Más que un club: a través del deporte, enseñan valores y promueven el desarrollo de chicos
"Virreyes Rugby Club es felicidad". Así define Abril (10) a la institución a la que asiste casi todos los días, en una pausa de la clase de danza que disfruta junto a otras cien chicas esa tarde de miércoles lluvioso. Además de baile, Abril practica allí fútbol y rugby con dos de sus cinco hermanos. "Es como nuestra casa", suma su mamá, Mercedes López (34), que integra el equipo de fútbol femenino de mayores de esa organización que nació en 2003 para brindarles oportunidades deportivas a quienes no las tenían.
Con frases simples pero contundentes, madre e hija sintetizan lo que significa para ellas ese predio ubicado en la Ruta 202, en el Partido de San Fernando. Virreyes Rugby Club es mucho más que una asociación de rugbiers: no sólo ofrece un sinfín de actividades y oportunidades deportivas, recreativas y educativas a las familias de este barrio, sino que representa un espacio de contención, formación en valores y solidaridad para más de 650 chicos en situación de vulnerabilidad económica y social.
"No sólo venimos a patear una pelota de fútbol sino a encontrarnos con otras mujeres, a conocernos más, a compartir nuestros problemas y a aprender de la otra", explica Micaela (32), jugadora y coordinadora del equipo de fútbol femenino. Ella es mamá de tres chicos y para ella, Virreyes es "es el mejor legado" que les puede dejar. "Si hay algún problema, las madres defendemos al club como a nuestra propia casa", afirma esta mujer que hace dos años decidió tatuarse el escudo color verde del club en uno de sus brazos.
El sentido de pertenencia es notable en cada uno de los integrantes "del Virreyes": "A este espacio lo forman las familias. Tratamos de que se lo apropien, de que sean parte del corazón del club. Hay chicos de la división superior de rugby que ya forman parte de la comisión directiva y que serán los futuros dirigentes", cuenta Ángela Billoch, quien, 16 años atrás, fundó la institución junto a su marido, Marcos Julianes (ex jugador y entrenador del CASI), Carlos Ramallo (ex jugador y entrenador del SIC) y su mujer Dolores, el padre Juampi Jasminoy (párroco de Nuestra Señora de Itatí, de Virreyes) y muchos otros voluntarios que se fueron sumando. Actualmente son 60 los voluntarios que ofrecen su tiempo para entrenar, coordinar grupos, dar talleres, apoyo escolar o tutorías educativas.
La solidaridad es otro de sus pilares fundamentales de esta asociación civil sin fines de lucro. Por eso, cuando alguno de sus miembros atraviesa alguna situación difícil, todo el club responde. Como sucedió con la hermana de Mercedes López, que perdió la casa en un incendio y recibió la ayuda de toda la comunidad. "Le dieron una mano enorme. No sólo con donaciones sino también acompañándolos", cuenta Mercedes. Micaela, agrega: "Además, cuando llega alguien que no tiene ropa, enseguida salimos todos a buscar short, remera y botines con los colores del club para que se sienta parte. En Virreyes nadie se queda afuera. La inclusión es clave".
La melodía de "El Cascanueces" les marca el paso a las pequeñas bailarinas que practican para la muestra de fin de año. "Puntas de pie", indica la profesora, Camila Alegre, que fue campeona mundial de tango en 2015. "Encontramos en la danza lo mismo que en el rugby: disciplina, compromiso y formación en valores", afirma Ángela.
Mientras tanto, en el salón "Michingo" (llamado así en honor a Rodolfo O´Reilly, voluntario y apasionado rugbier que entregó los últimos 16 años de su vida a este proyecto), chicos de primaria y secundaria reciben apoyo escolar de la mano de dos tutoras y varios estudiantes universitarios que, como voluntarios, encuentran en ese espacio una forma de devolver las oportunidades recibidas.
El proyecto educativo, que en parte es solventado con aportes del Estado provincial, es un eje fundamental. Además del apoyo escolar, brindan becas para el secundario y la Universidad y ofrecen tutorías, talleres de orientación vocacional y computación. "El estudio va de la mano de lo deportivo. Valoramos y premiamos a los que más se esfuerzan y tratamos de lograr que los chicos sientan al club como su propia casa", sostiene Alejandra Lucero, maestra de apoyo escolar y agrega: "La idea es que todos puedan estudiar. Que la necesidad de trabajar, no les quite esa posibilidad".
"Los chicos y sus familias son los que le dan vida al club", subraya Ángela, mientras prepara las mesas para la cena que esa noche compartirán y disfrutarán todas las mujeres del club: tutoras, voluntarias, maestras de apoyo, entrenadoras y responsable de limpieza. "Virreyes es parte de nuestra vida. Nos atraviesa 100%", confiesa esta incansable voluntaria que desde hace 16 años comparte esa obra con su marido y sus tres hijos: Damasia (28), Felipe (26) e Ignacio (19). "Acá concentramos esa posibilidad de abrirnos a los demás y de estar con el otro en cualquier situación. No todo fue color de rosa. Pasamos momentos difíciles también. Pero como dijo un día mi hija, estos años de vida en Virreyes nos hicieron lo que somos, con nuestras miserias y nuestras alegrías", reflexiona Ángela.
Cómo colaborar
Para poder mantener todas las actividades que brindan de manera gratuita a los chicos, Virreyes Rugby Club necesita la colaboración de personas que puedan hacer aportes mensuales de 100 pesos en adelante. Las empresas pueden realizar aportes económicos o también donaciones de mercadería, como gaseosas o comida para los terceros tiempos.
Además necesitan voluntarios que quieran sumarse como entrenadores de rugby o dando cursos.
Datos de contacto:
Cel: 1549986506 (Marcos)
majulianes@gmail.com