Sara Gabriela Burgos es religiosa desde hace 25 años e integra el Comité Ejecutivo de Lucha contra de la Trata y Explotación de Personas, que depende del Estado nacional; en lo que va del año, en el país ya hubo 1362 rescates, de los cuales 56 fueron de niñas, niños y adolescentes
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La imagen y el olor de ese cuarto le quedaron impregnadas en las retinas y la nariz durante varias semanas. Era una pieza sin ventanas, iluminada con una luz tenue. En el piso, un colchón con manchas de sangre. Sobre el colchón, una chica de 19 años con discapacidad intelectual, que era explotada sexualmente ahí mismo, en ese cuarto de una casa familiar de un barrio del interior jujeño. Junto al colchón estaba el tipo que había pagado por abusarla.
A la joven la violaba un hombre tras otro, desde la 9 de la mañana hasta la madrugada. Había llegado a esa casa donde funcionaba un prostíbulo clandestino, ubicado a apenas 12 cuadras de donde vivían sus padres, con la promesa de un trabajo: cuidar a una persona mayor. Sin embargo, la esperaba otra cosa. Tenía 15 minutos para comer y, el resto del día, los abusos se sucedían sin tregua.
“Sus dos proxenetas la habían engañado y le habían dicho que iba a cuidar a una anciana. Fue captada en su propio barrio y estaba en una situación de completa vulnerabilidad. Me costó mucho tiempo recomponerme de esa imagen”, recuerda Sara Gabriela “Gaby” Burgos, que es religiosa de la congregación internacional Misioneras Siervas del Espíritu Santo e integrante del Comité Ejecutivo de Lucha contra de la Trata y Explotación de Personas, que depende del Estado nacional. Oriunda de Jujuy, dentro de ese organismo ella se desenvuelve en el área de la región Noreste del país, que además de esa provincia incluye a Salta, Tucumán, Santiago del Estero, Catamarca y La Rioja.
En el Día Internacional contra la Explotación Sexual y la Trata de Personas, Gaby, que es psicóloga social, explica que en el NOA este fue un año muy particular “porque todos los meses hay rescates” de víctimas de explotación laboral o sexual. “Después de la pandemia estas redes volvieron a actuar de una manera muy activa, sobre todo en el norte de nuestro país. En el caso de Jujuy, incide que es una provincia fronteriza, pero también la indiferencia o el desconocimiento de la población sobre esta problemática”, asegura.
Según datos del Programa Nacimiento de Rescate y Acompañamiento a las Personas Damnificadas por el Delito de Trata, de enero a agosto de 2023 hubo 1362 rescates y asistencias a víctimas (en todo el año pasado, en cambio, fueron 1186), de las cuales 56 era niñas, niños y adolescentes. Las modalidades más frecuentes son, en primer lugar, para fines de explotación laboral (962 casos), seguida por la sexual (271) y la reducción a la servidumbre (104). El NOA suma 35 rescates en lo que va del año; mientras que Buenos Aires (353 casos), Córdoba (237), CABA (210) y Mendoza (203) son las jurisdicciones con más casos.
Además, en el país hay 21.894 denuncias vigentes de personas extraviadas, es decir con una búsqueda activa. De ese total, más del 50% corresponde a chicos y chicas de hasta 17 años. Los datos, que surgen de un pedido de acceso a la información pública hecho y analizado por LA NACION Data, revelan que, de ese total, 4089 denuncias corresponden a desapariciones de bebés de hasta 12 meses. Mientras que el segmento de edad que suma más denuncias es el de la adolescencia: el grupo que va de los 12 a los 17 años acumula un tercio del total, 18.592 denuncias.
Hace unos semanas, el estreno en los cines de “Sonido de libertad”, la película basada en la historia real de un agente norteamericano que logra rescatar a decenas de niños de una red de trata en Colombia, expuso justamente el drama de la explotación sexual en la infancia.
“Nunca me impactó tanto algo”
El rescate de la joven de 19 años ocurrió un sábado de este año. Ella estaba dando una capacitación cuando la llamaron por teléfono y le preguntaron si podía asistir a un operativo. Ahí se encontró con la chica. “Viví muchos años en el exterior y en Papúa Nueva Guinea vi cómo habían quemado a dos mujeres acusadas de ser brujas, pero nunca me impactó algo tanto psíquicamente como la imagen de esa joven en esa pieza, con su abusador ahí mismo: cuando llegamos la estaba violando”, describe la religiosa.
