“Migrantes de segunda”. Por qué algunas comunidades vecinas sufren racismo en nuestro país
En la Argentina del crisol de razas “hay migrantes de primera y de segunda categoría”. Para nuestra sociedad, no da igual si quien busca desarrollarse en estas tierras proviene de Europa o de América latina. Así lo sienten quienes llegaron de otras latitudes pero de esta misma región, de los países limítrofes y más cercanos al nuestro.
De ese grupo de naciones, las comunidades procedentes de Bolivia, Paraguay y Perú cargan con estigmas y prejuicios más propios del racismo que de la xenofobia. La discriminación que padecen sus miembros se sostiene en mitos infundados, del tipo de "nos vienen a sacar el trabajo" o "saturan nuestro sistema de salud". Casi calcados, son los mismos prejuicios que padecen muchos otros grupos de migrantes del mundo. Pero, además, sobre bolivianos, peruanos y paraguayos pesa un rechazo a sus rasgos, su color de piel y su cosmovisión, según denuncian especialistas y las propias colectividades.
Corrían los inicios de los años noventa cuando Sandra Condori Mamani (Chana) llegó de Bolivia con sus padres y se convirtió en la primera alumna extranjera en una escuela pública de Floresta. Cuenta que estaba lista para empezar tercer grado, pero los directivos de la institución decidieron ubicarla en segundo. "Lo hicieron sencillamente porque yo era extranjera, no porque hubiera problemas con mi nivel de aprendizaje", asegura. Todavía recuerda que, por aquellos años, portaba a donde fuera su diccionario de porteñismos porque "integración" era, entonces, sinónimo de "homogeinización". No había lugar para las diferencias. Incluso si se trataba de hijos de bolivianos nacidos en la Argentina, como era el caso de sus hermanos.
"Lo nuestro es portación de cuerpo y de apellido que remite a una ancestralidad indígena, eso que justamente no se quiere ver en la sociedad argentina, que se rechaza a causa del racismo estructural. Entonces uno también es rechazado. No es lo mismo si sos europeo, porque en la Argentina hay migrantes de primera y de segunda. Y cuando sos parte de una comunidad racializada, las oportunidades no son las mismas. Y para acceder a ciertos espacios, ya sea laborales o educativos, tenés que demostrar tus credenciales más que el resto, porque siempre hay una duda", asegura Condori Mamani, trabajadora social (UBA), quien se encuentra haciendo una maestría de Estudios en Políticas de Genero en la Untref. Además, es parte del colectivo Identidad Marrón.
Según Gabriela Liguori, directora ejecutiva de la Comisión Argentina para Refugiados y Migrantes (Caref), podríamos decir que la lógica racista que opera sobre esta población migrante se tradujo a lo largo de la historia en prácticas discriminatorias que la excluyeron de diversos modos. "Por las propias políticas migratorias que se fueron dando en el país, históricamente y hasta 2004 a la población regional le resultó especialmente difícil acceder a la documentación en la Argentina. Eso les implicó mayor exclusión de políticas sociales tales como educación y salud, el acceso a trabajos en el sector más informal y precario y también dificultades para el acceso a la vivienda", analiza.
En un fragmento de su ensayo "Racismo estructural (¿susceptibilidad, veracidad o qué?)", Condori Mamani habla de la duda en torno de los migrantes, su potencial y capacidades: "Naturalizamos tanto que puede suceder confundir 'cliente con abogado', 'paciente con medicx', porque opera la racialización de los cuerpos, del trabajo y las relaciones. Es más probable que el pobre (que lo es pero es la estructura) sea 'más oscuro' y sea el histórico 'asistido'. Y este pobre es un peligro o una sospecha si porta rasgos indígenas y al toque suponemos que es de otro país, pero ese país es limítrofe y andino".
La interculturalidad, aún un desafío
"Los prejuicios, estigmas y discriminación producen mucho padecimiento en las familias migrantes. Para los niños y niñas en muchos casos es difícil transitar por las escuelas sin sufrir descalificaciones y malos tratos de pares", agrega Lliguori, de Caref, quien asegura que existe cierto desconocimiento o desconcierto por parte de la comunidad escolar para abordar adecuadamente el tema.
La especialista también sostiene que no solo el acceso a la vivienda o al trabajo se ven afectados por estos prejuicios, sino también el acceso a la salud. "No solo se les niegan turnos por no tener DNI (cosa que no debiera ocurrir según nuestra legislación) sino que padecen malos tratos derivados de esta mirada negativa sobre las personas migrantes que ha hecho que en muchos casos se demoren las consultas y se lleguen a estadíos de enfermedad que podrían haber sido prevenibles", alerta.
Según el censo del año 2010, del total de la población inmigrante de origen americano (1.471.399), el 84,6% corresponde a la de los países que, desde el punto de vista geográfico, limitan con la Argentina. Esta población está constituida por un 36,4% de paraguayos, un 23,5% de bolivianos, un 13% de chilenos, el 7,9% de uruguayos y el 2,8% de brasileños; en tanto que los peruanos representan el 10,6% del total de inmigrantes americanos.
