“Los negocios deben crear valor, que es un término más amplio que ganancia”
El académico hindú, impulsor del capitalismo consciente, promueve un modelo económico basado en el bien comunitario. “Proponemos empresas más inteligentes, más sabias”, sostiene. Sisodia afirma que la manera en que la gente trabaja impacta en cómo tratan a sus hijos, a su familia y a su comunidad
"Pensamos los negocios de manera diferente, el mundo necesita repensar el capitalismo desde otro lugar", comienza a explicar Raj Sisodia, académico de origen hindú fundador del movimiento conocido como Conscious Capitalism y autor del best seller Capitalismo consciente, que da nombre a esta corriente. Sisodia pasó por Buenos Aires para participar del Foro Nacional de Sustentabilidad de LIDE Argentina y recibió a la nacion para profundizar sobre esta idea que propaga por el mundo y que propone una economía de vínculos más horizontales, que busca el bien común y que se presenta como una evolución más completa y abarcativa de la Responsabilidad Social Empresaria
–¿Es posible un capitalismo más humano o son conceptos contradictorios?
–Tenemos que pensar en un capitalismo más amplio, que vaya más allá de simplemente generar ganancia. En los últimos 70, 80 años, por lo menos, los negocios sólo tienen como finalidad hacer dinero. Pero hay que pensar en la sociedad, en un propósito más elevado, como en una profesión, porque las empresas son parte integral de las comunidades. Un médico cura, un maestro enseña y los negocios generan dinero. Pero los doctores y los maestros también ganan dinero. Necesitamos el dinero para vivir. Ahora bien, ¿por qué decimos que los negocios son sólo para hacer dinero? Tenemos que usar los negocios para generar ganancias en extenso, para toda la sociedad.
Si bien necesitamos ganancias para sobrevivir, ésa no es la única finalidad de nuestras vidas. Necesitamos ser rentables, es importante, perono es lo único. En el mundo de hoy, en el que las personas están muy bien informadas y conectadas, tenemos que operar nuestras empresas desde un nivel superior de conocimiento. Tocamos la vida de muchas personas, por lo cual tenemos que asegurarnos que llegamos a esa gente de una manera positiva. Los negocios deben crear valor, que es un término más amplio que ganancia, aunque la incluye. Eso es lo que busca el capitalismo consciente.
–En la teoría suena muy bien, ¿pero cómo se logra que las empresas hagan ese cambio?
–Yo me enfoco en los líderes de las empresas.
Tenemos que actuar sobre ellos para funcionar en este plano. Les dijeron que su responsabilidad es la productividad, pero no saben que esa manera de hacer las cosas no es efectiva, no vale la pena. Hay como una cierta inconsciencia, porque muchos CEO hoy siguen siendo evaluados sólo por la responsabilidad fiduciaria de crear retornos para los accionistas. Nada más. Hay que convencerlos de cambiar su filosofía y modelo de trabajo. Creo que hay que expandir este modelo a todos los integrantes del ecosistema de la empresa: a los clientes, a los empleados, a los proveedores y también a los accionistas. La cultura, la organización, cómo hacemos nuestro trabajo, cómo nos sentimos… Todo esto es muy importante porque la mayoría de las organizaciones son tóxicas. Al principio muchos creen que esto les hará gastar más dinero, pero tenemos evidencias de que con esta forma de trabajo que proponemos se ahorra dinero porque evita aspectos improductivos. Por eso proponemos empresas más inteligentes, más sabias. Sisodia, junto a John Mackey, fundador y CEO de Whole Foods Market, un acérrimo defensor del movimiento de alimentación orgánica, son los máximos exponentes de esta corriente. Doctor en Marketing y Negocios por la Universidad de Columbia, en 2003 Sisodia fue elegido como uno de los 50 Pensadores líderes de Marketing y en 2007, la Universidad Bentley lo honró con el Premio a la Excelencia y el Premio de Innovación en la Enseñanza en 2008. Sin embargo, y más allá de su extensa trayectoria en la materia, Sisodia cree que la clave es la perseverancia.
"Según mi experiencia, tarde o temprano, la luz se prende. Con una persona me tomó cinco años poder mostrarle este camino, pero hoy es uno de nuestros seguidores más apasionados.
Pero si fuera mi hijo, ¿cómo lo trataría? ¿Le diría, OK, estás despedido o sería paciente, lo ayudaría y trabajaría con él hasta que se diese cuenta?", se pregunta. En ese sentido, prosigue: "La mayoría de la gente, con entrenamiento o luego de profundas conversaciones, puede ver cuán impactantes son los cambios. Uno nunca sabe por dónde puede aparecer. Leer un libro puede cambiar tu vida, a veces una charla puede hacerlo, incluso una frase puede modificartu vida", sostiene, y él mismo se pone como ejemplo: "Mi vida cambió con una frase. Yo estaba escribiendo un libro sobre los aspectos negativos del marketing, sobre lo terrible que era, pero leí una frase que decía: Los americanos no quieren saber de problemas, quieren conocer las soluciones. Simple, pero me cambió completamente. Tenemos que cambiar problema por oportunidad y probar con todo: argumentos lógicos, ilógicos, humanos e interesados, porque nunca sabes por dónde puede aparecer el cambio".
–¿Al final no se reduce todo a una cuestión de educación? Si la gran mayoría de la gente pasa la mayor parte del día en su trabajo, ¿no se trata de enseñarle a vivir mejor y crear un entorno saludable?
–Sí, completamente. Tenemos que trabajar en crear el verdadero liderazgo humano. Se trata de cuidar a cada uno como ser humano y tener sentido de la responsabilidad, porque la manera en que la gente trabaja impacta en cómo tratan a sus hijos, a su familia y a su comunidad. El 90% de los comentarios en nuestros cursos son sobre cómo pudieron cambiar su vida, su relación con sus hijos, su mujer o su marido, y sobre todo, cómo los hizo personas más felices.
–Usted ha viajado por todo el mundo pregonando el capitalismo consciente. ¿En dónde la gente toma más este concepto: en los países desarrollados o en los emergentes?
–Es difícil contestarlo. La mayor atracción se da en Estados Unidos. Pero, por otro lado, en Corea del Sur he estado más de diez veces y tienen una cultura con una gran sabiduría. Donde no tenemos ninguna repercusión es en China y Rusia, pero ellos están alejados del capitalismo y los gobiernos controlan todo. En los países donde los gobiernos tienen presencia en la economía, como en la Europa continental, esta corriente todavía no ha tenido gran penetración, como sí la tuvo en el Reino Unido.
–¿Cuán abiertos están los argentinos a escuchar o poner en práctica estos conceptos?
–Estuve sólo 24 horas aquí, así que no estoy calificado para opinar. Sin embargo, creo que aquí el Estado tiene mucha intervención y uno de los principios de toda la filosofía es que hay una correlación directa entre la prosperidad y el nivel de libertad. Si el sector privado puede hacer algo, debería hacerlo. El gobierno tiene que hacer lo que los privados no pueden lograr.
Pero más allá de todo creemos que lo que nosotros pregonamos son valores humanos e ideas universales, donde confluye lo mejor de Oriente y Occidente. Oriente aporta su sabiduría milenaria y Occidente, por supuesto, su eficiencia y sus procesos de habilidades, que son importantes también. Esta corriente crea un gran puente como un modelo universal, en el que creemos que la mayoría de la gente puede inspirarse.