Jugar "con" y no "contra": ¿Cómo fomentar un deporte sin violencia?
Canciones que invitan a pelear, gritos e insultos desmedidos, disturbios en las tribunas, enemistad entre los jugadores de equipos rivales, hiperexigencia de los entrenadores y los hinchas; son algunos ejemplos que muestran cómo- sea verbal, física o psicológica- la violencia está inserta en el mundo del fútbol argentino. Si bien muchas veces la naturalizamos o la justificamos bajo el concepto de "pasión", lo cierto es que cada vez hay más conciencia acerca de lo que generan este tipo de actitudes y más propuestas, como el "fair play", para erradicarlas y castigar a quienes las promueven.
La asociación sin fines de lucro Juntos Vamos por Más tropezó con la violencia en el fútbol desde sus orígenes, en 2010. Nació entre amigos y familias con el objetivo de mejorar la calidad de vida de niños en situación vulnerable a través del deporte: asisten a más de 1000 chicos de entre 6 y 14 años que juegan al fútbol en los barrios de La Cava, Boulogne y José León Suárez y en las zonas vulnerables de Rosario y San Nicolás. La organización los acompaña de manera integral, fomentando el juego limpio y coordinando actividades de índole deportiva, educativa y cultural.
Hace ya seis años, los miembros de la asociación comenzaron a replantearse algunas actitudes violentas que presenciaban en los diversos clubes de fútbol a los que asisten y decidieron poner manos a la obra: crearon el programa Por un Deporte sin Violencia, junto a jugadores profesionales y psicólogos para transmitir a los chicos, a través de charlas y capacitaciones, el valor del juego y la diversión sacándole el contenido de frustración y exigencia. "Comunicamos la importancia emocional del niño, la felicidad y su construcción psíquica. En las charlas de concientización hacemos hincapié en que el rival no es un enemigo y decimos jugar 'con' en lugar de 'contra'", explica Silvia Tallarico, psicóloga y fundadora de Juntos Vamos por Más.
En las charlas de concientización hacemos hincapié en que el rival no es un enemigo y decimos jugar 'con' en lugar de 'contra'.
Reeducando valores
A Santiago Ladino (39), exfutbolista destacado por su rol como defensor en el club Vélez Sarsfield, nunca lo expulsaron de un partido. A pesar de que sufrió las presiones del deporte en carne propia, jamás cedió ante la violencia y hoy es uno de los jugadores que colabora con Juntos Vamos por Más para transmitir los valores del juego limpio. Participa en las charlas anuales del programa Por un Deporte sin Violencia y en los partidos solidarios que se hacen a principios, mediados y fines de año: "Les contamos sobre nuestras experiencias personales y tratamos de demostrarles que no hace falta ser agresivos para ganar", cuenta Ladino.
Recuerda que a lo largo de su carrera como futbolista, se sintió afectado por los malos tratos dentro y fuera de la cancha. Sin embargo, asegura que "se blindó emocionalmente" para que no le afectarán y aunque siempre tuvo la intención de concientizar sobre la toxicidad del ambiente, sentía que no había lugar para ello y recién pudo hacerlo hace cuatro años, cuando ingresó en la fundación: "Hablar de estas cuestiones era ponerte en situación de vulnerabilidad. Hoy las personas están despertando y cuestionan los mensajes que reciben de su entorno. Entendemos lo violento de las canciones, de la exigencia en los clubes y de la enemistad con el rival, ya no lo identificamos sólo con los barras". Por eso, ahora aprovecha para visibilizar otro tipo de deporte, menos competitivo y más divertido: "Les aconsejamos a los chicos que vivan honestamente y que no le pisen la cabeza al otro para ganar".
La fundación Juntos Vamos por Más organiza las charlas anuales del programa Por un Deporte sin Violencia, donde jugadores profesionales y psicólogos transmiten a los chicos los valores del juego limpio, sacándole el contenido de frustración y exigencia.