"Las migraciones internacionales hacia la Argentina han sido un componente fundamental en la historia de este país; y la inmigración limítrofe, con presencia en el territorio desde antes de la conformación del Estado, ha circulado históricamente a través de las fronteras, desarrollando actividades comerciales en ambos lados de las mismas", describe Gabriela Fernández, jefa de la oficina de la Organización Internacional de Migraciones Argentina. Y explica que, actualmente, las personas migrantes representan el 5% respecto al total de la población argentina, y que la mayoría de los y las migrantes son limítrofes (80%). "Su porcentaje nunca ha variado en forma relevante", aclara Fernández.
Fuentes de ese organismo, reconocen que, a lo largo del tiempo, los rasgos fenotípicos de una persona, el género, el sector social y su lengua materna o mismo la variedad regional de una lengua, han sido, generalmente, motivos de exclusión. "De ahí la importancia de poder adoptar un enfoque intercultural, promoviendo el encuentro entre las personas y la construcción de relaciones equitativas más allá de sus orígenes nacionales, étnicos y religiosos", agregaron.
Pero eso es, hasta el momento, una materia pendiente. Entre 2008 y 2019, el 7,9% del total de las denuncias recibidas por el Inadi fueron originadas por algún tipo de discriminación a causa de ser migrante. De ese total, la gran mayoría procedía de países latinoamericanos. Asimismo, un estudio reciente sobre prejuicios y discriminación realizado por el Observatorio Política Social Aplicada de la Facultad de Psicología de la UBA concluye que los mayores niveles de prejuicio de los argentinos hacia diferentes grupos sociales se observaron contra los migrantes latinoamericanos.
Estigmas que pesan
Natividad Obeso todavía recuerda aquella leyenda pintada en una pared, con la que se topó una vez en Once. Había llegado al país en 1994 huyendo de su Perú natal para evitar ser presa política o, peor aún, que la mataran. Y ahí estaba, ante sus ojos, la peor cara del desprecio local hacia ella y los suyos estampada en una pared: "Haga patria. Mate a un peruano".
Decidida a traer a sus cuatro hijos, tuvo que olvidarse de la empresa que manejaba en su país y de los empleados a su cargo para trabajar como vendedora ambulante y empleada doméstica. "Trabajaba de sol a sol. Tardé cinco años en conocer el Obelisco", rememora esta mujer de 59 años.
De aquellos primeros tiempos, acumula recuerdos de malos tratos de sus empleadoras y un episodio con la policía. "A mí me habían dicho que nunca anduviera con mis documentos encima, porque si me los robaban tendría problemas. Un día, entrando al supermercado, alguien me toma bruscamente del brazo. Era un policía. Me pidió documentos y le expliqué el motivo por el cual no los tenía encima. Me llevaron demorada inventando que yo estaba haciendo disturbios en la vía pública", recuerda Obeso, en diálogo con LA NACION.
Lo que siguió fueron, asegura, casi veinticuatro horas en una celda. Recién al día siguiente la dejaron salir, luego de cumplir con un pedido. "Me dijeron que, para poder irme, primero tenía que limpiar toda la comisaría. Y así lo tuve que hacer", sostiene Obeso, líder de la Asociación de Mujeres Unidas, Migrantes y Refugiadas en Argentina (Amumra), que acompaña a las mujeres y sus familias para que logren una verdadera integración en nuestro país. La organización también ha participado activamente en la sanción de leyes y documentos que han ido mejorando la calidad de vida de quienes llegan al país buscando una vida mejor.
"Todavía hay muchos prejuicios y estereotipos que superar. A los peruanos nos dicen 'perucas' y se cree que todos estamos en el narcotráfico o la delincuencia. Los bolivianos son los 'bolitas' y se los cree sumisos. A quienes vienen de Paraguay se les dice 'paraguas' y se sostiene que las mujeres se dedican a la prostitución. Todo falso. Yo lo sé porque camino el territorio, hablo con la gente", afirma.
Sin embargo, el destino que todo ese cúmulo de desprecio y discriminación puede llegar a tener en las fuerzas de seguridad es lo que más le duele y le preocupa. "A nivel político cuesta todavía -se lamenta-. Los gobiernos nos tratan como colectividades, nos convocan para las fiestas que organizan, se interesan por nuestra cultura y nuestras costumbres para el entretenimiento, pero no mucho más. ¿Y nuestros derechos?".
Fuentes:
- Entrevistas telefónicas a las protagonistas de las historias.
- Consulta vía mail a laOrganización Internacional de Migraciones Argentina y a la Comisión Argentina para Refugiados y Migrantes
Material de consulta:
- Informe: "Prejuicio y discriminación en Argentina". (Buenos Aires, Argentina 2020), del Observatorio de Psicología Social Aplicada, Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires: http://www.psi.uba.ar/opsa/#informes
- Denuncias recibidas por el INADI: un informe del periodo 2008-2019: https://www.argentina.gob.ar/noticias/denuncias-recibidas-por-el-inadi-un-informe-historico-del-periodo-2008-2019
- Ensayo: “Racismo estructural (¿susceptibilidad, veracidad o qué?)”, de Sandra Condori Mamani (Chana) proporcionado por la autora pero accesible aquí: https://latfem.org/racismo-estructural-susceptibilidad-veracidad-o-que/