- 6 minutos de lectura'
La escuela inclusiva no solo tiene un impacto significativo en la vida de niños, niñas y adolescentes con discapacidad (los detallamos al final de esta nota) sino que además representa una gran oportunidad para todos los estudiantes, porque garantiza que crezcan y se formen en un sistema educativo que considera que la diversidad es una fuente de enriquecimiento. Según coinciden varios especialistas en educación inclusiva, el principal impacto radica en una sociedad más humana.
Tanto es así que la inclusión es uno de los ejes de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible de Naciones Unidas y se está convirtiendo en una variable cada vez más valorada por muchos padres a la hora de buscar escuela. “Cada vez son más las familias que en la entrevista inicial preguntan si la escuela es inclusiva”, cuenta Gabriela Santuccione, una de las fundadoras de Grupo Artículo 24, una coalición de más de 150 organizaciones de todo el país. “Lo hacen porque quieren que sus hijos se eduquen en la diversidad, que se valoren a ellos mismos y al otro”, detalla.
A continuación, te compartimos los beneficios que destacan los especialistas, docentes y padres de alumnos con y sin discapacidad:
- Genera una sociedad más humana e inclusiva. Una escuela que excluye, enseña a excluir y de esa forma reproduce inequidad. La escuela inclusiva, en cambio, enseña a no discriminar por características, origen, género o cualquier motivo y demuestra que a la sociedad la hacemos entre todos.
- Fomenta el desarrollo de habilidades psicosociales. Mayor tolerancia, paciencia, solidaridad y empatía son algunos de los valores que los chicos, maestros, padres y especialistas resaltan. Un niño o joven que comparte el aula con un chico con discapacidad estará mucho mejor preparado para abrazar a alguien distinto y encontrar el potencial de cada persona. Desde el colegio ORT, coinciden en que la educación inclusiva “forma alumnos mejor preparados para la vida”. La heterogeneidad es un factor que les permite a los chicos crecer y aprender lo que es un mundo más real, más diverso. “Esto los ayuda a ser más tolerantes, a ponerse en el lugar del otro, a gestionar conflictos y a poder mirar y a escuchar mejor”, explica Patricia Gurfinkiel, directora pedagógica de la ORT.
- Consolida comunidades de aprendizaje. El trabajo en equipo entre docentes, directivos y personal no docente, el fomento de la participación de las familias y el apoyo entre pares son clave en una escuela inclusiva y transforman a la escuela en un conjunto de interacciones de aprendizaje constante.
- “Co-enseñanza”: los maestros acuerdan que a menudo son los mismos alumnos los que “voluntariamente” adoptan un rol de maestro “monitor” y ayudan a sus compañeros con dificultades en el aprendizaje o discapacidad, explicándoles o enseñándoles la tarea. “De esta manera, los alumnos que adoptan este rol (sin darse cuenta) van aprendiendo y construyendo nuevos y distintos aprendizajes a partir de sus propias intervenciones“, cuenta el maestro Martín Vera.
- Alienta la creatividad e innovación docente. Un maestro que recibe a un niño con discapacidad en su aula, tiene que cambiar su metodología didáctica para adaptarse a ese chico y, gracias a ello, todos los alumnos se ven beneficiados. Según la maestra Claudia Fiorito, “se comienza a pensar más en el otro, buscando estrategias para que todo el grupo acceda de la manera más equitativa a los aprendizajes”.
- Equipara oportunidades. Esta es la finalidad central de la escolaridad obligatoria y solo se concreta cuando las escuelas reciben a todos e implementan estrategias para que todos los chicos y las chicas puedan aprender y participar.
¿Cuál es el impacto de la educación inclusiva en los chicos con discapacidad?
De acuerdo a la cordobesa María Eugenia Yadarola, Doctora en Educación, madre de una joven con síndrome de Down y cofundadora de la Fundación Síndrome de Down para su Apoyo e Integración (FUSDAI), los beneficios para los chicos que presentan desafíos o dificultades son los siguientes:
- Favorece su desarrollo psicosocial, de habilidades interpersonales y sociales, en tanto en la participación e interacción con compañeros/as sin discapacidad, aprende a relacionarse, comunicarse, a comprender a los demás, a convivir como uno más en la diversidad. Naturaliza códigos sociales propios de su edad, se apropia de herramientas culturales comunes.
- Favorece la generación de lazos de compañerismo y de amistades, desde la diversidad, con mayor conciencia de quienes pueden ayudarlo y quienes no.
- Desarrolla un sentido de pertenencia al aula común, la escuela común y a la comunidad diversa.
- Promueve el desarrollo cognitivo, porque el aprendizaje en colaboración en grupos diversos, heterogéneos, entre estudiantes con y sin discapacidad, moviliza mayores progresos. Los chicos aprenden de sus compañeros/as y junto a ellos, quienes los desafían a aprendizajes de complejidad creciente, enriqueciendo sus posibilidades.
- Fortalece una autoconciencia más realista de sus capacidades y las barreras que enfrenta, a valerse de las primeras para superar las segundas; a desarrollar su autoestima y una mayor satisfacción personal al superar obstáculos y conquistar metas.
- Favorece la adquisición de competencias genéricas para la futura inclusión laboral, en tanto aprenden a trabajar en grupo heterogéneo, a adaptarse a contextos variados, a relacionarse con diversidad de personas, a comprender las tareas de complejidad creciente, etcétera). Desarrolla el aprender a aprender.
- Va construyendo su proyecto de vida incluido en su comunidad, con autodeterminación, como uno más en la sociedad, con sus diferencias y semejanzas. Fortalece su futuro rol adulto activo, saludable y responsable.
Fuentes consultadas y metodología
- Entrevistas a especialistas
- Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ)
- Grupo Artículo 24
- Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad
- Resolución 311/16 sobre “Promoción, acreditación, certificación y titulación de estudiantes con discapacidad”, del Consejo Federal de Educación
- Agenda 2030 para el desarrollo sostenible de Naciones Unidas
Metodología: cómo lo hicimos
Este artículo forma parte de “Hablemos de educación inclusiva”, una guía de Fundación La Nación que incluye las voces y las recomendaciones de algunos de las y los principales referentes en esta temática de la Argentina, así como también testimonios en primera persona. Además de las entrevistas cualitativas, se realizó un análisis de datos estadísticos y una compilación de trabajos elaborados por distintas organizaciones gubernamentales y de la sociedad civil, y contó con la curaduría de Gabriela Santuccione, fundadora y miembro del Grupo Artículo 24, coalición de más de 150 organizaciones sociales de todo el país que trabajan para que se cumpla el derecho a la educación inclusiva.