Gonzalo Prosperi (34), defensor de San Martín de San Juan, también es parte de Juntos Vamos por Más y considera que el grueso de la violencia en el fútbol proviene de la tribuna: "Lamentablemente, los jugadores estamos acostumbrados a los insultos y a que nos exijan ganar constantemente. Hoy, los comentarios agresivos ya pasan desapercibidos", opina. Incluso cree que, muchas veces, la mayor presión puede venir de la familia y allegados de los jugadores: "Cuando tenía 12 años, mi papá ignoraba la presencia del entrenador y se pasaba el partido entero gritándome cómo jugar. Llegó un momento en que me harté y le pedí al juez que lo echara de la cancha", recuerda. Más allá de que ahora cuenta la anécdota entre risas, reconoce que a los chicos que entrenan desde chiquitos los tratan como adultos y que deben tener "una personalidad entrenada" para tolerar ciertas actitudes. Por esa razón es que hoy Gonzalo elige que su hijo pequeño juegue a la pelota en una escuelita y no en un club, donde la exigencia suele ser mayor: "Lo principal es que él disfrute. Cuando me pregunta cómo jugó, no lo critico y en cambio le digo que piense en cómo se sintió dentro de la cancha", afirma.
Uno de los principales consejos que el defensor de San Martín de San Juan da a los chicos de la fundación es que "disfruten de cada etapa en el fútbol" y que, cuando vayan a entrenar, lo hagan de la misma forma que cuando van a la escuela: "Que sean constantes y responsables". También trata de explicarles que la pasión se manifiesta a través de "la predisposición, el respeto y el compromiso".
Lamentablemente, los jugadores profesionales estamos acostumbrados a los insultos y a que nos exijan ganar constantemente. Hoy, los comentarios agresivos ya pasan desapercibidos.
Hacer la diferencia
Agustín "Pity" Cardozo (22) se pasea por las calles del barrio La Cava en Beccar, donde vivió toda su vida, y los chicos se le quedan mirando. En un intento de pasar desapercibido, mantiene la cabeza baja y, si se le acercan, suelta una broma y los sorprende con algún peloteo: "Me siento uno más", asegura.Pero no lo es. A los 4 años empezó a jugar al fútbol en el club de barrio San Martín A Beccar; a sus 10 se pasó al rival, el San Isidro Juniors y a los 12 empezó en el Club Atlético Tigre. Hoy, pasados diez años desde su incorporación, juega profesionalmente en la primera división del club como mediocampista. En La Cava se volvió un referente por su historia de superación, pero también por su rol activo en Juntos Vamos por Más.
El "Pity" reconoce que la labor de la fundación que dirige Silvia Tallarico "hizo la diferencia" en el club San Martín A Beccar, donde inició su carrera hace ya tantos años: "Cuando era chico, los padres en la tribuna se peleaban entre sí o con el referí. El ambiente era bravo. Pero ahora, en mis últimas visitas noté que está más tranquilo. Es importante inculcarle a los papás y técnicos que es un juego para aprender y crecer", observa. Además, valora el trabajo de Juntos Vamos Por Más en lo que respecta a la educación. "Tratamos de que entiendan lo fundamental que es seguir en la escuela, porque les va abrir oportunidades para toda la vida", concluye Agustín.
Agustín "Pity" Cardozo comenzó su carrera como futbolista en el club San Martín A Beccar y ahora, a sus 22 años, juega en la primera del Club Atlético Tigre como mediocampista. En La Cava es un referente por su historia de superación.
Los consejos para padres de la fundación Juntos Vamos por Más para fomentar un deporte sin violencia:
- No me grites en público, controlá tus emociones.
- Divertite con mi juego. Con tu apoyo soy feliz.
- No le grites al entrenador ni al árbitro.
- No hables mal de mis compañeros.
- Recordá que son rivales y no enemigos.
- Ganemos o perdamos, saludemos deportivamente al contrincante. Compartamos un tercer tiempo.
- Respetá las decisiones del entrenador.
- Los partidos se juegan y se ganan en el terreno del juego.
- No me des lecciones después del partido: pregúntame qué tal lo pasé, no si gané o cuántos goles hice.
Cómo colaborar
La fundación Juntos Vamos por Más apadrina clubes de barrio en La Cava, Boulogne, José León Suárez, Rosario y San Nicolás. Actualmente, necesitan botines en buen estado para brindarles a los más de 1000 chicos que atienden todos los días y ayuda económica para continuar con sus actividades de índole educativa, cultural y deportiva.