Mientras la cartera que encabeza Sandra Pettovello continúa depurando el universo de espacios que ofrecen soporte alimentario, hay centros que tuvieron dejar de ofrecer ayuda; “Es muy duro avisarles a los chicos que no pueden venir a comer”, relatan en un merendero de Tigre
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Cada tanto, cuando los números no le cierran, Luis Gómez recorre las fábricas del barrio. Golpea puertas y pide ayuda para el comedor que abrió hace 11 años en Loyola, un barrio popular de San Martín. Su espacio, llamado “Por los chicos”, asiste con merienda y cena a 40 familias sin que, hasta el momento, ningún funcionario del ministerio de Capital Humano se acercara a auditarlo y determinar si les habilita algún tipo de asistencia.
“Vendría muy bien recibir una mano del Estado nacional. Podría ampliar el cupo y darle comida a más familias”, se ilusiona Luis y enseguida cuenta que varios comedores vecinos cerraron en los últimos meses por falta de asistencia. “Las familias que se quedaron sin comedor vienen a pedirme si se pueden sumar. Me parte el alma, pero no puedo decirles que sí, no tendría qué darles”, agrega con impotencia.
“Se habla mucho de los comedores fantasma, pero poco de los que estamos haciendo las cosas bien sin que nos tengan en cuenta. Si los comedores cerramos, esta gente se queda sin comer y enseguida estarían tratando de reventar un supermercado”, alerta.
Hasta ahora, Luis resiste con la asistencia que recibe del municipio y con donaciones privadas. Para que la plata le rinda, todas las mañanas sale bien temprano para conseguir el mejor precio: compra pollo, carne y productos secos para llenar la olla con la que alimenta a 170 personas. “Cada tanto, también recibimos alguna ayuda del Banco de Alimentos”, explica.
Luis desconoce si debería hacer algún trámite para recibir la ayuda del Gobierno. “El municipio nos audita cada tanto y siempre tuvimos todo en regla. El año pasado, cada tanto, recibíamos algo de ayuda del Ministerio de Desarrollo Social de Nación. Pero de esta gestión, nada. Ya son seis meses así”, se desespera.
Al día de hoy, no hay estimaciones precisas acerca de cuántos comedores comunitarios funcionan de manera fehaciente en el país. Para recibir asistencia, deben cumplir una serie de requisitos, como informar cuántas raciones entregan y, fundamentalmente, estar inscripto en el Registro Nacional de Comedores.
Mientras avanza en la Justicia una denuncia del Ministerio de Capital Humano por el supuesto hallazgo de más de 1600 comedores “fantasma”, lo que sí se sabe es que ese ministerio asiste a 10.692 comedores o merenderos y que, en lo que va del año, lleva gastados 45.000 millones de pesos en dicha tarea, según aseguró, extraoficialmente, una fuente cercana a esa cartera. La misma fuente confió que Capital Humano recibe en forma permanente nuevos pedidos de comedores que buscan ser incorporados a la red que recibe asistencia estatal.
LA NACION intentó hablar con la ministra Sandra Pettovello o con algún funcionar del área, pero prefirieron no hacer declaraciones para esta nota. En ese contexto, se desconoce públicamente cuántos comedores como el de Luis funcionan sin ayuda de Nación.
“Cambiaron los formularios”
En el caso de Manos en Acción, una organización que brinda asistencia alimentaria en la localidad bonaerense de Manzanares, partido de Pilar, la espera comenzó en enero de este año cuando, desde Capital Humano, los contactaron para sumarlos al programa Alimentar, un sistema de transferencia de fondos que incorporó el nuevo gobierno mediante una tarjeta física o virtual para que los espacios compren alimentos. “Nos auditaron, nos pidieron documentación y ahí les perdimos el rastro durante meses, pese a escribirles todas las semanas”, recuerda Jimena Blasco, coordinadora de la organización.
“Ayer nos enteramos por un contacto que el problema fue que cambiaron los formularios y el tipo de documentación que piden. Así es que estamos armando todo para presentarlo otra vez. De no ser por ese contacto, no nos hubiéramos enterado de que los requisitos ahora son otros”, explica Blasco. “Se supone que la ayuda va a llegar, pero no sabemos cuándo”, agrega la mujer.
Manos en Acción nació hace trece años y nunca antes había recibido asistencia del Estado. Durante la semana, dos de sus tres centros ofrecen las cuatro comidas. Por ejemplo, por las noches, sirven la cena para 170 chicos y chicas. “A partir de la pandemia, generamos emprendimientos productivos que nos permiten pagar el 40% de nuestros costos. Para el resto dependemos de donaciones y eso, lógicamente, nos limita en la asistencia que podemos brindar”, explica Blasco.
