“Mi hijo vio a Momo y tiene miedo, ¿qué hago?”
Cómo saber si mi hijo estuvo expuesto a Momo o a contenidos inapropiados para su edad; qué se puede hacer para prevenir esas situaciones y en qué momento se recomienda pedir ayuda profesional, son solo algunas de las preguntas que se multiplicaron en los chats de padres y madres durante las últimas semanas. Y es que la reparación de Momo en videos infantiles de la plataforma de YouTube, como Peppa Pig, y sus posibles efectos en los chicos, continúa generando preocupación en los adultos en general.
En el Momo Challenge, el "juego" que se viralizó el año pasado y que fue comparado con el de la Ballena Azul, el personaje (un ser deforme e irreal) invita a niños, niñas y jóvenes a cumplir retos extremos. Además, se amenaza con castigarlos en caso de desobedecer o recurrir a un adulto.
Lucrecia Morgan, psicóloga clínica y directora del Equipo Anti Bullying Argentina (ABA), explica que cuando un niño está expuesto a una situación que lo atemoriza, suele presentar señales de que algo le está ocurriendo mediante cambios en su conducta o en su estado de ánimo. Por eso, para ella "es importante prestar atención y no desestimar si vemos algo que llama nuestra atención".
"Mi hijo vio a Momo y ahora tiene pesadillas" o "cuando le pregunté si lo había visto, me abrazó y se puso a llorar sin consuelo", son frases que se desprenden del testimonio de padres y madres. Morgan, detalla: "Debemos estar atentos a si se trata de miedos normales que son transitorios y que desaparecen con la contención del adulto o si, por el contrario, persisten en el tiempo, causando malestar en el niño e impidiendo su desarrollo normal: ahí reciben el nombre de trastornos de ansiedad y pueden ser motivo de consulta profesional".
Hay señales de alarma que es importante que los padres, docentes y adultos, identifiquen: si los chicos o chicas presentan ansiedad elevada, dificultades para dormir, angustia, irritabilidad, no quieren hablar o reaccionan en forma agresiva al hablar sobre temas afines a sus miedos o evitan participar de actividades que antes hacían con normalidad, son algunos ejemplos.
Según Morgan, es muy importante enseñarles a los niños y niñas a registrar sus propios límites de lo que les asusta. ¿Cómo? Al igual que cualquier emoción, se expresa en el cuerpo. Entonces, entrenarlos a identificar las señales del miedo puede ser muy útil: como dolor de panza, presión en el pecho, dolor de cabeza, temblores, inquietud, entre otras.
También se los puede ejercitar en distintas estrategias a usar en el momento en que sientan miedo, como apagar el dispositivo o buscar a un adulto de confianza. "Tenemos que enseñarles que si están con sus amigos y sienten vergüenza por tener miedo, hay formas de salirse de esa situación sin quedar expuestos: decir que querés ir al baño, que te aburriste y no querés mirar más, o que no te gusta, por ejemplo", agrega Morgan.
Para ayudar a los padres a establecer un sano equilibrio en el uso de la tecnología e Internet, la especialista recomienda poner límites desde el inicio, dado que "las pantallas tienen estructuras adictivas que atrapan a los adultos y a los niños". Construir un "código de uso familiar", que incluya reglas claras como qué herramientas y redes pueden usar, cómo usarlas y el tiempo de uso diario, resulta fundamental.
"Es importante construir estos acuerdos junto con los chicos, dialogando y participándolos del armado de reglas. Deben entender que los límites tienen un sentido, que no son arbitrarios sino que están para proteger un valor -dice Morgan- Por ejemplo: si le decimos que no tiene permitido navegar por tal sitio, es porque estamos protegiendo su seguridad emocional".
Estar presentes siempre, es fundamental. "Cuando se trata del uso de la tecnología y redes sociales, hay una cosa que tu hijo siempre debe saber: que cuenta con tu apoyo. Las investigaciones demuestran que aquellos chicos en los que en sus familias existen reglas y acuerdos sobre el uso de Internet, tienen menos posibilidades de exponerse a conductas y situaciones de riesgo online", subraya.
Generar espacios de dialogo y confianza en el vínculo, resultan dos de las claves: "Esto es importante para que los chicos acudan a nosotros cuando tengan alguna preocupación, con la seguridad de que vamos a estar ahí para escucharlos, contenerlos y aconsejarlos. La primera gran regla es transmitirles: ‘Siempre que algo te moleste, incomode o te haga sentir mal, contale a tus papas o a un adulto de confianza’", asegura la psicóloga.
Usar disparadores para preguntarles cómo se sienten o qué opinan de lo que ven (por ejemplo, de Momo), puede ser útil. "Debemos ser sensibles y encontrar el momento adecuado. Escuchar con calma, generando un clima de confianza y respeto, sin insistir ni forzar el tema", sostiene Morgan, y describe: "Hay que animarse a escuchar a los chicos: por más doloroso que resulte, hay que dejarlos hablar sin interrumpirlos y que puedan relatar todo lo que vieron, escucharon o le contaron".
Por otro lado, es importante evitar juzgar o reprochar con frases como ‘pero si te dije que no mires eso’ o ‘¿por qué no le dijiste a tu amigo que no querías ver eso?’. "Si no supo manejar esa situación, es porque no puede solo. Muchas veces los chicos no cuentan lo que les pasa porque tienen vergüenza o temor a la desaprobación de los padres. Si sospechas que algo le está pasando a tu hijo, intentá abrir una conversación de manera más indirecta y ofrécele tu apoyo", aconseja la psicóloga.
No naturalizar ni minimizar lo que los chicos, validar sus emociones y mostrarse como un adulto confiable, manteniendo la calma, son otros de los consejos. "Si tu primera reacción es el enojo, es probable que no vuelva a contarte. No sobrereacciones y vayas a hacer un escándalo, por ejemplo, porque los amigos le mostraron un video de Momo. Los chicos suelen vivir estos episodios como una ‘escena’ y sentir vergüenza ante la actuación de sus padres. Tampoco te desesperes ni angusties, sino va a decir ‘mejor a mamá o a papá no le cuento porque se pone peor que yo’", advierte Morgan.
Por último, para la especialista es fundamental "sacarles a los chicos la culpa" de haber mirado algo que no debían o no estaban autorizados. "Cuando los chicos no encuentran una explicación sobre lo que les esta´ pasando suelen sentir que ellos tienen la culpa. Evita´ utilizar frases estigmatizantes como: ‘Siempre con el mismo tema vos’ o ‘Vos tambien sos... ’" , concluye.
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Equipo Anti Bullying Argentina (ABA)