Solidaridad: la audiencia de LA NACION ayuda a los chicos más pobres del país
Nasa y Cami se sienten un poco famosos. No terminan de asimilar el impacto que tuvo salir en el diario y no entienden cómo cientos de personas que no los conocen, los estén ayudando a vivir un poquito mejor.
Nasael Anaya – que con sus pestañas largas y su dulzura conmovió a todos - llegó por el fin de semana a su casa en el paraje de Lipetrén Chico y escuchó por la radio que contaban su historia: un nene que se dio su primera ducha caliente a los 7 años y que tiene que separarse de su familia para ir a una escuela albergue. "Me emocioné y me puse a llorar", contó al otro lado de la línea de teléfono, desde la línea sur de Río Negro.
A Camila Romero, en el paraje Piruaj Bajo del monte santiagueño, el hermano jesuita Rodrigo Castells le mostró en su celular las fotos de la nota que había salido publicada en el diario que contaba que no tenían ni luz, ni agua y que hacían sus necesidades en el monte. "Muchas gracias a todos", dijo Cami en un video que mandó de agradecimiento, rodeada de su familia. Ambos, van a poder cumplir su sueño de tener un baño de material en su casa, gracias a la solidaridad de la gente.
En septiembre, LA NACION lanzó Hambre de Futuro, un proyecto de investigación que consiste en viajar a las localidades más vulnerables del país, para poner en agenda la realidad de 8.000.000 de chicos que hoy son pobres en la Argentina, según un estudio del Observatorio de la Deuda Social Argentina. Ellos, tienen, al menos, uno de sus derechos vulnerados.
A lo largo de las notas publicadas desde el 30 de julio, se presentaron las problemáticas que viven los chicos y las familias en las comunidades más pobres de las regiones patagónica y el noroeste. En los próximos meses se mostrarán las del noreste, Cuyo y la región pampeana, en ese orden.
Gracias a Hambre de Futuro – proyecto que fue difundido en la versión papel, online y en LN+ - diferentes chicos pudieron contar, en primera persona, cómo es su día a día, con qué sueñan, a qué juegan, y qué quieren ser cuando sean grandes. Y además, plantear sus necesidades más urgentes.
La respuesta de la audiencia no se hizo esperar. Se sabe que los argentinos son solidarios, especialmente en tiempos de crisis. Cerca de 8.000.000 señalaron haber realizado alguna actividad voluntaria en el último año, según el último estudio realizado por la consultora Voices! El informe muestra que en 2018 se alcanzó un pico en la tasa de voluntariado del 27%, que solo fue superado en las últimas dos décadas por las mediciones cercanas a la crisis del 2001.
A esto se suma el fenómeno de la "solidaridad online" que crece a pasos agigantados. Y esto pudo verse en la respuesta a las notas. En el caso de Nasa, la convocatoria fue a donar plata para conseguir los $50.000 que hacían falta para que se pudieran construir un baño. En tan solo tres días, se consiguieron $70.000 para este fin.
Fueron 68 las personas que decidieron involucrarse y hacer su aporte. Una se conmovió tanto, que hasta hizo una donación extraordinaria de $50.000. Otros, se ofrecieron para apadrinar a Nasa en sus estudios porque querían ser parte de su futuro.
La semana que viene, Esmir, el papá de Nasa, va a estar comprando los materiales de construcción para empezar a levantar el baño con sus propias manos en la primavera.
En la Patagonia también se dio a conocer la historia de Angie Cheuquellán, una nena que quiere ser maestra en el paraje de Laguna Blanca pero le cuesta llegar a la escuela por problemas de distancia: vive a 20 kilómetros y los caminos son imposibles. Muchas personas se conmovieron con su realidad y quisieron donar útiles escolares a la escuela, ayudarla a que su familia pueda construir una casa en el pueblo y organizar un viaje para ir a conocerla.
En el caso de Camila Romero, ella vive en el medio del monte, en unas de las zonas más vulnerables de Santiago del Estero, la provincia con mayor pobreza infantil del país. Tiene 13 años y su sueño es ser veterinaria. El impacto de la situación de precariedad de la comunidad de Piruaj Bajo fue tan grande, que las personas extendieron su ayuda a otras familias necesitadas, además de los Romero.
En una semana, ya son $50.000 los recaudados para el baño de Camila. Y seguramente sean más. "Fueron impresionantes las repercusiones. Estoy pidiendo ayuda con los llamados porque no doy abasto", explica el hermano jesuita Rodrigo Castells, que trabaja en la Parroquia de San José de Boquerón y está canalizando la ayuda. Y agrega: "Hay muchas personas dispuestas y con ganas de colaborar. Emociona tanta solidaridad".
Un matrimonio de argentinos que vive en Australia, se juntó con un grupo de amigos para aportar soluciones para la comundad en comunicación, Internet y radio base desde allá. David, un argentino que vive en Puerto Rico, reunió a sus amigos a la distancia para colaborar con el mejoramiento de las condiciones de vida de las familias de Santiago del Estero. Incluso, llegaron algunas transferencias desde los Estados Unidos.
También estuvieron los que se anotaron como voluntarios, para donar su tiempo y saberes. Este es el caso de un médico de Santiago del Estero, se anotó para ir una vez por mes para realizar atención médica y colaborar en la donación de medicaciones. Otro ingeniero ofreció sus conocimientos para planificar la extracción de agua con pozos.
Otros quisieron ayudar con la construcción de cisternas no solo para los Romero sino también para otras dos familias vecinas. De esta forma, van a poder dejar de ir a todos los días a buscar el agua al canal más cercano.
A su vez, consiguieron varias sillas de ruedas: una para la bisabuela de Cami, que tiene 90 años y no puede caminar y otra especial para Milagros Montenegro, una chica con discapacidad, que fue donada por la ONG Cilsa.
Los más audaces, incluso, manifestaron sus ganas de ir a conocer la zona de San José de Boquerón y Piruaj Bajo, y a los Romero. "Lo primero que vamos a hacer es el baño que es lo que me pidió Ubaldina, la mamá de Camila", explica Castells.
Además de los aportes monetarios fueron muchos los que se sintieron movilizados por la falta de oportunidades de Cami y quisieron ser parte de su futuro: ya son varios los que se postularon como padrinos para que ella pueda terminar la secundaria y cumplir con su sueño de estudiar para veterinaria.
"Las donaciones de plata ayudan en lo inmediato. Pero seguramente aquí hay efectos que se van a ver en el largo plazo y eso es espectacular", dice Castells.