La amistad menos pensada: “le dice "mamá" a mi vieja”
Es 10 de abril de 2019. Omar Gutiérrez está reunido con un grupo de amigos en el restaurante Point de Martínez. De repente aparece una torta con velitas, todos empiezan a cantar y Omar se emociona al experimentar por primera vez qué se siente que a uno le festejen el cumpleaños. En Misión Chaqueña, la comunidad wichi en la que nació en Salta, este día pasa desapercibido. No hay tortas ni regalos.
"A los 25 pirulos cumplidos me llegó esta grata sorpresa. No sabía que pasaba, me quedé en el molde. Fue un momento de tristeza, orgullo y felicidad que me dejó en claro que vale la pena seguir adelante, pase lo que pase", dice Omar, que abandonó sus orígenes para venir a Buenos Aires a cumplir el sueño de convertirse en el primer abogado de su comunidad.
Los que le festejaron el cumpleaños fueron su nueva familia en la ciudad porteña: un grupo de ex alumnos del colegio Florida Day School y de otras personas que se fueron sumando, liderados por Martín de Dios, la persona que cambió la vida de Omar.
Conocer Misión Chaqueña en 2011 gracias a un viaje solidario que hizo con su colegio, fue un antes y un después en la vida de Martín de Dios. Ahí recién tomó conciencia de lo difícil que era la vida para los 5000 habitantes de esta comunidad wichi.
"Desde el primer momento me atrapó mucho la gente, la cultura. Es como irse a otro país realmente. Fue muy enriquecedor, me generó muchas preguntas. La principal fue ¿por qué no a mí? Es darse cuenta de que la vida es una especie de lotería, que uno está en un lugar de privilegio y otros es uno de enorme dificultad para poder llevar adelante sus proyectos. Y de que esa es la vida que me podía a ver tocado a mí", resume Martín.
Cuando conoció a Omar – los dos tienen la misma edad - lo primero que le llamó la atención fue que era bastante más abierto de sus compañeros. Siempre tenía ganas de hablar y hacía un millón de preguntas. "Nos hicimos amigos con Omar en ese primer viaje, conversamos mucho, él me contaba su manera de ver el mundo y sobre las injusticias que sufren desde su comunidad", recuerda Martín.
Pasaron unos años y Martín volvió a la comunidad porque sentía que tenía que hacer algo para mejorar las oportunidades de estos chicos. Él, y algunos compañeros, no se habían quedado conformes con las situaciones que los adolescentes y jóvenes estaban atravesando ahí y querían ayudar. En esa oportunidad, Omar le contó de su sueño frustrado de ser abogado. "Yo ya estaba en 4to año de Abogacía y para él, a pesar de todo el esfuerzo que hacía, era imposible estudiar. A mí no me había costado nada y a él le costaba la vida. Omar quería venirse en noviembre a Buenos Aires. Su plan era nada más que su convicción y su voluntad. Y con eso solo no alcanza. Tenía una determinación de fierro", recuerda Martín.
La apuesta de Martín - y de la fundación Lewet Wichi que armaron con un grupo de ex alumnos del colegio - fue por la educación universitaria y la prueba piloto fue el caso de Omar. Con el tiempo se fue convirtiendo en un amigo, y finalmente en un hermano de la vida.
Martín fue el eslabón posible para que Omar pudiera venirse a vivir y a estudiar a Buenos Aires. Movió a toda su red de contactos (familia, amigos, trabajo) para que Omar consiguiera gracias a su mamá una beca en la universidad de Flores, un trabajo en la empresa de su amiga Victoria Pol y un lugar en donde vivir. "Empezó a surgir una red de personas que nunca pensamos que iba a ser tan grande. Esto fue facilitando los primeros pasos de poder elegir en donde vivir, poder insertarse en el mundo de la universidad y en el mercado laboral", dice Martín emocionado.
La red se fue ampliando cada vez más. Y apareció Juan Carlos Carretero para darle un trabajo a Omar en su estudio jurídico y contable o María Laura Tinelli que vive en Londres pero a la distancia aportar dinero para los gastos de Omar y busca a otros posibles padrinos. Cada uno aporta desde su lugar.
"Buenos Aires te amansa, te doma y te puede aplastar y es algo que Omar ha logrado superar. Cuando lo conocí era una persona muy tímida, que solo respondía a las preguntas que se le hacían. Fue muy lindo entender de donde venía y tratar de empezar a ayudarlo", cuenta María Laura.
Pero el principal apoyo que Martín y su entorno le dieron y dan a Omar es el afectivo, la presencia constante. Ambos empezaron a compartir sus vidas: Omar pasó su primera Navidad porteña con la familia de Martín, se juntaba a jugar al fútbol o a comer un asado con sus amigos.
"Omar le dice "mamá" a mi vieja. Al principio cuando lo llevaba a reuniones o fiestas no hablaba porque no entendía nada. Porque la gran dificultad era la comprensión. Los porteños somos de hablar muy rápido, de ser muy ansiosos, y eso limitaba su comunicación. Si bien ellos estudian español en la escuela desde chicos, es su segunda lengua. Y había muchas expresiones nuestras que no entendía, tenía miedo de sentirse distinto y discriminado. Después con el tiempo se empezó a soltar", cuenta Martín.
Su entrega fue total. Martín lo empezó a ayudar a Omar con todo lo relativo con la facultad: a conseguir los libros, a estudiar, a prepararse para los exámenes. "Venía los fines de semana a estudiar a mi departamento porque en el hotel en donde vivía no tenía lugar. Nos juntábamos para ver cómo tenía que pedir las fotocopias, cómo abordar los libros y gracias a la red de contactos pudimos acercar a compañeros de mi carrera a que también pudieran darle una ayuda", agrega.
Aunque no los conozcan personalmente, los padres de Omar está muy agradecidos con la familia de Martín y sus amigos. "El último día que estuve en Misión Chaqueña, comí con la familia de Omar. La mamá me dio como regalo una artesanía hecha por ella y me dijo: "Para vos que sos como la luz de Omar y para tu mamá, que es como su segunda madre". En ese momento la llamé a mi mamá y las puse a hablar por teléfono", dice Martín emocionado.
Martín lo define a Omar como un hermano. Le encanta pasar tiempo con é, ir a ver una película o discutir de economía o política. "Ese ida y vuelta es increíble. De Omar aprendí muchísimas cosas. Es mucho más lo que él me ha enseñado a mí que lo que yo puedo haberle enseñado a él", concluye Martín.
Las personas claves en la vida de Omar
SUMATE A REDES INVISIBLES
Omar necesita muchos apoyos. Podés ayudarlo sumándote como padrino para cubrir sus gastos diarios, como tutor en temas académicos, consiguiéndole un lugar para vivir o siendo un referente en Buenos Aires. Si estás interesado ponete en contacto con Martín de Dios, fundador de la ONG Lewet Wichi, al 54911-6045-3266 o visitá su página en Instagram: @lewet.wichi