Mudgie, la perra guía que permite que su dueña ciega juegue al golf, al tenis y viaje en colectivo
Mudgie no es una perra cualquiera. "Es mis ojos, mi compañera de todos los días", cuenta Celeste Anzoategui, una chica ciega de 35 años, mientras acaricia a esta labradora color negro que lleva un arnés con un cartel que dice "No me toque. Estoy trabajando".
"¿Trabajando?", suelen preguntar entre risas algunas personas a las que les sorprende esta leyenda. Claro que sí, los perros guía (también llamados lazarillos) son entrenados para ayudar a las personas ciegas o de baja visión en su movilidad diaria. Su ayuda es indispensable y de gran valor para que puedan alcanzar una vida autónoma y participar activamente en la sociedad.
Así, gracias a la colaboración de su fiel compañera canina, Celeste hoy puede practicar deportes que ama como el golf y tenis adaptado, viajar en todos los medios de transporte, estudiar inglés, cocinar, limpiar, pasear y caminar por la calle tranquilamente. "Yo le doy las órdenes -que vaya derecho, que doble, que pare- y ella me va guiando en función de lo que le pido. Por ejemplo, si quiero cruzar la calle, yo le doy la orden pero ella determina cuándo cruzamos según lo que está viendo. Además me indica si hay escalones o si el camino está desmejorado o se abre paso entre la gente. Si hay obstáculos como mesas, sillas o carteles, está preparada para evitarlos", explica Celeste.
Mudgie fue entrenada en una escuela en Estados Unidos que tiene más de 70 años de experiencia preparando perros guía. Lleva puesto un arnés y un collar de entrenamiento que sirve como una especie de bozal.
Su amor por los deportes y un proyecto para crear paradas de colectivo inclusivas
Celeste juega tenis y golf adaptados. "El tenis me da diversión y el golf me permite disfrutar de la naturaleza", cuenta esta joven amante de los deportes. En cuanto al golf, lo practica en la cancha de Palermo gracias a un programa que lleva adelante la organización social Golf para Personas con Discapacidad (GPD) en alianza con la Asociación Civil Proactiva, que trabaja en acciones concretas para cambiar la mirada social respecto a la discapacidad. Próximamente Celeste participará en un torneo de golf para personas con discapacidad que tendrá lugar en la cancha del Club Ciudad el 28 y 29 de abril. "Me encantaría que este deporte crezca en nuestro país y que algún día hasta pueda existir una categoría especial para personas ciegas y de baja visión", sueña Celeste y explica que "por ahora somos solo tres personas no videntes las que practicamos golf en Argentina. Me gustaría que más personas ciegas y de baja visión se animen y se acerquen", concluye con ilusión.
Junto a Proactiva, Celeste está trabajando en un proyecto que recientemente fue reconocido por el certamen Mentes Transformadoras impulsado por la ONG Nobleza Obliga. Esta iniciativa, única en el mundo, consiste en realizar adaptaciones a las paradas de colectivos para que sean más inclusivas.
El objetivo es que las paradas puedan incluir audio y braille y que las personas ciegas pueda manejarse solas a la hora de llamar a un colectivo pulsando un botón que tendrá audio y braille y que al ser pulsado encenderá automáticamente una luz que indicará a los colectiveros cuándo deben frenar.
"Frente a los obstáculos, no me gusta quedarme en la queja. Salgo a buscar soluciones", resume esta mujer a quien las barreras cotidianas que debe enfrentar no la detienen sino que la impulsan a "saltar" más alto y llegar más lejos.
El desafío laboral: romper con los miedos y prejuicios
Celeste vivió sola por un tiempo pero hoy, por un tema económico, lo hace con su familia: "Si bien amo a mi familia y me llevo muy bien con mis padres, me gustaría poder vivir sola. Para que eso pase, tengo que conseguir un trabajo", revela esta chica que se recibió de masajista y sueña con trabajar para individuos o empresas.
