Medio ambiente pospandemia: los principales desafíos para cuidar el planeta
La pandemia dejó a la vista todas nuestras debilidades y la fragilidad a la que expusimos a nuestro planeta. En este contexto de crisis, que también deja aprendizajes, la urgencia de repensar nuestras formas de vinculación con la tierra se perciben con más claridad y los desafíos para una era pospandemia no tan lejana, se empiezan a delinear.
El cuidado de la biodiversidad y replanteo de nuestros modos de producción y consumo, la importancia de priorizar el enfriamiento del planeta como meta a corto plazo, así como darle lugar a nuevas economías de tipo circular son algunos de los puntos planteados por los especialistas consultados. La idea que prima: el momento para accionar es hoy.
"Las actividades humanas están modificando catastróficamente el planeta y generando consecuencias graves para el bienestar de la humanidad. Los cambios en el uso del suelo –como la deforestación y la conversión de hábitats naturales– para actividades agrícolas y ganaderas no sustentables son responsables de casi la mitad de enfermedades, ya que aumentan las posibilidades de contacto entre la fauna silvestre, el ganado y los humanos.
En este contexto, es necesario reflexionar sobre la relación entre los seres humanos y la naturaleza y revisar nuestros sistemas alimentarios y productivos, apuntando a la generación de alimentos libres de deforestación y conversión para alcanzar un futuro saludable y sostenible.
A casi 13 años de la sanción de la Ley N° 26.331 de Bosques Nativos su implementación ha sido parcial. Según un informe elaborado por FARN y Fundación Vida Silvestre, los bosques nativos argentinos vienen sufriendo grandes modificaciones producto del cambio de uso del suelo para actividades agropecuarias, forestales, urbanísticas y viales, lo que genera graves consecuencias, a veces irreversibles.
Existen posibilidades de satisfacer las necesidades económicas y las expectativas razonables de crecimiento y, a la vez, garantizar que nuestros recursos naturales estén disponibles para nosotros y para las generaciones futuras. Conservar los bosques nativos y los beneficios que proporcionan es esencial y un gran desafío de ahora en más para preservar nuestra salud y bienestar."
"En estos tiempos de confinamiento mundial, los educadores y docentes hemos tenido el desafío de adaptar los procesos educativos incorporando las tecnologías de la información y comunicación (TICS). Lo mismo está sucediendo en los más diversos ambientes laborales. En este proceso nos dimos cuenta que nuestro tiempo puede ser utilizado en forma más eficiente, que hay traslados que podemos evitar y que muchas reuniones pueden resolverse a distancia.
Este cambio forzoso tanto en la educación como en la vida laboral, tiene aspectos beneficiosos para las personas y la naturaleza que sería interesante hacer sistemáticos en la era pospandemia.
La reducción del impacto ambiental por la minimización del uso del transporte es un hecho: un estudio publicado en la revista Nature Climate Change asegura que el confinamiento global redujo en un 17% las emisiones diarias mundiales de dióxido de carbono, el nivel más bajo desde 2006. Las emisiones por parte del transporte terrestre representan el 43% de esa disminución.
Será todo un desafío generar las condiciones necesarias en los distintos rincones de nuestro país para que todos tengan acceso a las herramientas tecnológicas suficientes para hacer de la educación y el trabajo a distancia una realidad que genere cada vez más impactos positivos tanto ambientales como sociales y económicos: desde la disminución de las emisiones de dióxido de carbono pasando por el acceso al conocimiento desde distintas partes del mundo hasta la eficiencia del tiempo y el ahorro de recursos y traslados."
"Esta pandemia es la oportunidad de cambiar el paradigma y pensar, por ejemplo, que los residuos pueden pasar de ser un gasto a un recupero de la economía en muchos aspectos, y convertirse en el primer eslabón de una economía circular posible y efectiva.
Hoy hay más de 2000 basurales a cielo abierto en Argentina conformados por un 50% de material reciclable (plástico, papel, etc.) y un 50% de material orgánico al que se le puede dar una utilidad superadora al compost. Argentina tiene tecnología disponible para convertir ese material orgánico en biogás, biofertilizantes y, además, darle un plus revolucionario: producir alimentos.
Los basurales generan gas metano no aprovechado y provocan 21 veces más daño que el dióxido de carbono. La quema del gas metano para generar energía produce dióxido de carbono y ese CO2, por fotosíntesis, se puede utilizar para cultivar algas (spirulina) y generar alimentos de alto contenido proteico como lo indica la ONU.
Con decisión política y la unión de autoridades municipales, provinciales y nacionales pueden aprovecharse todos los componentes de los residuos hoy enterrados e incinerados, para lograr una economía circular en la que se involucra el reciclado, la generación de energía, la producción de biofertilizantes y alimentos, y que apunta a un objetivo real de basura cero".
"La mitigación del cambio climático tiene sólo un camino: reducir las concentraciones de gases de efecto de invernadero, y esto se logra sumando acciones. Debemos reemplazar la forma de producir energía: sustituir la energía térmica de carbón por energías renovables cada vez más accesibles (eólica, fotovoltaica, solar por concentración, hidroeléctrica, geotérmica, bioenergía). Hoy existen opciones a corto plazo y de bajo costo para reducir las emisiones de la mayoría de los gases: además del CO2, por ejemplo, para el metano, y una correcta gestión de la ganadería.
Podemos comenzar a pensar en la eficiencia energética logrando que la energía que utilizamos nos rinda al máximo economizando su uso. De este modo, potenciar la construcción y diseño estratégico: climatizar de manera eficiente con más espacios verdes, mejor orientación con respecto al sol o la utilización de materiales aislantes, y así evitar necesidad de excesos de enfriamiento o calefacción.
Optar por materiales que puedan ser renovables ahorra mucha energía con respecto a la que se debería utilizar para la producción de un producto nuevo. El reciclado es una actividad que hoy debería ser habitual para toda la población.
Es nuestro deber reclamar a las autoridades en este sentido. Cada acción cuenta, cada minuto cuenta, porque cada grado de aumento de temperatura cuenta”.
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