Poner límites al alcohol
Preocupados ante el aumento del abuso de esta sustancia en los jóvenes, organizaciones, padres y empresas redoblan los esfuerzos con programas que fomentan hábitos saludables
La mitad de los adolescentes de 17 años o más tuvo que asistir a un compañero que estuvo inconsciente por haber tomado alcohol. Pero además, el 90% de los chicos menores de edad afirma que puede conseguir bebidas fácilmente. Las cifras surgen de la última encuesta realizada a 2000 adolescentes que cada año realiza Programar Proyectos Educativos y muestra una tendencia creciente y preocupante.
El consumo abusivo de alcohol entre los jóvenes escolarizados es hoy el principal problema de consumo de sustancias psicoactivas, entre las que se encuentran también las drogas, el tabaco y los tranquilizantes sin prescripción médica. Según un estudio realizado en más de 90 mil jóvenes que cursan el secundario por la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), casi la mitad tomó alcohol en el último mes, aunque por ser menores no podrían hacerlo, ya que la venta está prohibida.
Pero lo más alarmante es que dentro de ese grupo, más del 63% reconoce que, al menos una vez en las dos semanas previas al relevamiento, bebió más de cinco vasos en una misma noche. En 2001 sólo el 29,7% había cometido un abuso con la bebida.
"Esta problemática es muy grave y está relacionada con tres grandes factores: falta de presencia de algunos padres, ausencia del Estado y la carencia de un plan sistemático de prevención y concientización", afirma Patricia Haidbauer, una de las directoras de Programar, y agrega: "Nadie está exento de tener un problema con el alcohol, pero la mayoría de los padres cree que sus hijos no lo consumen, y la realidad demuestra lo contrario: la edad de inicio hoy bajó y es entre los 11 y 12 años".
En el mismo sentido, la psicóloga Alejandra Lacroze, que trabaja desde hace 28 años en el tema, sostiene: "Los jóvenes reflejan la sociedad que tenemos. La gente toma conciencia cuando hay un desborde, como cuando se entera de que un menor tuvo un coma etílico, pero esta situación la vivimos desde hace mucho tiempo".
Si bien la cerveza siempre fue la bebida más consumida por los jóvenes, el problema ahora está virando hacia la bebida blanca. "La bebida blanca ya está superando a la cerveza y su graduación alcohólica es mucho más alta, pero la gente no sabe nada sobre sus riesgos", apunta Haidbauer. En ese sentido, la cerveza tiene una graduación alcohólica menor al 10%, mientras que en el fernet y el vodka rondan el 40%, lo que implica mucha menos cantidad para embriagarse y más tiempo para metabolizarlo en el cuerpo.
"Los viernes y sábados nos juntamos en la casa de alguno de mis amigos y armamos unos tragos. Tomamos fernet con Coca y vodka con Speed, sobre todo. Después vamos a bailar o a algún bar y seguimos tomando. En el boliche compramos primero algunos tragos y después seguimos con cerveza, que es más barata. La verdad es que la mayoría terminamos un poco alegres, pero siempre alguno quiebra mal", se sincera Tomás, un joven de 17 años.
Los padres
Hay varios enfoques para tratar el alcoholismo en los jóvenes, pero todos coinciden en que los padres son actores fundamentales. "La familia es, lamentablemente, parte del problema y, afortunadamente, parte de la solución. La relación entre los jóvenes y los excesos es consecuencia de la crisis de valores de los adultos. Si a un joven no le resulta atractiva la idea de crecer y hacerse adulto, deberíamos replantearnos qué imagen estamos mostrando y qué expectativas estamos generando en la juventud", afirma Arturo Clariá, psicólogo y coordinador del programa educativo de Cervecería y Maltería Quilmes.
"Los chicos no saben a quién recurrir, faltan referentes. De nuestras encuestas surge que piden compartir más tiempo con sus padres y entre un 5 y un 8% piden más límites", explica Haidbauer.
"El problema está en el mundo de los adultos, no en los chicos. Los adultos son los que les venden el alcohol, los que no pueden poner límites y los que no hablan con sus hijos acerca de los riesgos que esto conlleva", agrega Andrés Copello, director de ConSentidos, un programa que en Colombia realizaron más de 30.000 chicos y fue replicado aquí por la Fundación Gestión y Desarrollo.
Ante este diagnóstico compartido, todos intentan involucrar a los adultos. Programar, por ejemplo, dicta talleres junto a la prepaga Galeno para padres en los colegios de Capital y conurbano bonaerense, entregando material educativo e informes. Proyecto Padres, por su parte, desarrolla desde 2007 el programa Compartiendo nuestro tiempo para generar conciencia en los padres de su rol, y en especial, para revalorizar el sentido de los vínculos familiares y su importancia en la formación personal de los hijos.
