Sebastián y Candela, dos hermanos que sueñan con tener una nueva familia
Tienen 14 y 11 años, cada día que pasa, saben que sus posibilidades de ser adoptados se achican, pero sus ganas están intactas; conocelos y ayudanos a visibilizar su búsqueda
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La pregunta es cada vez más frecuente: “¿Hay alguna noticia de la familia nueva?”. Es que Sebastián (14 años) y Candela (11) ya tienen edades para conocer su situación de cerca y estar atentos a cada movimiento relacionado con la posibilidad de ser adoptados. Los hermanos −cuyos nombres fueron cambiados en esta nota para preservar su identidad− no pierden las esperanzas de que esta vez aparezca un papá o una mamá o ambos, y que ese deseo que desde hace mucho tiempo vienen trabajando finalmente se concrete.
Sebastián es un adolescente sociable y conversador. Está feliz yendo de nuevo al colegio presencial y, a fines de septiembre, va a tener su primer cumpleaños de 15. Va a 2° año y dibuja animé muy bien, aunque por ahora le gusta más copiar que crear sus propias ilustraciones.
Su hermana, Candela, es risueña y va 6° grado de la escuela primaria, y aunque le cuesta un poco leer de corrido, cada día avanza en su autonomía escolar. Es muy amiguera y le encanta hablar. “Dónde tenés el botón de off”, le preguntan a la niña sus cuidadores, a modo de chiste. Destacan que es divertida, que colabora y que cuida mucho el ambiente familiar que construyó en el hogar.
Los dos son muy conversadores. En el caso de Sebastián, expresa bien sus sentimientos, pero cuando un tema se le pone en la cabeza, como todo adolescente, “te persigue hasta tener una respuesta”, comentan quienes lo conocen.
Con la flexibilidad de la pandemia, empezaron a disfrutar en esta parte del año de cosas como ir a cumpleaños o invitar amigos al hogar. También hacen deportes. Sebastián participa de actividades de destreza física y a Candela le gusta la gimnasia deportiva y artística.
Tuvieron una historia difícil, pero quienes están con ellos desde que son pequeños destacan que “son realmente divinos para armar familia porque tienen el deseo”.
La espera
Vienen de muchos años de idas y vueltas. Se trabajó mucho con la familia de origen pero no fue posible, y por diferentes circunstancias tuvieron que regresar hace cuatro años al hogar convivencial de la ciudad de Buenos Aires en el que ya habían vivido. Desde 2019 que tienen decretada la adoptabilidad, pero la espera continúa.
“Los vemos que hoy están realmente muy bien, han podido reflexionar sobre lo que vivieron y están deseosos de construir otra configuración de familia. Quieren tener nuevos papás”, destacan los referentes del hogar donde viven.
Cuando se declaró su adoptabilidad, los esfuerzos realizados para encontrarle familia a estos dos hermanos no han dado resultados positivos, tanto en las reiteradas búsquedas realizadas entre la base de postulantes admitidos en el Registro Único de Aspirantes a Guarda con fines Adoptivos (RUAGA), como en la Red Federal, y en diferentes instancias de convocatoria pública.
Con el propósito de garantizarles el derecho a crecer en una familiar, el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil N° 26 lanzó una nueva convocatoria pública, con la esperanza de que esta vez sea posible. Sebastián y Candela saben que cada día que pasa es una carrera contra el tiempo.
Cuando ningún registro del país obtiene un resultado positivo para la búsqueda de postulantes para un niño, niña, adolescente o un grupo de hermanos en situación de adoptabilidad, como pasó en este caso, las convocatorias públicas son la última instancia. Pueden postularse tanto personas que se encuentren inscriptas en algún registro como aquellas que no lo estén pero deseen ahijar a los niños que esperan.
Según datos del Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, la mitad de los niños que están en adopción pertenecen a grupos de hermanos y el 60% tienen 6 años y más, como Sebastián y Candela. Sin embargo, por ejemplo, si se mira la disponibilidad adoptiva de los 663 legajos admitidos en 2020 en CABA, 295 contemplaban hasta dos niños y niñas, y solo cuatro, hasta tres. Y en relación con las edades, el 85% de los postulantes responde afirmativamente para recibir un bebé, mientras que tan solo el 4% de los legajos se encuentran disponibles para niños mayores de 11 años.
Sebastián y Candela se tienen el uno a la otra. Por eso, la búsqueda es para ambos y se busca priorizar su lazo fraternal. Necesitan personas adultas que dispongan de flexibilidad, empatía y tengan una mirada singular, especial y amorosa de cuidado, ese que no tuvieron, brindándoles contención y escucha.
Son muy compañeros. Por eso, en el hogar destacan que estos hermanos están en una edad muy linda para entablar un vínculo desde el diálogo, porque saben poner muy bien en palabras lo que sienten y piensan. “El desafío de ahijar chicos grandes es poder construir una vida común en esas edades”, añaden y entusiasman.
Si pensás que sos la persona o pareja que Sebastián y Candela necesitan, contactate: convocatoriaspublicas@buenosaires.gob.ar, poniendo el número de Ref 0063. Vigencia hasta el 10 de octubre de 2021.
Más información
Quiero adoptar:
- En el especial Quiero una familia de LA NACION también pueden encontrarse convocatorias abiertas para niñas, niños y adolescentes de todo el país que esperan tener una familia. Además, en la web de la Dnrua hay una guía sobre la adopción en la Argentina, servicios en línea y se realizan charlas informativas de forma mensual.
Quiero ser cuidador familiar:
- El Registro de Cuidadores Familiares es una experiencia que se orienta a cubrir la necesidad de contar con figuras de cuidado para niñas, niños y adolescentes de 10 a 17 años alojados en instituciones y para quienes la figura de adopción no resulta una alternativa posible, ya sea porque no se han encontrado postulantes en el Registro Central de Aspirantes a Guardas con Fines de Adopción, porque no brindan su consentimiento subjetivo para ser adoptados, o bien porque la adopción no resulta ser para ellos la figura adecuada. Se convoca a personas que residan en la provincia de Buenos Aires dispuestas a prepararse para asumir el cuidado estable y sostenido (con o sin convivencia familiar) de estas infancias y así poder acompañarlas en sus trayectorias hasta que puedan tener una vida autónoma. Por ahora, esta experiencia, que comenzó en el Juzgado de Familia Nº 2 de San Miguel, se extendió a los Juzgados de Familia Nº 5 de Mar del Plata, Nº 1 de Tigre y Nº 5 de La Plata. Más info: cuidadoresfamiliares@pjba.gov.ar