Muriel Santa Ana y "la huella" que dejó la cuarentena
Cuando hace algunos días la actriz Muriel Santa Ana abrió su WhatsApp y vio que Fernando, su cuñado, le había enviado una foto del césped de su casa, no entendió el mensaje. Se veía una zona "gastada" junto a un texto que decía "La cuarentena va dejando su huella". Primero, ella supuso que sus sobrinos estarían usando más el jardín, pero la respuesta a su duda fue un baldazo de agua fría: "No, es Lucas que va y viene", le explicó Fernando. La marca en el pasto eran los pasos de ida y vuelta de su sobrino mayor, que tiene 26 años y una discapacidad; era el surco de su caminata, su intensa y visible caminata de un mes de aislamiento obligatorio.
"Es una imagen muy fuerte. Me llevó unos días procesarla, pero me hizo conectar con el amor que tengo por Lucas", relata Muriel a LA NACION, un día después de haber publicado la foto en Instagram, con un texto que va más allá de su historia personal y cuestiona la mirada de la sociedad frente a la discapacidad. "Es una huella que no queremos mirar. La rechazamos por miedo e ignorancia. Por suerte, está ahí, porque esta vez Lucas hizo un surco que es imposible no ver", escribió la actriz.
Cuenta que hizo la publicación sin imaginar el impacto que tendría. "Lo hice por el amor que tengo por mi sobrino, por su recorrido, por sus enormes esfuerzo. Fui testigo del trabajo que viene haciendo desde chiquito, sus avances y retrocesos. He llorado de tristeza y alegría con mi hermana Moira y su marido", detalla.
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Para Muriel, la perspectiva que abre la cuarentena permite detener la mirada en situaciones que en otros escenarios la sociedad suele relegar. "Me pareció importante poner en este momento una imagen de eso que no toleramos –enfatiza–. Era una manera de hablar de forma clara, ni autocompasiva ni victimizante. Yo nunca había hablado públicamente sobre la problemática de la discapacidad, pero sentí que tenía que visibilizarse".
Para la actriz, que interpreta a Lorena Raimundi en la miniserie El tigre Verón y que hubiera empezado a grabar otra tira este abril de no ser por la pandemia, el contexto de aislamiento "pone todo en blanco sobre negro, las cosas quedan contrastadas, eso es lo que impacta". Por eso, consideró oportuno invitar a la reflexión sobre qué pasa con los niños, niñas, jóvenes y adultos que tienen distintas discapacidades y que deben enfrentar estas circunstancias inéditas con herramientas y recursos diferentes, y que tal vez, aun teniendo posibilidad económicas o acompañamiento familiar, no pueden llegar a procesar lo que está pasando.
Muriel siente que, aunque hubo algunos avances, las personas con discapacidad siguen sin estar "registradas socialmente", es decir, que "no se las contempla en una situación normal y, en la pandemia, ni hablar". Desde su mirada, "la sociedad no es inclusiva, hay poca comprensión y todavía no hay una inclusión plena".
En este escenario, la actriz destaca que el pequeño aumento de la visibilidad y la empatía se logró gracias a la lucha de los padres y a la gente que trabaja en salud. También es crítica del poco espacio que este colectivo suele tener en la ficción y en la televisión en general. Su explicación al respecto es tajante: "No están reflejadas las minorías porque tal vez no venden. Ahora se ven algunos personajes con autismo o síndrome de Asperger, pero muy poco".
Además asegura que es importante revalorizar al abanico de gente que trabaja y asiste a las personas con discapacidad y que "están superdesprotegidos". Su sobrino sigue recibiendo algunas de sus terapias y actividades durante la cuarentena, algo que en los primeros días no estaba sucediendo para todos, pero las resoluciones fueron cambiando de forma dinámica y hoy está contemplado como actividad esencial. "Quienes hacen terapias o apoyos hacen el doble, el tiple de esfuerzo para no soltarles la mano en este momento. Incluso, sin saber si van a cobrar", se lamenta Muriel, y subraya: "El área de discapacidad fue totalmente desfinanciada por el presidente anterior, Mauricio Macri. Ese también es un mundo que se visibiliza con el posteo".
Aunque tenía limitados los comentarios, recibió muchos mensajes de padres o familiares de chicos con discapacidad, que se sintieron representados en sus palabras y sumaron anécdotas. Una fue de otra actriz, Inés Estévez, que le agradeció que visibilizara el tema y contó una historia con su hija Vida. La había sacado a dar el paseo reglamentario con guantes de látex –aclaró que no usa barbijo porque "es un peligro, se lo tocaría sin parar"–, cuando pasaron junto a un hombre. Vida lo saludó y le preguntó: "¿Sos el Presidente?". El señor, con un sonrisa, le dijo que no era Alberto Fernández, y ella remató: "Ah, porque le quería decir gracias por dejarme salir a caminar un rato".
Hasta el fin de semana pasado, las personas con discapacidad y del espectro autista no tenían permitido salir de sus casas, algo que en muchos casos es esencial, ya que el confinamiento puede traer aparejado conductas disruptivas por el cambio de hábitos abruptos. Lucas todavía no hizo uso de esa posibilidad. "Todavía no salió porque están evaluando el costo-beneficio, no exponerlo a un posible contagio. Pero es muy bueno si fuera necesario", explica Muriel.
Después de varios pedidos de organizaciones sociales y padres, el sábado pasado se incorporó como excepción la circulación de las personas con discapacidad y aquellas comprendidas en el colectivo de trastorno del espectro autista que realmente lo requieran. La norma estable que pueden salir tres veces por semana –los días dependen del último número de DNI– con un acompañante, para realizar paseos breves, a no más de 500 metros de su casa. Los requisitos son llevar el documento y el Certificado Único de Discapacidad (CUD) o la prescripción médica donde se indique el diagnóstico y la necesidad de salidas, que puede ser confeccionada en forma digital.
"La huella se impone. Se me impone. Quizás porque es necesario reflexionar acerca de la empatía y practicarla. Y porque anhelo que este dolor sirva para algo. En un mundo detenido, Lucas camina", concluía el posteo de Muriel. Entre tantas noticias malas y tristes, su mirada invita a aprovechar el tiempo de este "mundo de detenido" para pensar y estar atentos a la necesidad, a "la huella", de quienes tanta veces la sociedad prefiere no ver.