Ellos trabajan en escuelas y clubes de todo el país, pero sobre todo en verano en la costa atlántica, donde cada vez más jóvenes van de vacaciones sin ningún adulto que supervise. "Queremos evitar que los jóvenes consuman alcohol y eso derive en problemas mayores como accidentes viales o incluso muertes", afirma Adrián Dall’Asta, fundador de Proyecto Padres, que agrega: "También hay que estar atento al negocio que es la venta ilegal a los menores, que incluye pequeños comercios, supermercados chinos y delivery, y no se controlan".
Otra iniciativa que suma cada vez más adeptos en esta línea de que los chicos aprendan a disfrutar del tiempo libre y las salidas sin abusar del alcohol, es Divertite sin Alcohol. Creada hace seis años por Grupo 2, una agencia de publicidad y promoción focalizada en el marketing adolescente, consiste en fiestas en grandes boliches de Buenos Aires y la costa atlántica con juegos, atracciones y famosos que apoyan la tarea acudiendo a los lugares donde se realizan los eventos.
Fue tal el impacto de sus eventos, que desde 2010 decidieron crear una ONG y ampliar sus acciones. Así, además de las fiestas, entre las que se destacan las Fiestas de la Primavera sin alcohol en las que participan miles de jóvenes, sumaron torneos deportivos, charlas, concursos sobre la temática.
Los chicos
Los niños y adolescentes, como emergentes del problema, son los principales destinatarios. Por eso es necesario empezar a trabajar en prevención desde temprano. Lacroze, por ejemplo, propone con su programa Mi cuerpo es mi casa comenzar desde la sala de 3 años, mientras que tanto Programar como ConSentidos arrancan alrededor de los 10.
La idea es que los chicos lleguen al momento en que deban enfrentarse a la bebida con la mayor cantidad de herramientas posibles. "Yo les propongo un espacio de reflexión, sentarnos a conversar y ellos solos plantean los problemas con el alcohol, surge de ellos", explica Lacroze. Por eso, ella utiliza la metodología del rugby, haciendo hincapié en algunos de los valores que transmite, como el compañerismo y el trabajo en equipo, y se enfoca en la formación de líderes tanto en las escuelas como en los mismos clubes de rugby.
Su objetivo es armar un buen grupo de adolescentes que se cuiden entre ellos para resistir la presión de tener que consumir alcohol. "Es clave la identificación y formación de líderes, porque la influencia de los adultos empieza a desaparecer y comienza el espíritu de grupo y la identificación con los pares", explica.
"No está bueno ser el único diferente. Yo no tomo mucho porque tanto no me gusta, pero la verdad es que si no te prendés te quedas afuera, porque la mayoría de las veces el plan es ése: salir y tomar. Yo trato de no aislarme, pero tampoco de terminar quebrado, como sí hacen otros que compiten para ver quién tiene más aguante y salen de jueves a domingo", admite Juan Ignacio, que está cursando el último año del secundario y casi todos los fines de semana sale con sus amigos, "pero sólo viernes o sábado", aclara.
"Los cambios se generan desde cada uno como persona, y a través de un ambiente favorable que ayuda al cambio. Sin embargo, muchas veces nos encontramos con un entorno desfavorable y en ese contexto tener información y tomar conciencia del problema es el primer paso", apunta Haidbauer.
Por eso, desde Programar también trabajan en las escuelas y los clubes de rugby, pero en sus talleres incorporan los riegos del alcohol en el cuerpo, las consecuencias en el deporte, qué es el coma alcohólico, y apuntan a enseñarles a los chicos a pasar de víctimas a protagonistas, a aprender a tomar responsablemente, y a manejar la presión de sus pares.
En esa línea, ConSentidos también realiza talleres que apuntan a disminuir los factores de riesgo que hacen vulnerable a una persona hacia el consumo. El plan dura seis años en total y consta de tres etapas en las que trabajan la percepción del riesgo, la responsabilidad de las acciones que uno toma, la presión del grupo, los mitos y las realidades del alcohol, la influencia de los medios de comunicación y cómo divertirse sanamente.
"El objetivo es que puedan entender no sólo el porqué, sino también el para qué detrás de la elección del no consumo. Por eso es importante trabajar con los niños desde chicos en un cambio cultural, porque para ellos hoy el alcohol es un parámetro de diversión", explica Copello.
Más allá de los matices en los programas, todos coinciden en que es fundamental que esta problemática se trabaje en las escuelas y los hogares sostenidamente en el tiempo porque, en definitiva, todos tienen la misma finalidad: brindar herramientas para que los chicos puedan tener una mejor calidad de vida en el presente y en el futuro.
90%
De los menores de edad asegura que puede conseguir bebidas alcohólicas fácilmente
11 años
Es la edad de inicio de consumo de alcohol
PARA SABER MAS
ConSentidos
Alejandra Lacroze
Programar Proyectos Educativos
Proyecto Padres
Divertite sin alcohol
www.divertitesinalcohol.com.ar