Los beneficios de tramitar elCertificado Único de Discapacidad
Menos del 8% de las personas con discapacidad tiene el documento que le permiteacceder a cobertura en salud gratis y a muchas otras prestaciones
María de los Ángeles Taraborelli tiene 28 años y desde los 15 padece una distrofia muscular que le impide desplazarse normalmente. Si bien puede caminar pequeñas distancias tiene dificultades, por lo cual muchas veces opta por usar silla de ruedas.
Ella integra el colectivo de más de 5 millones de personas que padecen algún tipo de discapacidad en la Argentina, según datos del último censo. Sin embargo, menos del 8% de este grupo tiene el Certificado Único de Discapacidad (CUD), el documento que acredita esa condición y con el cual pueden acceder a múltiples beneficios, como el tratamiento médico integral y gratuito de su afección, entre otros.
Gracias al CUD, Taraborelli aprovecha los pasajes de larga distancia para ir junto a su novio a visitar a familiares y amigos a Bahía Blanca, y aunque no tiene auto propio utiliza el certificado de libre estacionamiento cuando otros la llevan. Sin embargo, muchas veces los lugares reservados para estacionamiento de personas con discapacidad están ocupados.
"La gente no se da cuenta de que me cuesta caminar y que por eso necesito estacionar en ese lugar. La mayoría de las veces los autos que están estacionados no tienen ninguna identificación de libre estacionamiento y cuando les reclamás no te dan bolilla", se queja.
Para Mercedes Peralta, responsable de la campaña Sacá tu CUD, que realizó la asociación civil La Usina urante los últimos dos años, el principal problema es que la gente no sabe de la existencia del certificado ni cuáles son sus beneficios. Y las estadísticas son más que elocuentes: según datos del Servicio Nacional de Rehabilitación (SNR), el organismo oficial encargado de emitir los certificados, hasta diciembre de 2013 habían entregado 400.628 comprobantes, de los cuales 206.024 se tramitaron a partir de julio de 2012. Mirando el vaso medio lleno, este último dato evidencia una tendencia positiva de obtener el certificado, pero todavía falta mucho camino por recorrer.
Además del desconocimiento, otra de las razones que aducen desde el SNR para justificar estos magros números es que todavía conviven algunos certificados provinciales con el nacional. Si bien todas las provincias adhirieron al CUD para tener un criterio uniforme (a excepción de la ciudad de Buenos Aires, que confían poder incorporar antes de fin de año), aún no todas las personas cambiaron sus certificados provinciales por el nacional porque mientras estén vigentes pueden acceder a los mismos beneficios. A medida que vayan venciendo deberán tramitar el CUD.
Los beneficios
Eleonora Cataldi tiene 58 años, desde 1996 padece múltiples trastornos psiquiátricos y hace unos meses, cuando comenzó con su internación diurna, tramitó su certificado. "La junta fue muy minuciosa a la hora de evaluar su caso, tuvimos que llevar toda su historia clínica y varios papeles más. Pero con el CUD ahora la prepaga cubre su internación y toda la medicación en un 100%. Sin el certificado, sólo se hacían cargo de un mes de internación y del 40% del valor de los remedios", explica una de sus hijas, que calcula que gracias al certificado evitan pagar unos 18 mil pesos mensuales, que no tendrían forma de afrontar. "La mayoría de quienes lo tramitan lo hace como puerta de entrada a un beneficio.
El certificado no es obligatorio, pero sí es necesario para poder acceder a los beneficios", explica Marcela Gaba, directora del SNR. Con este documento, las personas con discapacidad pueden acceder a la cobertura médica total y gratuita de todo lo que involucre su discapacidad,transporte terrestre gratuito de corta y larga distancia, franquicias para comprar autos, certificado de libre tránsito y estacionamiento, y exención de patentes y demás impuestos, entre otros beneficios.
Con el certificado también se puede facilitar la obtención de una pensión a quienes presenten un 76% o más de invalidez, sumar la asignación por hijo con discapacidad a la existente por hijo y derivar la pensión de los padres que tengan a cargo un hijo con discapacidad en caso de fallecimiento. Por otro lado, el CUD puede ser también la posibilidad de acceder a un trabajo por medio de la bolsa de empleo en organismos estatales (por ley, el 4% de su plantel debe ser ocupado por personas con discapacidad).
