La historia de mi hijo llegó al cine para promover la inclusión
Hoy viajamos a Cannes, Francia, para cumplir un sueño: el lunes se estrenará en el festival de cine de esa ciudad el corto animado Ian, una historia que nos movilizará.
Realizado por Mundo Loco, la productora del director de cine Juan José Campanella, cuenta una historia real: la de mi hijo mayor, que nació en julio de 2008 y quien a causa de la falta de oxígeno que sufrió durante el parto tiene una importante discapacidad motriz.
Ian nos sacudió fuerte. Desde el primer momento sentimos el amor más profundo, pero también un intenso miedo y dolor al verlo pelear por su vida. Nos enamoró con su mirada y conquistó nuestros corazones: todos los días nos muestra el esfuerzo que hace por aprender, jugar y participar.
Junto a sus tres hermanos, nos hacen padres felices y orgullosos y, a pesar de las muchas dificultades que surgen en este camino, decidimos como familia transformar el dolor en acción y amor.
Soy licenciada en Comunicación Social y realicé un master en gestión del conocimiento. A raíz de la experiencia con mi maternidad decidí aplicar mi conocimiento al campo social para buscar mejorar la calidad de vida de las familias que crecemos con un ser querido con discapacidad. Así nació Fundación IAN.
Una tarde, mientras llevaba a Ian a su terapia de rehabilitación, pasamos frente a una escuela primera: los chicos estaban en el recreo y escuchamos, por tercera vez, cargadas y bromas que aludían a su discapacidad.
Recuerdo cruzar la calle con la intención de hablar con los directivos, mientras ordenaba las palabras que explicarían mi bronca. Sin embargo, en esa vereda por la que caminaba, por un segundo, me vi nuevamente niña y me puse en lugar de esos chicos, que al ver a mi hijo se enfrentaban a una realidad desconocida para ellos.
Entendí que no contaban con herramientas ni información para comprender cómo los chicos como Ian necesitan ayuda para poder jugar y explorar el mundo. Y desconocer genera miedos, rechazo, prejuicios y discriminación.
Al tomar conciencia de esto, decidimos junto con Ian mostrarles cómo es vivir con discapacidad a otros niños y generar herramientas concretas de inclusión. Entonces escribí el cuento "El regalo". Sus repercusiones y el modo en que quienes lo leían cambiaban su actitud, nos llevó a ir aún más lejos: fuimos a tocare la puerta a Campanella.
Bastó con un solo encuentro para que él y su equipo se sumaran a nuestro gran sueño y pusieran toda su creatividad y compromiso al servicio de una causa que los conquistó. Así nació el corto que busca llegar a través del formato animado a los hogares y escuelas con el fin de generar mayor conciencia frente a la diversidad.
Está basado en una historia real, pero refleja una problemática que nos involucra a todos como sociedad. Nos devuelve, como un espejo, una imagen que muchas veces no queremos ver pero que es fundamental enfrentar si deseamos llevar adelante una verdadera transformación.
Ian nos demuestra que en el camino hacia la inclusión y la igualdad de oportunidades no hay tiempo que perder. Como sociedad, tenemos que decir presente y acercar el mundo a quienes más nos necesitan.