La semana pasada, la fiscalía que investigaba el caso llamó a la familia para decirle que habían encontrado a Ramona Telma Ponce, de 72 años, perdida desde diciembre de 2018; sin embargo, su cuerpo había sido hallado en enero de 2019 y a cuatro cuadras de donde fue vista por última vez
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Primero, insultó. “La puta madre”, dijo y agachó la cabeza. Después se quejó por todo el tiempo que pasó sin que nadie pudiese atar cabos y terminar más rápido con tanto dolor. “Estuvo triste, pero no lo vi llorar”, cuenta Omar Mostafa sobre su papá, que tiene 81 años y el miércoles pasado recibió una noticia que esperaba hacía más de cuatro años, pero jamás con las características que finalmente tuvo: Ramona “Telma” Ponce, la mujer con la que estuvo casado 50 años y que se había perdido en diciembre de 2018 en el partido de Moreno, estaba muerta y enterrada como NN en un cementerio de Merlo desde principios de 2019.
Exactamente 10 días después de que desapareciera, el cuerpo de Telma fue encontrado en un descampado, a 400 metros de donde fue vista por última vez, justo donde termina Moreno y empieza el partido de Merlo. Pero pese a la cercanía, a nadie se le ocurrió pensar que ese cuerpo podía llegar a ser el de la mujer que buscaron durante cuatro años y tres meses.
“Lo más duro fue explicarle que a mamá la encontraron enseguida. Y reconocer que todo el sufrimiento, mover cielo y tierra, buscarla por todos lados, no tuvo sentido”, afirma Omar, uno de los dos hijos de Telma. Es abogado y vive en el barrio porteño de San Cristóbal, a pocas cuadras de la casa de su papá. “El miércoles, papá tenía un chequeo médico, así que elegí contárselo ahí, por si se descompensaba”, agrega.
Omar tomó esos recaudos para cuidar a su papá, que es jubilado y sigue atendiendo un bazar que abrió sobre la avenida Jujuy en 1968. Fue el más afectado por la desaparición de Telma. Pese al tiempo que pasó, mantuvo intacto el cuarto que compartía con ella: tres de los seis cajones de la cómoda siguen con cosas de su mujer, una hoja del placard está ocupada por sus vestidos y el lado izquierdo de la cama matrimonial siguió reservado a Telma.
A Omar, en cambio, la noticia lo tomó por sorpresa mientras trabajaba. El fiscal que investigaba la desaparición de su mamá lo llamó el miércoles pasado y le pidió verlo. Era la previa a los feriados de Semana Santa y Omar no podía salir en ese mismo momento para Moreno, así que le insistió para que le diera la noticia por teléfono. “Sentí mucha bronca y enseguida tristeza. Encontraron el cuerpo en enero de 2019 y recién ahora determinan que era ella. ¿Quién se equivocó? ¿Quién ordenó que la enterraran? ¿Qué esfuerzos hicieron para intentar saber quién era esa persona que habían encontrado? ¿Podré saber de qué murió mamá?”, se pregunta ahora Omar.
Hasta el miércoles, él y su hermana Vanesa, que vive en España, estaban conformes con el trabajo de la fiscalía 8 de Moreno. Pero las novedades pusieron todo en duda y desnudaron una trama de ineficiencia que recae sobre dos fiscalías bonaerenses y los policías que colaboraron con la investigación.
Telma tenía 72 años y hacía poco que había sido diagnosticada con demencia semántica cuando desapareció el 23 de diciembre de 2018. Estaba en la quinta que la familia tiene en Paso del Rey, partido de Moreno, y había salido para regalarle paltas a un joven que había conocido en el barrio. Ese joven dijo haberla despedido en un puente peatonal que permite cruzar el río Reconquista. Del otro lado ya está Pompeya, un barrio de Merlo. Telma nunca regresó a la quinta, donde lo esperaban Omar y su esposo.
Ese mismo día hicieron la denuncia y comenzó la búsqueda desesperada que incluyó policías y perros adiestrados. También interrogatorios a vecinos. El 11 de enero, incluso, se hizo un rastrillaje del Reconquista y la costa, de ambos lados, es decir tanto de la ribera que pertenece a Moreno como la que ya es jurisdicción de Merlo. Una de las hipótesis era que Telma podría haber tenido un golpe de calor y caer al río.
Para ese rastrillaje hubo que avisarles a las comisarías y destacamentos de la zona, lógicamente. Y ahí es donde surge la primera gran pregunta: ¿nadie asoció que el cuerpo que había aparecido el 2 de enero en un descampado de la calle Burela, entre Maciel y Saladillo, a 400 metros del puente peatonal en donde Telma había sido vista por última vez, podía ser justamente el de esta mujer que ahora buscaban en el curso del Reconquista? “Eso no ocurrió. Y eso que muy cerca de ahí hay un destacamento que, sin dudas, tuvo que estar enterado de la aparición del cuerpo y del rastrillaje”, expone Omar.