Además, para estimular la contratación en el ámbito privado, los empleadores de una persona con certificado obtienen una serie de beneficios impositivos, como la deducción del impuesto a las ganancias del 70% de la remuneración y la exención del 50% de las cargas sociales durante el primer año y del 25% para el segundo, así como créditos especiales para financiar las obras para suprimir barreras arquitectónicas en el establecimiento.
"Tener el certificado es primordial si tenemos en cuenta que el 75% de las personas con discapacidad son desempleados, que casi el 44% es jefe o jefa de hogar, y que el 38,4% no tiene ningún tipo de cobertura médica. El CUD es una posibilidad para comenzar a revertir esta realidad", agrega Peralta desde La Usina, que desde 2012 con su campaña recibió más de 23.400 visitas a su página Web www.sacatucud.com.ar
Desde el SNR destacan que la Argentina fue el primer país del mundo en adoptar los criterios de la Clasificación Internacional del Funcionamiento de la Discapacidad y de la Salud, CIF, que entre otras cosas establece abordar la discapacidad desde una mirada biopsicosocial, centrada en la desventaja en la integración social provocada por un problema de salud.
"Una persona con discapacidad no sólo tiene limitaciones en su salud, tiene también múltiples restricciones en su ambiente físico", sostiene Gaba, que estableció juntas evaluadoras multidisciplinarias, y agrega: "Por eso, el CUD no es un certificado médico y como la situación de la persona con discapacidad es dinámica, debe renovarse según lo indique la Junta Evaluadora Interdisciplinaria".
La renovación de los certificados muchas veces enoja a los beneficiarios y a sus familiares, que no comprenden por qué deben volver a ver a la junta si muchas veces su discapacidad es definitiva. Sin embargo, desde el SNR explican que como el CUD ofrece cobertura integral, cualquier situación que se genere posteriormente a su obtención y a partir de la discapacidad, como una depresión, por ejemplo, debe ser contemplada por la junta para que se incluya dentro de la cobertura y la persona pueda acceder al tratamiento.
Dónde tramitarlo
Hasta hace unos años, obtener o renovar el CUD era un trámite engorroso, que se realizaba en la sede central del SNR, pero ahora para facilitar y acelerar el trámite se puede tramitar en todos los municipios del país. Karina Chediex tenía 18 años cuando quedó ciega a causa de la diabetes y ya tramitó dos veces el certificado. "La primera vez fue muy complejo porque tuve que ir a Capital, a la calle Ramsay, donde había que hacer una cola enorme. Pero la segunda, en 2006, saqué turno en la Municipalidad de San Isidro y después fui al hospital zonal, donde presenté todos los papeles, me hicieron unas preguntas y a los 15 días pasé a buscarlo", recuerda. Chediex trabaja en Audela, una organización social para la integración social de personas con discapacidad, y por tener el CUD PAMI le cubre la totalidad de los gastos de insulina y de las tiras reactivas que utiliza para medir su glucosa. Pero también le permite salir a pasear con su hijo de 11 años, como cualquier madre. "Es una herramienta que está bueno tener porque nunca sabés dónde podés encontrar un beneficio", sostiene. Preguntando, descubrió que puede llevar gratis a su hijo al Zoológico de Buenos Aires y a Temaikèn, o tener descuento en las entradas del cine.
Lo que todavía falta
Aunque fue implementado hace varios años, aún hay mucho desconocimiento sobre el CUD. "Muchos pediatras y terapeutas no le cuentan a los padres sobre la existencia del certificado. Recién cuando tienen que empezar un tratamiento o ingresar a la escuela se enteran", sostiene Leandra Garófalo, directora de la escuela especial El Lucero del Alba, que trabaja con chicos con discapacidad intelectual.
"Al arrancar, cuando los chicos tienen 3 años, muchos padres no están interiorizados, pero luego la gran mayoría lo saca. Sólo algunos prefieren no tramitarlo porque sienten que están como etiquetando a sus hijos, cosa que no es así", agrega. De todos modos, en su establecimiento el 90% de los alumnos tiene su CUD y el resto alguna cobertura social. Pero si muchos de los posibles beneficiarios no saben de la existencia del CUD, la situación es más grave en la sociedad en general. "Cuando vas a lugares públicos, muchas veces los empleados no saben cómo tratarte ni los beneficios que te corresponden", explica Karina. Por último, Gaba hace foco en otra deuda pendiente: "Tenemos que avanzar en el acceso al diagnóstico que permita a todos los beneficiarios llegar a tramitar el CUD".