fines Adoptivos (RUAGA), finalizamos el año sin poder dar respuesta a 81 de ellos”, detalla Itatí Canido, directora general de Gestión de Políticas y Programas del Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes del distrito. En este sentido, Canido explica que algunos números pueden ser reveladores: de esos niños en situación de adoptabilidad, solo el 20% tenía menos de 3 años, mientras que el 60% tenía 6 años y más. Y, a su vez, más del 50% conforma grupos de hermanos entre sí.
En el caso de Marcos y Camila, quienes se postulen deberán garantizar su vinculación con los hermanos que no participan del proyecto adoptivo, ya que tienen un vínculo muy afectuoso.
“Comprender esta realidad, comprender las características de los niños en situación de adoptabilidad, comprender la historia de dolor y abandono que han atravesado es primordial para toda persona que se piense ahijando a un niño, niña o adolescente a través de la adopción”, concluye Canido.
La convocatoria de Marcos y Camila finalizó el 17 de mayo. Podés conocer todas las que se encuentran abiertas actualmente ingresando a este link.
Preguntas frecuentes sobre adopción
¿Qué diferencia hay entre la vinculación, la guarda y la adopción definitiva?
Con el fin de iniciar la construcción del vínculo entre la niña, niño y adolescente y la familia seleccionada, se lleva a cabo una serie de encuentros, donde empezarán a conocerse. Esa es la etapa de vinculación que, una vez transitada y en caso de que la jueza o el juez así lo decida, dará inicio a la guarda con fines adoptivos, que no puede exceder los seis meses de duración. En ese plazo, los postulantes se encontrarán a cargo del cuidado y crianza. Luego de ese período, el juez interviniente inicia, de oficio o a pedido de los guardadores o del órgano de protección, el juicio de adopción, que otorga a la niña, niño y adolescente la condición de hijo.
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