El rescate de esa joven pudo realizarse tras una investigación iniciada a partir del llamado de una vecina a la línea gratuita 145, que funciona las 24 horas y es atendida por profesionales capacitadas del Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento a las Personas Damnificadas por el delito de Trata de Personas. Este año, recibieron 1304 denuncias.
“Es clave la difusión en la ciudadanía, hay que seguir socializando la línea 145, porque en este caso todo se destapó gracias a esa vecina que veía cómo las chicas entraban y salían de lugar. Son esas personas clave. Yo las llamo ‘vecinas cámaras’, porque son quienes muchas veces detectan estas situaciones. Era una casa familiar, esa era la fachada, y al fondo funcionaba un prostíbulo. Van a ser enjuiciados todos los involucrados”, detalla Gaby.
“Es un delito que va mutando”
Aunque a Sara Gabriela le dicen Gaby, siempre que la entrevistan da su nombre completo para evitar confusiones, ya que en su provincia hay una diputada que también se llama Gabriela Burgos. Hace casi 25 años es religiosa y vive en San Salvador de Jujuy, en un convento. Dentro de su congregación, se dedicó siempre a trabajar con mujeres y, particularmente, con aquellas víctimas de trata y explotación. Primero lo hizo en Australia, donde vivió 12 años, y luego se formó en intervenciones humanitarias en Papúa Nueva Guinea, Hong Kong y Singapur. Además, perteneció al equipo internacional de Talitha Kum, una organización cuyo objetivo “es trabajar en la prevención y asistencia a otras congregaciones religiosas que están abocadas a estas problemáticas”, detalla.
En 2016, regresó a la Argentina y continuó con las tareas de prevención, hasta que le ofrecieron sumarse al equipo de NOA del Comité Ejecutivo de Lucha contra de la Trata y Explotación de Personas. “El delito va mutando en todo el mundo: hoy está muy presente en lo digital a través del grooming y su vinculación con la producción de imágenes de explotación sexual de niñas, niños y adolescentes”, señala.
Cuenta que en abril, en un rescate, se encontró a un adolescente que había sido captado con fines de explotación sexual. “Fue mediante un engaño: supuestamente se iba a apadrinar a ese menor de edad e iba a ser llevado a la capital para que estudiara, algo que suele pasar en Jujuy”, cuenta Gaby.
Al ser una provincia fronteriza, Jujuy es un territorio de tránsito, captación y recepción de tráfico de personas. “Tuvimos varios casos de chicos y chicas acompañados por adultos que no podían convalidar su relación con el menor. Si bien mejoró mucho el control en las rutas, hay otros pasos ilegales que los traficantes utilizan”, subraya. El año pasado, tuvieron un caso que involucró a un niño de 4 años: “Fue secuestrado en Cochabamba, Bolivia. Tenía un pedido de búsqueda por su desaparición y lo encontraron en Tres Cruces, Jujuy, con dos hombres que lo estaban trasladando y cuyo destino era Buenos Aires. Se pudo hacer el rescate gracias a los convenios bilaterales que hay con Bolivia que permiten articular más rápido y con mayores competencias”.
“Hay personas que venden sus bebés”
En las capacitaciones que da, Gaby advierte que muchas personas no conocen bien qué es la trata y cuál es su alcance. “No sólo es con fines de explotación sexual o laboral, sino que también están las organizaciones coercitivas [como la llamada “secta del horror” que operaba en una escuela de yoga en Villa Crespo] y hay otras modalidades como el obligar a las personas a la mendicidad, el matrimonio forzado o la reducción a la servidumbre. Si no difundimos estas otras modalidades, van a seguir sucediendo con impunidad”, afirma.
Por otro lado, dice que este delito se va “camuflando” dentro de las distintas regiones de acuerdo a los contextos socioculturales. Por ejemplo, algo que le llamó la atención cuando volvió a la Argentina, fue conocer en la ciudad jujeña de Perico a “personas que habían vendido a sus bebés”. En ese sentido, recuerda que en la Argentina el delito de compraventa de bebés, niñas y niños (y su intermediación) no se encuentra tipificado como tal en el Código Penal, lo que la Corte Interamericana de Justicia le viene reclamando al país desde hace más de una década (después de un caso emblemático de 2012, “Fornerón e Hija vs. Argentina”).
