“Quedate quieto gordito”: Cómo detectar apodos humillantes y qué hacer frente al bullying
Hace pocos días, en un colegio cordobés, un chico le colocó a otro un alacrán en el estómago; según la madre de la víctima, los directivos subestimaron el episodio; cómo actuar frente al bullying
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“Fue una broma, simplemente se asustó”. Hace pocos días, un hecho de bullying sacudió a la comunidad educativa cordobesa: un alumno de 3° grado, le colocó a otro un alacrán en el estómago mientras le decía ‘quedate quieto gordito’. La respuesta que, según la madre de la víctima, habría obtenido por parte de los directivos de la escuela –minimizando el hecho–, vuelve a poner de relieve la necesidad de que las instituciones educativas desarrollen estrategias adecuadas para enfrentar, e incluso prevenir, este tipo de situaciones.
Según consignó LA NACION anteayer, la víctima fue picada por el animal y terminó internada en el Hospital de Niños de Córdoba, con un cuadro de hipertensión, vómitos y dolor abdominal. “El compañerito lo agarró de la panza, le abrió la remera y le puso el objeto atrás y ahí fue que sintió inmediatamente la picadura —contó la madre del chico de ocho años a una radio local—. Él no pudo reaccionar, se quedó paralizado y a los minutos empezó a vomitar y a descomponerse”. La mujer agregó que no había sido el primer episodio que tenía a su hijo como víctima.
Al respecto, María Zysman, fundadora de Libres de Bullying, considera que subestimar o incluso desestimar esta clase de hechos considerándolos bromas menores, da múltiples mensajes a la comunidad educativa, ninguno bueno. “Si, ante un caso de hostigamiento, la escuela reacciona de esa manera, es difícil pensar cómo seguir adelante, porque todas las estrategias van a fallar. Nunca se debe minimizar el sufrimiento del otro y mucho menos culpabilizar a la víctima”, recomienda la especialista.
De acuerdo con la especialista, las escuelas deben investigar adecuadamente estos episodios y ofrecer medidas reparatorias, que lleven tranquilidad no solo a la víctima y a su familia sino también al resto de la comunidad educativa. “A los 8 años, los chicos siguen viendo a los adultos como referentes. Son ellos los encargados de hacer entender que un hecho así no puede ser considerado como una broma, ni para quien lo ejecuta, ni para los espectadores que tampoco reaccionaron”, remarca.
Psicopedagoga de formación, Zysman se pregunta cuánto tiene que ver este contexto de retorno a las aulas después de más de un año sin clases en un caso como este. “Estos chicos están en 3° grado. Pensemos que su último año presencial había sido en primero. Los chicos vuelven casi sin conocer los límites del cuerpo del otro, porque durante la pandemia todo fue virtual. Sin ánimo de justificar lo que ocurrió ni mucho menos, creo que esta clase de hechos tienen que invitar a pensar a las escuelas cómo se retoma el vínculo, desde dónde. Y dar espacio para que los chicos expresen sus emociones, lo que han vivido. Porque lo que se reprime, sale por algún lado”, reflexiona.
Por último, la experta sugiere impedir que las agresiones se naturalicen con comentarios del tipo: “Todos pasamos por eso” o “A todos nos han dicho gordito o negrito”. “Tenemos que poder diferenciar los apodos humillantes de los cariñosos. Cuando aparece la palabra gordo en la escuela, nunca cariñosa. Las bromas tienen un límite y ese límite lo tenemos que enseñar los adultos”, concluye.
Algunos signos de alarma:
- Evidencia de golpes, rasguños, arañazos o moretones.
- Cambios llamativos en el humor o comportamiento y mostrarse más irritables, ansiosos o sensibles.
- Baja autoestima.
- Si el chico comienza a estar más agresivo contra sí mismo u otro. O, por el contrario, manifiesta un gran retraimiento.
- Junto con el estrés y la ansiedad pueden aparecer signos aislados como dolores de cabeza, de panza, diarrea, cambios en la alimentación (pérdida repentina del apetito o una ingesta excesiva) e incluso tartamudeo.
- Durante la noche pueden aparecer trastornos del sueño (insomnio, pesadillas o quieren dormir todo el día para aislarse). Pueden comenzar a hacerse pis en la cama o se los puede escuchar hablar dormidos diciendo frases como “dejame”, “soltame” o “andate”.
Qué pueden hacer las escuelas para prevenir:
- Hablar sobre bullying, qué es y qué sienten los chicos acosados. Establecer normas de convivencia donde el tema esté contemplado y se sepa con anterioridad qué se va a hacer si un chico humilla o agrede a otro.
- Promover dinámicas grupales que apunten a trabajar valores y vínculos positivos.
- Fortalecer la educación emocional de los más chicos con actividades que les enseñen a expresar sus sentimientos, a trabajar la autoestima, a respetar las diferencias, a conocer los propios talentos y a valorar las virtudes de otros compañeros.
- En la vuelta a clases, trabajar sobre los límites del cuerpo del otro.
Dónde pedir ayuda y más información
- Equipo ABA: brinda un abordaje integral y multidimensional para reducir los índices de violencia, fortalecer la educación en valores y fomentar la sana convivencia escolar.
- Libres de Bullying: ofrece herramientas para prevenir, detectar e intervenir en situaciones de bullying en el ámbito escolar.
- Línea Convivencia Escolar del Ministerio de Educación de Nación: 0800-222-1197, de lunes a viernes, de 8 a 20. Recepción, derivación y atención de situaciones conflictivas de convivencia en las escuelas y/o situaciones de vulneración de derechos.
- Argentina Cibersegura: trabaja para crear un espacio digital seguro a través de actividades de concientización y educación.