Así y todo, explica, a partir del cierre de otros comedores en el barrio aumentaron lo máximo posible la población que atienden. “En nuestra organización brindamos talleres y actividades antes o después de la escuela. Hasta hace un tiempo, muchos de los chicos almorzaban en sus casas o en otros espacios. Ahora llegan con hambre porque no tienen en dónde comer”, explica.
En febrero de este año, un estudio del Observatorio de la Deuda Social de la UCA le puso cifras al impacto que tuvieron en el bolsillo de los argentinos las políticas socioeconómicas del actual Gobierno durante el primer mes y medio de gestión: la pobreza pasó del 49,5% en diciembre al 57,4% a fines de enero, el valor más alto en los últimos 20 años.
Pero el escenario social es más urgente en la niñez: según otro informe de ese mismo observatorio difundido en diciembre último, la indigencia entre las chicas y chicos de menos de 17 años es del 16,2% (escaló tres puntos porcentuales con respecto a 2022 y se ubica en el peor registro desde 2005), mientras que la pobreza en este segmento etario ascendió al 62,9% (subió 1,3 puntos porcentuales).
El desbalance entre el hambre y la asistencia estatal se confirma también en otro dato. Al cierre del primer cuatrimestre de este año, la cantidad de comedores e instituciones que se acercaron al Banco de Alimentos para sumarse a su red de beneficiarios triplicó la cifra del mismo período del año anterior: de 81 entre enero y abril de 2023, pasó a 267 durante el primer cuatrimestre del año.
“Actualmente trabajamos con 1.070 organizaciones sociales que dan de comer a personas con necesidades alimentarias, en su mayoría niños”, explica Fernando Uranga, director general de la institución que recibe donaciones de empresas y supermercados y las distribuye a muy bajo costo entre las entidades beneficiarias llegando, así, a más de 330.000 personas.
“¿Dónde vamos a comer?
Lorena Hernández es la coordinadora de los dos espacios que integran el Centro Popular de Desarrollo, una organización que brinda asistencia alimentaria y educativa a 190 niños, niñas y adolescentes en el barrio Las Tunas, en Tigre. El centro comenzó a funcionar en 2004 y mañana, por primera vez en su historia, no brindará ninguna de las cuatro comidas. El motivo: la falta de pago del programa Abordaje Comunitario, que depende de Capital Humano.
“Fue muy duro tener que decirles a los chicos y a sus familias que el único lugar que les aseguraba la alimentación no va a poder darles de comer. Nos genera mucha tristeza”, se sincera Hernández. “Los chicos nos preguntaban: ‘Si no podemos comer en nuestras casas y acá tampoco, ¿dónde vamos a comer?’. Es muy duro escuchar cosas así”, reconoce.
El Centro Popular de Desarrollo integra la Red de Apoyo Escolar, una asociación civil sin fines de lucro que se inició en 1988 y brinda asistencia alimentaria y educativa en villas de CABA y el Conurbano. La red está compuesta por 17 instituciones de las cuales 13 se encuentran afectadas por la falta de pago del programa. Su coordinadora, Margarita Zubizarreta, explica que vienen haciendo reclamos a Capital Humano pero que la única explicación que recibieron fue que los fondos están retenidos en el Ministerio de Economía. LA NACION también consultó al Ministerio de Capital Humano por este tema, pero, al cierre de esta nota, no había obtenido respuesta.
“En más de 30 años de historia, esta es la primera vez que nos cortan el financiamiento. Tenemos deudas con nuestros proveedores. En total, sólo en nuestra red, son 3000 las personas que dejan de recibir alimentos”, explica la mujer, que sabe que otras organizaciones también se están viendo afectadas por la interrupción de este programa. “Estamos en red con otras redes como la nuestra y sabemos que el universo afectado es de 22.000 chicos”, alerta.
En Las Tunas, Lorena cuenta que los chicos prepararon carteles y los pegaron en el barrio con la esperanza de que los pagos se destraben y la comida vuelva a la mesa. “Es notable cómo, desde chicos, ya saben lo que es el hambre. Te dicen que da dolor de panza y de cabeza. Pero, como comedor, hoy fue nuestro último día”, concluye.
Más información
- El comedor Por los chicos recibe todo tipo de donaciones. Se puede colaborar a través de la caja de ahorros N° 541153/0 del Banco Provincia, a nombre de Luis Angel Gómez (CUIL 20-16876263-2; CBU 01400267 03509754115309).
- Para conocer más sobre la Red de Apoyo Escolar y conocer a las diferentes instituciones que la integran, podés acceder a través de su sitio web
- Para contactar a Manos en Acción, podés hacerlo a través de su página web o bien al teléfono +54 9 11 4053-0140
- En Banco de Alimentos de Buenos Aires (CABA y conurbano) podés sumarte como voluntario, hacer una donación de dinero como particular o sumarte como empresa, ya sea a través de la donación de alimentos, productos y servicios logísticos, dinero o tiempo que se transforma en ayuda. Más información haciendo click aquí.