"A la hora de emplear a personas con discapacidad, la primera barrera de las empresas es el desconocimiento. Se preguntan: ¿Cómo va a hacer para usar la computadora? No saben, por ejemplo, que existe un programa de voz en la computadora llamado ´JAWS´ que se puede instalar, es un lector de pantalla que opera con Windows, correo electrónico, navegadores de internet, y ya está: tenemos el trabajo adaptado. Escuchamos con auriculares usando el programa de voz y no molestamos a los compañeros", describe. "Debería existir un programa de prueba tipo pasantías que le permitiera a las empresas probar durante un tiempo a la persona con discapacidad y si al final del proceso ve que esa persona es útil para la empresa, pueda tomar la decisión de contratarla o no", reflexiona Celeste y concluye al respecto: "Tenemos una discapacidad pero podemos hacer prácticamente las mismas cosas teniendo las herramientas necesarias. La tecnología está ayudando muchísimo".
Una vida plena y feliz
"No hay que tocarlos ni darles comida. Ignorarlos es lo mejor que pueden hacer", recomienda esta joven al referirse a los perros guía. Sin embargo no todos respetan esto: "Entiendo que es tentador tocarlos por el amor que despiertan, pero es fundamental que se tome conciencia de la importancia de no distraerlos porque eso puede perjudicar a las personas ciegas que dependemos de ellos para nuestra orientación y movilidad. Otro tema fundamental es controlar a las mascotas que andan sueltas porque eso también puede causar problemas".
Desde que la ley nacional 26.858 reconoce el uso de este tipo de perros y su acceso a lugares públicos y privados de uso público, Celeste cuenta que todo se ha vuelto más fácil: "Gracias a esta ley y la difusión que hicimos con un grupo de usuarios de perros guía, la gente conoce mucho más de qué se trata y además mejoró el ingreso a determinados sitios."
Sin embargo, todavía le sigue pasando que algunas personas le niegan el acceso con Mudgie a ciertos lugares: "En ese caso yo hablo con la persona y le explico que no hay peligro, que no ladra ni muerde, que está entrenada y que tenemos una ley", explica Celeste con la paciencia y actitud que la caracterizan en todo: jamás quedarse en la queja o el enojo y siempre ir por más.
Es sin duda ese modo de enfrentar la vida que le inculcaron sus padres desde muy pequeña, lo que la hace tan especial y le permite vivir una vida plena y feliz a pesar de las dificultades: "Soy muy feliz. Es cierto que tengo mi limitación. Todos tenemos limitaciones, la mía es más visible, pero yo quiero que me vean como una persona más, siempre quiero que vean las cosas que puedo hacer", confiesa. Desde que su papás se enteraron de que Celeste era ciega, a los 4 meses de vida, decidieron que la educarían y tratarían igual que a su hermano que no tenía ninguna discapacidad. Esa crianza la moldeó y fortaleció para enfrentar la vida con coraje e independencia.
"Si alguno está pasando por lo mismo que yo, lo primero que recomiendo es aceptar este cambio de vida y empezar a buscar lo más pronto posible las herramientas para salir adelante. La vida continúa, hay muchas cosas que podemos hacer y cada vez hay más", reflexiona.
Recomendaciones si nos encontramos con una persona ciega en la calle:
En el día de la accesibilidad aprovechamos y le preguntamos a Celeste qué hay que tener en cuenta si nos cruzamos con una persona ciega por la calle. A continuación algunos tips que ella nos dio:
- "Si ven a una persona ciega por la calle y la notan desorientada, la primera recomendación es preguntarle si necesita ayuda y para qué. Así es como la persona ciega podrá explicar si está esperando a alguien o si quiere cruzar, etc.", aconseja Celeste.
- "Para las personas que utilizan bastón (bastón blanco para personas ciegas y bastón verde para personas con baja visión), no deben agarrarnos del bastón. La recomendación es ponerse del lado de la mano que la persona ciega tiene libre. El bastón es como la extensión de nuestro dedo. Con el perro lo mismo, ponerse del lado del que no está el perro y hablarle a la persona ciega", explica Celeste.
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