Políticas con una mirada integral de la niñez
Políticas destinadas a la protección social, como el sistema de AUH implementado a finales de 2009, lograron sostener los ingresos de los hogares con niños e incluso sacarlos de la pobreza por ingresos. Sin duda no fue el único factor que permitió a los hogares con niños salir de dicha situación. Coadyuvó a ello la recuperación de 2010-2011 que tuvo impacto positivo en el empleo precario e informal al que pertenece la mayor parte de esta población, y del que participan parte de la niñez y adolescencia como trabajadores secundarios.
La iniciativa de la AUH fue muy importante en el momento de su implementación. Sigue siéndolo en el contexto actual en el que el problema de la inflación persiste y en el que la economía informal se mantiene, y es la principal estrategia de integración al mercado laboral de los padres de estos chicos.
Las estrategias de crianza y socialización que desarrollan las familias son diversas y se encuentran fuertemente condicionadas por el clima educativo del hogar y el entorno cultural. En tal sentido, las transferencias monetarias a los hogares son necesarias, pero no suficientes para modificar sus lógicas de funcionamiento. Se requiere de modo adicional acompañar estas políticas con una laboral integral de formación, concientización y sensibilización de los adultos de referencia de los niños y adolescentes, en aspectos esenciales del desarrollo humano y social de la infancia.
Son muchos los frentes sobre los cuales es importante avanzar: como la generación de ofertas de centros educativos de calidad para la primera infancia, espacios habitacionales con acceso a servicios sanitarios e infraestructura segura para el juego, la recreación y el deporte, ofertas educativas de calidad y con jornadas extendidas, o atención de la salud preventiva. Estas acciones son imprescindibles al tiempo que se procura integrar a las poblaciones adultas al mundo laboral pleno de derechos.
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