Matrimonios amigos: fundaron un centro que ya asistió a más de 100 chicos desnutridos
"Transformar la vida de nuestros vecinos", ese es el lema que unió hace ya dos años a un grupo de nueve matrimonios amigos de la zona norte del Gran Buenos Aires. La mayoría de ellos vive en barrios privados como Santa Bárbara, el Pacheco Golf Club y El Encuentro y cuando todos los días pasaban por el corredor Bancalari para llevar a sus hijos al colegio, no podían hacer oídos sordos a una realidad que los aturdía: la diferencia entre su calidad de la vida y la de sus vecinos, donde uno de los principales problemas era el déficit alimentario severo y sus consecuencias.Entonces, pusieron manos a la obra y fundaron la asociación civil Nutriéndonos, con un centro que ya atendió a más de 100 chicos desnutridos.
A mediados de 2016, en un encuentro semanal de oración de mujeres, Rosario Naón se animó a expresar en voz alta un deseo que tenía hace tiempo: fundar un centro con la metodología Conín -ideada por el doctor Abel Albino- para luchar contra la desnutrición infantil en la localidad de Bancalari. "Estaba trabajando en la ludoteca del barrio y veía todas las necesidades que tenían. Como mi hermana fundó un centro en San Antonio de Areco, estaba convencida de que eso era lo que se necesitaba acá también", cuenta. Para su sorpresa, todas las presentes le dieron un "Sí" contundente y se encargaron de convocar también a sus maridos: "Ellos se prendieron de inmediato, formaron una comisión directiva y nosotras empezamos a ocuparnos de todo lo operativo", explica Rosario.
En noviembre de ese mismo año, tres de los integrantes del grupo partieron hacia Mendoza para capacitarse. También para esa fecha, se encargaron de conseguir un lugar donde pudiera ubicarse el centro. Un cura del barrio escuchó sobre su proyecto y les ofreció que se instalaran en un jardín de infantes que estaba fuera de funcionamiento. "Nos vino bárbaro porque es grande y a todos les queda cerca. En febrero de 2017 nos pusimos a refaccionarlo", recuerda Rosario. Al cabo de un mes, el grupo de amigos ya estaba realizando relevamientos e invitando a las madres y chicos menores de cinco años a pesarse y medirse con una pediatra del centro. "Esos primeros días me sorprendió muchísimo que se autoconvocaban. Escuchaban que había un médico acá y venían sin dudarlo", asegura la voluntaria.
Los primeros días me sorprendió muchísimo que se autoconvocaban. Escuchaban que había un médico acá y venían sin dudarlo.
"El primer día ni nos saludaban las mamás de los chicos. Estaban desconfiadas y marcaban una distancia con nosotras", destaca Florencia Bianchi, quien forma parte de los matrimonios fundantes de Nutriéndonos y además, se desempeña como estimuladora temprana en el centro de Bancalari. Sin embargo, a medida que fue avanzando el tiempo y los profesionales en pediatría, nutrición, trabajo social y psicopedagogía fueron atendiendo las necesidades de los chicos y las madres que se acercaban, lograron generar "un ambiente de igualdad". "Nos dimos cuenta que todas nosotras tenemos las mismas preocupaciones: estamos cansadas, cuidamos mucho a nuestros hijos y siempre estamos a las corridas", sostiene Florencia.
El centro funciona los días martes y jueves por la mañana. Mientras los chicos permanecen en la sala de estimulación y juegos con sus maestras, las madres participan en talleres de promoción humana, educación para la salud, alfabetización y talleres de oficios. "Todo esto las dignifica, porque aprenden cómo cuidar a su familia y también se vuelven más responsables, tienen que cumplir con ciertos horarios", señala Rosario. Además, los profesionales de la salud les elaboran un plan de tratamiento, seguimiento y estimulación acorde a las necesidades de sus hijos: "La idea es que las mamás puedan continuar con los cuidados desde sus casas". Para ello, todas las semanas les entregan un bolsón con alimentos básicos (aceite, azúcar, leche, atún, fideos, arroz) junto a un modelo de alimentación.
El centro funciona los días martes y jueves por la mañana. Cuenta con talleres de promoción humana, educación para la salud, alfabetización y talleres de oficios.
Nutriéndonos lleva atendidos a 139 chicos del corredor Bancalari, junto a cuatro madres embarazadas. Además, el pasado año expandieron sus puertas y en octubre crearon un centro en Benavídez, partido de Tigre, donde asisten a 19 niños y una embarazada, y a fines de noviembre abrieron otro en La Merced, partido de San Isidro, donde atienden a 12 chicos.
La mayoría de los chicos llega al centro con un diagnóstico de desnutrición crónica o aguda y algunos de ellos, por riesgo social. "Es increíble ver el cambio de los chicos. El 75% de ellos llegan desnutridos y se van de acá con soluciones para desarrollarse durante toda la vida", asegura Florencia. En cuanto a las madres, cuando finalizan el tratamiento, muchas de ellas se vuelven referentes en un área determinada y continúan colaborando en el centro, como Vanesa, que recibió el alta de sus hijos Jesús e Inés a principios de noviembre pero continúa asistiendo en la cocina del centro los martes y siente que no sólo la ayudaron sino "que me llegaron al corazón".