El último caso en el que intervino Gaby fue hace un mes atrás e involucró a dos hermanas adolescentes. Una de ellas había conocido por redes sociales a un hombre, que les pagó un remís para trasladarse desde la localidad de Pichanal, Salta, con destino a Santiago del Estero. En el trayecto, fueron interceptadas por las fuerzas de seguridad.
En el caso de los jóvenes víctimas de este delito, lo que observa Gaby es “una gran vulnerabilidad emocional” más allá de la socioeconómica: “Muchos te dicen: ‘Yo no quiero volver a mi provincia porque mi padrastro o mi papá ejerce violencia física y sexual’. Lo que percibo en este tiempo es que no son contenidos en sus familias y se vinculan por las redes sociales con gente de otras provincias que muchas veces los termina captando”.
En Santiago del Estero, señala, hay un alto tráfico con fines de explotación laboral. “La explotación laboral no es sólo que no te paguen o te paguen lo mínimo, sino que se vincula también con condiciones de trabajo que algunos contextos de mucha necesidad están naturalizadas, donde las personas viven en condiciones infrahumanas y van asumiendo deudas con sus explotadores que no terminan de pagar nunca”.
Un caso que la sorprendió por la magnitud de la violencia, fue el de un grupo de jóvenes que fueron rescatados de la cosecha de aceituna en La Rioja: “Nos contaban que cada 15 días los llevaban a una comisaría, donde claramente había connivencia con la policía y extorsionaban a sus familias pidiéndoles 15 o 20 mil pesos para dejarlos libres. No les daban de comer y lo golpeaban”.
Gaby considera que, el que haya más rescates, habla también de que “la Gendarmería, la Policía Federal y las fiscalías están implementando las capacitaciones que recibieron, tienen un ojo alerta para percibir los indicadores y conocen cómo funciona la línea 145, que cumple un rol clave porque la mayoría de las intervenciones se dan gracias a los llamados recibidos allí”. Por otro lado, explica que de todas las intervenciones que se hacen, algunas no avanzan en los procesos judiciales como trata o explotación de personas, sino que quedan vinculadas a delitos conexos.
“El trauma es enorme”
Acompañar a las víctimas de trata a rehacer su vida es un camino largo y complejo. Gaby considera fundamental poner el foco en el acceso a derechos fundamentales como a la salud mental (contando con una asistencia psicológica sostenida en el tiempo), al trabajo y a la vivienda. “Es un proceso que no pasa solamente por rescatar a la víctima, sino que es necesario articular con todos los otros organismos provinciales para ver cómo la asistimos”, enfatiza.
En ese sentido, considera clave que cada provincia sancione su propia ley de cupo laboral para las víctimas, algo que en Jujuy, aunque existe el proyecto, aún no se logró. “Otro desafío es que los puntos focales puedan asistir a sus víctimas desde la convicción de que estamos tratando con seres humanos, no con un número o una estadísticas. Es decir, que se pueda trabajar desde la empatía, que las instituciones tengan esta sensibilidad de mirar al otro como una persona y que se le restituyan sus derechos luego de haber pasado por la mayor violencia que puede existir hacia un ser humano”, resume. Gaby termina con un mensaje para la ciudadanía: “Les pedimos que ante cualquier sospecha de trata y explotación de personas, llamen al 145″.
Más información
Línea 145: Todos los llamados son atendidos por profesionales capacitadas del Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento a las Personas Damnificadas por el delito de Trata de Personas. Se puede denunciar:
- La desaparición de una persona ante una posible situación de trata, sin requisitos de espera de ningún plazo y sin importar el género, edad o nacionalidad. Las primeras horas son fundamentales para la investigación judicial.
- Cualquier hecho en el que se sospeche que una persona es explotada sexualmente por otra.
- Una situación laboral considerada cercana a la esclavitud, la reducción a servidumbre o trabajo forzado en cualquier rubro, como talleres textiles, campos, fábricas, casas particulares.
Si querés saber qué es lo que hayque hacer durante las primeras horas de desaparición de una persona, podés entrar a esta guía de LA NACION con toda la información necesaria sobre cómo proceder.
Hablemos de abuso sexual: en esta guía de Fundación La Nación podés encontrár más información sobre dónde pedir ayuda y señales de alerta.