Las razones de semejante falta de comunicación y de relacionamiento de hechos no está del todo claro. Pero desde la fiscalía 7 de Morón, a cargo de la investigación del hallazgo del cuerpo, lo relacionan con las condiciones en las que apareció. “Estaba en estado de descomposición y solo se pudo determinar que era una mujer y que, desde el punto de vista óseo, no había lesiones, por lo que se autorizó la inhumación como NN”, detalla una fuente de esa fiscalía y remarca que la autopsia determinó que la fecha presunta de fallecimiento había sido entre 45 y 90 días antes del hallazgo.
Cuando la fiscalía cargó los datos del hallazgo en el SIAC, el sistema provincial de hallazgos y desapariciones de personas, lo hizo con esa información y con mucha precariedad respecto a las características de la persona: no se pudo determinar el color de ojos, color de pelo y otros datos de la fisonomía.
Para la familia, la explicación no es suficiente. “Alguien hizo mal su trabajo, claramente. Me gustaría saber quién es y hablar directamente, frente a frente, para que me explique por qué pudo haber cometido semejante error”, reclama Vanesa desde España y reconoce que lo que más le duele es pensar cómo pasó su mamá las últimas horas en ese descampado.
A todos los que nos acompañaron y siguieron en la búsqueda de mi mamá les quiero comentar que la semana pasada nos...
Posted by Buscamos a Telma Ramona Ponce Cabrera Mostafa on Sunday, April 9, 2023
Al cuerpo de Telma lo encontró un nene que estaba jugando en la zona. Llamó a su mamá y ella, al 911. Ahí empezó el trabajo policial y de la Justicia que debió haber terminado rápidamente con la búsqueda de Telma y el esclarecimiento de lo que pasó. “Quiero leer la causa judicial del hallazgo de ese cuerpo. Pero lamentablemente se perdió mucho tiempo y si bien sabemos que no tiene lesiones óseas, como fracturas, por ejemplo, no sabemos qué le pasó. Yo sigo pensando que se descompensó, pero no lo sé con seguridad”, se lamenta Omar.
La razón por la que ahora se pudo relacionar un hecho con el otro es un misterio. La investigación por la desaparición la llevó hasta 2020 la fiscal Gabriela Urrutia y desde entonces, Gabriel López. Más allá de las averiguaciones puntuales que pudiesen hacerse a partir del aporte de la familia o de algún llamado anónimo (por Telma se ofrecía una recompensa de 1 millón pesos para quien pudiese aportar información), la fiscalía pedía como rutina a la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de Moreno información sobre cualquier hallazgo de cuerpos o personas que fuesen compatibles con el de Telma.
En uno de esos reportes, la fiscalía recibió en junio de 2021 la información de la aparición, en enero de 2019, del cuerpo de una mujer que podría ser Telma, aunque los datos de la autopsia contradecían en parte esa posibilidad. En un primer momento, la fiscalía desestimó la información, pero a fines del año pasado, finalmente se decidió evaluar esa posibilidad y se ordenó un cotejo de ADN.
“El mismo miércoles que recibimos el resultado, nos comunicamos con Omar para darle la noticia. Ahora, como el cuerpo fue hallado en la jurisdicción de Merlo, la fiscalía decidió declinar la competencia respecto a la investigación necesaria para determinar qué es lo que le pasó a esta persona”, explica Rolando Cardozo, secretario de la fiscalía 8 de Moreno. Si el juez de Garantías lo aprueba, la investigación para saber qué le pasó realmente a Telma quedará en manos de la fiscalía 7 de Morón, la que tiene la causa por la aparición del cuerpo.
Que la información sobre personas desaparecidas y encontradas esté dispersa y desconectada es un drama que tiene varios antecedentes. De hecho, un grupo de profesionales que realizó un trabajó voluntario logró descifrar la identidad de 866 personas registradas como NN y le permitió a muchos familiares cerrar búsquedas de seres queridos que llevaban más de tres décadas.
Y genera, además, un problema adicional: nadie sabe con exactitud cuántas personas están desaparecidas en la Argentina. Lo que hay es una cifra estimativa, que cuenta con el consenso de muchos de funcionarios, especialistas y organizaciones de la sociedad civil, y que marca que en el país hay unas 10 mil personas perdidas o desaparecidas.
Los restos de Telma están en el cementerio Santa Mónica, de Merlo. La familia dice que va a iniciar los trámites para retirarlos y pensar en cómo despedirla. “Seguro haremos una misa”, dice Omar y cuenta que Telma era creyente. Pero enseguida aclara: “Pero tendremos que hablarlo en familia y con papá. No sabemos bien qué queremos hacer. Todo esto es muy triste”.