Rincones olvidados: los que llevan salud a donde nadie llega
Mundo Sano y Médicos del Mundo van al territorio para atacar enfermedades como el Chagas y la tuberculosis
Termina de hacer la cama y se siente agitada como si hubiera corrido una carrera. Cierra los ojos y cuando los abre no sabe dónde está, el mareo la desconcierta. Por unos segundos, Carmen Quispe no recuerda que vive en el Impenetrable chaqueño y que su marido está en el campo trabajando. No es la primera vez que le pasa. Carmen ya naturalizó ese puñado de síntomas, pero lo que no sabe es que tiene un nombre: mal de Chagas.
Los chequeos médicos son inexistentes cuando hay que dar de comer a una familia y un día de visita al hospital es un día de trabajo perdido. El acceso a la salud de un habitante de la colonia El Tacuruzal, en el Chaco, está representado por "la salita" ubicada a 20 minutos en auto o una hora caminando desde la zona de casas. Allí no lo espera un médico: hay un agente de salud y, según el día de la semana, una enfermera. La siguiente opción es el hospital de Tres Isletas, a una hora y media en auto o camión, o el de la localidad de Sáenz Peña. Sin embargo, si la complejidad del problema es aún mayor, su destino será el hospital Ferrando de Resistencia, a cuatro horas de viaje.
Se estima que el 41% de los argentinos no tiene cobertura privada de salud y el 37% accede al sistema estatal, cifras que se calculan a partir de encuestas poblacionales, ya que en el Ministerio de Salud no existe un registro permanente sobre la utilización de sus servicios a nivel nacional. En medio de estos porcentajes están aquellos que no pueden afrontar los costos del sistema privado y quienes no utilizan el sistema público ya sea por aislamiento o porque éste se encuentra colapsado.
Casos como el de Carmen Quispe se replican en muchos rincones del país, con enfermedades desatendidas que van despertando síntomas sin haber sido prevenidas a tiempo. Recién cuando el síntoma despierta y preocupa -y sólo a veces- sigue la visita al médico, cuando ya es tarde para tratamientos.
Síntomas desatendidos
"Las enfermedades desatendidas son las enfermedades de la inequidad, de la pobreza, las que no se quieren ver", afirma Marcelo Abril, director de Programas y Proyectos de Mundo Sano, una institución de la sociedad civil que promueve mejoras de salud en los sectores más vulnerables. Ponen el foco en las enfermedades que no están en mira para el desarrollo de nuevos medicamentos: Chagas, dengue, helmintiastis, leishmaniasis e hidatidosis.
Desde Mundo Sano están convencidos de que estas enfermedades son desatendidas porque las comunidades donde se encuentran son desatendidas. Con la convicción de que el verdadero trabajo se hace cuando hay verdadera integración con lo local, los profesionales de la organización cuentan con sedes en Tartagal, Pampa del Indio, Añatuya, Clorinda y Puerto Iguazú.
"Hace más de dos años que no viene un médico acá", decían las mujeres cuando, el año pasado, visitaron comunidades rurales con un ecógrafo móvil para detectar quistes hidatídicos. Con apoyo del hospital local Dante Tardelli y profesionales del hospital Muñiz de Buenos Aires, realizaron 600 ecografías en una semana. Fruto de esa experiencia se detectaron unos cinco quistes, pero también 10 embarazos avanzados y desconocidos por las propias futuras madres.
Por su parte, para que el derecho a la salud sea para todos, la organización internacional Médicos del Mundo trabaja con equipos multidisciplinarios en distintas áreas del país. Trazan programas a largo plazo con un mínimo de dos años, a través de los cuales se instalan en territorio trabajando desde, con y para la comunidad.
"Hay hábitos en las comunidades rurales que no contribuyen a la salud, pero no los combatimos, sino que construimos desde el encuentro", explica Victoria Cavoti, vicepresidenta de Médicos del Mundo, y agrega: "Tratamos de entender por qué duermen con los animales adentro, qué cosmovisión tienen de la naturaleza... no por nada tienen casas de barro, que en invierno dan calor y en verano son frescas".
Así, mediante entrevistas con referentes clave, reuniones con vecinos y talleres con interlocutores interculturales, van saneando prácticas sobre el cuidado y la limpieza del hogar para poder erradicar enfermedades, especialmente el mal de Chagas y el dengue. En esa riqueza de intercambios, los mismos profesionales de la organización aprenden técnicas de la medicina natural que los habitantes heredaron de sus antepasados aborígenes.
Hermelindo Castro se levanta todos los días a las 5.30 de la mañana en El Toroltay, una comunidad aborigen toba ubicada en la provincia del Chaco. Se sube a su moto y viaja 28 kilómetros hasta la salita de salud ubicada en Pampa Argentina, donde se desempeña como agente sanitario capacitado por Médicos del Mundo.
"Para que una ambulancia llegue a donde vivimos, tarda dos o tres horas, y a la gente de mi comunidad no le queda otra que viajar por sus propios medios. Atiendo a las personas y también recorro las casas para llevar salud a la gente, soy como un referente. Hay que buscar la forma de que puedan ser atendidos, y por eso quiero aprender más sobre salud pública", explica Hermelindo, quien, a los 26 años, trabaja por su comunidad y asiste a cursos dictados por el Ministerio de Salud en el hospital de Castelli, a 37 kilómetros de su casa.
Al desafío del acceso a la salud y la falta de infraestructura hay que sumar las limitaciones del recurso humano. Marcelo Abril, de Mundo Sano, explica: "Es complicado porque la universidad forma a los médicos de acuerdo con los estándares de la medicina del siglo XXI para sociedades urbanas, y lamentablemente hay gente que sigue viviendo como en el siglo XIX, con enfermedades que quedan fuera del estudio".
En una Argentina extensa, con poblaciones aisladas, el acceso a la salud todavía no es para todos. Y en esos "todavía" hay profesionales y voluntarios con iniciativas como Mundo Sano, Médicos del Mundo, Umana, para que todas las Carmen Quispe sepan a tiempo qué es lo que sucede con su cuerpo y puedan convertirse en protagonistas de su propia salud.
Los riesgos de vivir aislados
En estas comunidades subsisten enfermedades olvidadas y que pueden ser prevenidas
2 millones
De infectados con Chagas
Son los que viven en el país. Si se realiza un diagnóstico precoz antes de los 20 años, se da una recuperación del 90%
2,5 %
De muertes por dengue
Los infectados sólo producen síntomas en el 25% de los casos.
6 millones
De personas con helmintos
La mayoría son niños en edad escolar que tienen parásitos y pueden tener anemia, desnutrición y retraso madurativo
39,3 %
De pobres en el NEA
Estas personas también presentan déficit en la atención de su salud
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