La ciudad filipina que estaba tapada por la basura y se convirtió en modelo de reciclaje
Caminando por la ciudad de San Fernando, al norte de Manila, en Filipinas, es difícil imaginar que la basura invadía sus calles. Pero convertirse en una localidad prácticamente libre de residuos –una hazaña con la que muchos gobiernos solo pueden soñar– fue un largo y complejo proceso.
Entre 2012 y 2018, San Fernando aumentó del 12% al 80% el porcentaje de los residuos que, en lugar de terminar en los basureros –o, peor aún, en las vías fluviales– se convierten en compost o se vende para reciclaje. "No sólo luchamos contra el despilfarro. Estamos luchando contra la mentalidad y la cultura", explica Regina Rodríguez, referente de la oficina de Medio Ambiente y Recursos Naturales de la ciudad.
Filipinas, uno de los países que más contaminación plástica generan en los océanos, produjo más de 14.000.000 de toneladas de residuos en 2016, de los cuales solo se recicló el 28%. En 2012, el gobierno local de San Fernando se asoció con la Fundación Madre Tierra (MEF), para implementar una estrategia de "basura cero" en la ciudad, un objetivo que implicaba un esfuerzo considerable. Los desechos arrojados indiscriminadamente en las calles eran algo tan común, recuerda Rodríguez, que en aquel entonces muchos pensaban que era un desafío imposible de resolver.
Seis años después, San Fernando es considerada como una de las ciudades modelo del mundo en términos de gestión de residuos. Froilan Grate, presidente de Madre Tierra, atribuye el éxito de la iniciativa a una combinación de apoyo del gobierno local, estricta implementación de políticas y una sólida campaña educativa para los ciudadanos. "Hay aspectos clave. El primero es la voluntad política. Todos, desde el alcalde hasta los funcionarios, deben querer hacerlo. También es fundamental involucrar a los vecinos. Hay que empoderar a la gente para que participe", subraya. Sin pasar por alto la necesidad de que existan los fondos suficientes para implementar los programas.
Aunque estas iniciativas pueden parecer poco rentables al principio, Grate señala que pueden implicar grandes ahorros a largo plazo. "La inversión inicial de San Fernando fue de alrededor de 2.000.000 de pesos filipinos (casi 38.000 dólares). Ahora, el ahorro que proviene de desviar los desechos de los basureros es de aproximadamente 50.000.000 de pesos al año", dice.
Con el tiempo, apunta Rodríguez, los barrios locales y las escuelas de la ciudad han establecido sus propios puestos de reciclaje. La ciudad cuenta actualmente con más de 100 instalaciones de tratamiento de residuos en sus 35 aldeas, muchas más de las que exige la ley (una por aldea).
Además de las principales políticas, que incluyen una prohibición total del plástico y el poliestireno, la ciudad inició también programas a corto plazo, como limpiezas colectivas, para asegurar que la iniciativa permanezca presente en la conciencia de la gente.
"Ninguna política puede tener éxito si la gente no adhiere", estima Rodríguez, y señala que asegurar que los residentes separen los desechos en sus hogares fue uno de los mayores desafíos que tuvieron que enfrentar al principio. Lo hicieron mediante campañas de educación y concientización.
"Es agotador, pero necesario. No sólo estás cambiando sus rutinas diarias, estás cambiando su mentalidad, sus percepciones y a veces incluso sus tradiciones", añade Rodríguez.
Hoy en día, todos los hogares cumplen las políticas de separación y separan los residuos en tres tipos: biodegradables, reciclables y residuales. Algunos incluso tienen sus propias fosas de compostaje en casa.
"Es un problema difícil de resolver", dice Grate. "Pero el caso de San Fernando muestra que hay algo que se puede hacer a nivel local, y que es posible hacerlo". De hecho, otras municipalidades filipinas comenzaron a seguir su ejemplo.
- El autor es de The Philippine Star (Filipinas). Este artículo se publica como parte de Earth Beats, una iniciativa internacional y colaborativa que reúne a 18 medios de comunicación de todo el mundo para centrarse en soluciones a los desechos y la contaminación.
Jan Victor R. Mateo