La pregunta a Obama que cambió la vida de un joven de la villa 21-24
"Ustedes pueden cambiar el mundo", les dijo Barak Obama cuando era presidente de los Estados Unidos a los 400 jóvenes aglutinados en La Usina del Arte, durante su visita a la Argentina en marzo de 2016.
Allí estaba Fernando Maldonado, invitado por la Fundación Integrar que lo becaba para que pudiera seguir sus estudios de periodismo en TEA, y sintió que esas palabras iban dirigidas a él, que todos los días intentaba mejorar su realidad y la de sus vecinos de la villa 21-24.
Le habían avisado el día, el horario y que tenía que ir de elegante sport. Fernando llegó temprano, de jean, remera blanca y zapatillas, en bicicleta. "Yo entendí que era más sport que elegante. Además estaba todo transpirado de pedalear", dice hoy entre risas. Y agrega: "Cuando entré estaban todos de traje y las mujeres muy arregladas".
Sabía que existía la posibilidad – muy remota – de hacerle una pregunta a Obama. Como con todos los otros desafíos que tuvo en su vida, Fer quiso estar preparado para poder aprovecharlo. "Yo me preparé para eso. Charlé con mis amigos del trabajo sobre lo que le preguntarían a Obama y me llevé escritas dos preguntas. Ya el hecho de estar ahí, en donde iba a estar una de las personas más importantes del mundo, fue muy inspirador", rescata Fernando.
Lo ubicaron en el fondo del auditorio, en un lugar oscuro, al que las cámaras nunca apuntaban. A lo lejos podía ver a una figura que caminaba y hablaba sin parar. Él escuchaba la traducción al español desde un auricular y todas las veces levantaba la mano para poder preguntar.
Cerca del final de la charla, Obama buscó intencionalmente a los "invisibles" del salón, y apuntó a Fernando para que le dieran el micrófono. Luis Vedoya, que en ese momento era el director ejecutivo de la Fundación Integrar y estaba a cargo del grupo de becados que había ido al evento, pensó: "Mañana me cierran la fundación. Fer temblaba como una hoja, yo no hubiese sabido qué preguntar".
A Fernando se le puso la mente en blanco. Ni siquiera atinó a presentarse. Agarró el micrófono y leyó la pregunta que tenía anotada: "¿Cómo puede ser que la misma sociedad que lo votó a usted, esté pensando en votar a Donald Trump?".
Lo que siguió fue un momento de confusión generalizado. Fernando fue el único que le hizo una pregunta en español y a Obama no le llegaba la traducción para poder contestar. Finalmente lo hizo, claramente molesto con tener que explicar por qué el partido republicano estaba ganando tanto terreno en su país.
Para Vedoya ese momento fue la materialización de la importancia de darle oportunidades a chicos de contextos vulnerables. "Ahí me di cuenta de que Fer había empezado a levantar la mano cuando terminó la primaria y después la secundaria, cuando salió de la zona de confort, cuando empezó a estudiar una carrera, cuando lo bocharon, cuando recursó, cuando finalmente aprobó, cuando llegó con un título a su casa, cuando fue a lo de Obama, cuando levantó la mano e hizo una pregunta muy fatal", rescata Vedoya.
Fueron varios los medios que levantaron esa pregunta incisiva de Fernando. De repente el teléfono no paraba de sonar y salía en todas las radios. En LA NACION, salió una columna de opinión titulada "La pregunta que incomodó a Obama". Gracias a esa nota, lo becaron para cursar el Posgrado de Periodismo de la universidad de El Salvador. "Durante la pasantía tuve la oportunidad de estar en una redacción, poder escribir y que salga mi nombre firmado en una nota, fue mucha emoción. Me preguntás cómo lo hice y nosé, pero pasó", cuenta Fernando.
También producto de esa pregunta, lo llamaron al tiempo de la Embajada de Estados Unidos en la Argentina para postularlo para un viaje de intercambio de periodistas latinoamericanos.
"Estuve en Washington con colegas de otros países. Me impresionó lo prolijo que era todo, como en las películas. Y había todos autos de alta gama. Recorrimos diferentes redacciones y aprendí un montón", señala Fernando.
Hoy Fernando coordina el periódico El Católico de Caacupé de la parroquia de la villa 21-24, en donde empezó a dar sus primeros pasos en el periodismo. "Es lindo poder mostrar cuáles son los problemas del barrio. Los que escriben son chicos de acá y también de afuera. Lo importante es poder darles una voz", concluye Fernando.