Más de 45: reinsertarse en el mercado laboral, un gran desafío
Según la OIT, 800.000 argentinos de esa edad buscaron en 2016, sin éxito, volver a trabajar; el rol de las ONG para derribar prejuicios y darles nuevas herramientas
Hace poco más de un año, Elena Epelbaum comenzó a atender en una óptica a pocos metros del Congreso de la Nación. A los 52, después de haber estado más de tres años buscando trabajo, logró hacerlo en relación de dependencia.
"Me había dedicado a mi familia. Mi hija nació con labio leporino y en ese momento decidimos que yo dejara de trabajar para ayudarla con su recuperación", recuerda Elena. Sin embargo, luego de 12 años, ocurrió lo que describe como un cimbronazo familiar: se separó. "Entonces, tuve que volver a reinsertarme laboralmente. Y la verdad es que fue difícil", admite.
Según la Organización Mundial del Trabajo (OIT) en 2016, 800.000 argentinos mayores de 45 años buscaron, sin éxito, volver a trabajar.
La gente que pierde el trabajo después de los 45 años está muy enojada con todos –con la familia, consultoras y empresas–, frustrada, desalentada y desesperada. Le cuesta mucho pedir ayuda"
Aunque algunos lo consiguen (ya sea reinsertándose a través de un emprendimiento o en relación de dependencia), los especialistas sostienen que, por un lado, faltan oportunidades en el mercado laboral argentino para este grupo (la mayoría de las búsquedas están dirigidas a personas más jóvenes); y, por el otro, que hay muchos prejuicios que derribar. Trabajar con las empresas para que cambien su mirada y reconozcan todo lo que esas personas tienen para aportar, es una de las claves.
En medio de esa búsqueda "desesperada" -como ella la define-, Elena no recuerda bien cómo llegó a Diagonal, una asociación civil que nació con la crisis de 2001 y que trabaja por la reinserción laboral de personas mayores de 45. Conocer a esa organización fue fundamental para salir adelante.
Gabriela Halperín, directora de Diagonal, explica sobre sus beneficiarios: "No les damos trabajo: les brindamos herramientas para que lo busquen por ellos mismos".
Halperín agrega que las consecuencias del desempleo no son solamente económicas, sino también físicas, psicológicas, y sociales. "La gente que pierde el trabajo después de los 45 años está muy enojada con todos -con la familia, las consultoras y las empresas-, frustrada, desalentada y desesperada. Le cuesta mucho pedir ayuda", afirma.
Por eso, desde Diagonal lanzaron el Programa de Reinserción Laboral (PRL) -por el que ya pasaron más de 3500 personas-, que consta de siete encuentros de cuatro horas cada uno. La clave está en empoderar tanto a aquellos que buscan trabajo como a quienes quieren reinventarse, siempre en grupo.
"Cuando uno pierde el trabajo lo primero que pierde es el grupo de referencia. Entonces, buscamos unirlos con otros para que vean que no son los únicos en esa situación", sostiene Halperín.
Según ella, más del 40% de quienes asisten a Diagonal son profesionales "que se vinieron abajo producto del desempleo. No vienen de contextos vulnerables. Son personas que para el mercado son viejas, pero que se sienten muy jóvenes todavía y aún tienen mucho para dar", detalla.
Pocas oportunidades
Mirtha Orlando se quedó sin trabajo en 2014. Hoy recuerda que cuando veía los avisos de búsquedas laborales sentía que tenía que nacer de nuevo. "Pensaba que nunca lo iba a lograr, que ya se había terminado todo para mí", dice la mujer, de 54 años. Lo mismo le pasó a Elena, quien cuenta: "Los avisos de empleo no eran para personas de mi edad y me sentía discriminada: esa es la palabra".
Los mayores de 45 tienen la misma energía que una persona menor; y, dependiendo de la tarea, las mismas –o incluso mayores– capacidades"
Sobre el perfil de las búsquedas que los empleadores suelen hacer, Ernesto Tocker, director del Servicio de Empleo AMIA (SEA), afirma: "Si uno mira los lugares donde habitualmente se publican avisos, es raro que haya alguno que diga 'buscamos mayores de 45'. Son la excepción".
Para él, en general, la descripción que hacen los avisos del perfil de las personas que se buscan para los trabajos es una "mala costumbre argentina", ya que muchas veces dejan el target de los que tienen más de 45 fuera del mercado. "Hay otros países que tienen políticas bien distintas al respecto, que no te obligan a poner cierta información en el currículum, como, por ejemplo, la edad, el sexo o el estado civil -explica-. Acá, son cosas que habitualmente se ponen y se preguntan. Estamos un poquito atrasados en ese sentido".
En el SEA trabajan como nexo entre los que buscan trabajo -la base de datos en 2017 alcanzó 900.000 postulantes, donde el 11% eran mayores de 45 años- y las empresas que demandan empleadores. Token dice que suelen trabajar con aquellas para que flexibilicen sus condiciones de contratación o sus perspectivas respecto de quién puede desempeñar una tarea.
Opina que hay dos grandes premisas. "La primera, que lo ideal es encontrar para el trabajo a alguien joven. Y eso no es necesariamente así: los mayores de 45 tienen la misma energía que una persona menor; y, dependiendo de la tarea, las mismas -o incluso mayores- capacidades", subraya el director de SEA.
El segundo prejuicio consiste en creer que alguien más grande va a pedir mayor remuneración, circunstancia que para él no es necesariamente cierta. "La va a pedir si tiene mayor formación, experiencia o mayores capacidades", sostiene.
Para tener más herramientas a la hora de conseguir un empleo, Mirtha hizo el curso gratuito de búsqueda laboral que brinda la AMIA junto al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Cargó su CV en el sitio web y consiguió trabajo; pero como no le gustaron las condiciones de contratación, decidió irse de la empresa y seguir buscando otras oportunidades como administrativa.
"Tengo una actitud positiva que antes no tenía y eso se lo debo al curso. Me sirvió porque te hacen ver cuáles son tus fortalezas y debilidades", confiesa Mirtha.
Dice que su CV, por ejemplo, antes no estaba bien armado. "También me di cuenta de dos cosas: de que no estaba sola, porque había gente más joven, recién recibida, a la que le pasaba lo mismo; y de que sí puedo entrar al mercado laboral. Es ese mercado el que tiene el problema, porque le pide experiencia a la gente joven y juventud a la gente experimentada", cuenta.
En esa línea, desde Diagonal sostienen que el problema no está en los avisos, sino en la falta de oportunidades. "No se trata de convencer, sino de educar a las empresas para pensar en la diversidad: está comprobado que los equipos multietarios traen en el mediano y largo plazo réditos económicos porque son mucho más productivos", concluye Halperín.
Para saber más
- Diagonal
- Servicio de Empleo AMIA
- Fundación Oficios