Pensar en el ambiente antes de que nos tape la ola
A pocos días de las elecciones de medio término, el director ejecutivo de la organización ambiental FARN se pregunta: ¿por qué los temas ambientales vuelven a quedar al margen de la discusión de los candidatos a legisladores cuando las leyes necesarias dependen de ellos?
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Faltan pocos días para las elecciones de medio término y al igual que en otras oportunidades, los temas ambientales vuelven a quedar al margen de toda consideración, más allá de una mención en un spot publicitario, la afirmación negacionista del cambio climático de un candidato o la intención de alguna fuerza política de incorporarlo a los debates. Lo cierto es que el tema sigue siendo ignorado, posiblemente relegado detrás de aquellos que más preocupan a la sociedad, vinculados con la economía, el empleo y los altos índices de pobreza e inseguridad.
La temática ambiental, aunque no se discute de manera directa, atraviesa cada una de las decisiones que tarde o temprano tendremos que adoptar como sociedad, sobre todo teniendo en cuenta que estamos viviendo una crisis climática sin precedentes y que dará lugar a un proceso de transición hacia una economía carbono neutral, tal como lo establece el Acuerdo de París. Pero, además, permite proteger bienes ambientales asegurando que las actividades económicas dirigidas a generar bienestar en sus poblaciones no dañen irreversiblemente al ambiente.
Muy distinto es lo que sucede en otros países donde el tema ambiental y aquellos que componen esta agenda: matriz energética; energías renovables; lucha contra el cambio climático; preservación de la biodiversidad; deforestación; cambio de uso del suelo; contaminación del agua; aplicación de agroquímicos; el impacto de las grandes ciudades; entre otras, forman parte del debate político y cobran una notable actualidad. Esto lleva a que en muchos de esos países ya se están proyectando los procesos que deberán atravesar para dar respuesta a la crisis climática global y delinear procesos de desarrollo que integren dimensiones ambientales.
El impacto de esta crisis se está dando de manera paulatina y cambiará sustancialmente el mundo y las relaciones económicas que conocemos, de hecho, ya estamos comenzando a sentir sus consecuencias. Atravesamos una sequía sin igual en la región mesopotámica; el año pasado sufrimos las consecuencias de incendios que devastaron más de 1 millón de hectáreas a lo largo y ancho de país; y existen estudios que nos advierten que las consecuencias del cambio climático se harán sentir de manera significativa en los próximos años. Además, en el plano local, las recurrentes crisis macroeconómicas parecen solo demandar cada vez más divisas, cuya principal consecuencia es mayor presión ambiental y social.
Estos aspectos, lejos de promover un escenario de catástrofe, nos deben llevar a reflexionar sobre la necesidad de dejar algún espacio en la discusión, el pensamiento y las decisiones para lo que hoy denominamos los temas ambientales, que ya forman parte de la agenda que tendremos que enfrentar muy decididamente en el corto plazo.
¿Y qué tiene que ver la elección de legisladores en todo esto? Pues mucho, por cierto. Son los legisladores quienes tienen a su cargo la sanción de las leyes que resultan necesarias para avanzar en estos procesos de transición justa.
En la Argentina la ley cumple un papel muy importante en la formulación de las políticas públicas y mucho más en el área ambiental, en donde podemos afirmar que las escasas políticas o acciones ambientales que se han puesto en marcha han sido precedidas necesariamente por una ley. Así lo demuestran la sanción de la Ley de Protección de Bosques Nativos o la Ley de Glaciares, a partir de las cuales se pusieron en marcha con mayor o menor éxito acciones tendientes a lograr la protección de los bienes ambientales.
Hace mucho que se espera una Ley para la protección de Humedales, indispensable para preservar un importante espacio de nuestro territorio y que brinda enormes servicios y beneficios ecosistémicos. También, la necesidad de incorporar los delitos ambientales en nuestro código penal que permitirá sancionar a quienes son los responsables de arrasar los bosques y los mares, quienes cazan y comercian con especies silvestres amenazadas, los que producen incendios o destruyen ecosistemas.
Existe asimismo una larga lista de temas que esperan convertirse en leyes, que conforman una nutrida agenda parlamentaria y que pueden consultarse en el Monitor Legislativo Ambiental. A su vez, existen otra serie de leyes, que en pos de promover planes de emergencia económica o que suponen se dirigen a mejorar el ingreso de divisas, priorizan una mirada economicista de alcance limitado y ponen en riesgo los avances de la agenda ambiental.
No se conoce cómo piensan los candidatos en estos temas. Pero no hay dudas de que lo ambiental llegó para quedarse y cuya inclusión en la agenda y en las políticas públicas es reclamado por los movimientos jóvenes y por sectores sociales cada vez más importantes. Ya va siendo hora de que nuestros representantes, candidatos y candidatas visualicen esta realidad, antes de que la ola nos tape.
*Andrés Nápoli es abogado, especialista en Derecho Ambiental y director ejecutivo de Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN).
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