Su primer mundial: los alumnos de una escuela de montaña pueden alentar a la Argentina gracias a un lector que les llevó una antena de televisión
Jamiro González leyó una nota sobre cómo era la infancia de Lourdes Zerpa en Chorcán, un paraje ubicado a 4200 metros de altura en Jujuy, y viajó hasta allá junto a su mamá con una camioneta llena de donaciones y una antena de DirecTV
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Anoche, los alumnos de la escuela albergue “Ciudad De La Plata” N°198, de Chorcán, en Humahuaca, Jujuy, se fueron a dormir ansiosos. Sabían que hoy, Argentina jugaba su primer partido del Mundial de Fútbol en Qatar a las 7.00 de la mañana y que ellos iban a poder verlo en la escuela. Para muchos, es la primera vez que ven a la selección en vivo y en directo.
“Argentina, Argentina. Messi, Messi”, gritan algunos de los 13 chicos que de lunes a viernes cursan desde el nivel inicial a 7mo grado, duermen en la escuela y la consideran su segundo hogar. Ahí desayunan, almuerzan, meriendan, cenan, se bañan, tienen sus juguetes y rutinas. “Generalmente arrancan más tarde pero hoy madrugaron para poder ver el partido. Están entusiasmadísimos con el Mundial”, cuenta Carlos Guanactolay, director de la escuela.
“Muchas gracias por arreglar el tele y haber pagado. Estoy siendo muy feliz porque ahora puedo ver a la Argentina con mis compañeros en la escuela y eso está bien”, dice uno de los alumnos.
Como la institución no tenía televisión, la idea del director era intentar tirar un cable desde la posta sanitaria que es el único lugar del pueblo que tiene DirecTV para que los alumnos pudieran alentar a su país. “Ninguna familia del pueblo tiene antena”, agrega Guanactolay.
Pero la ayuda llegó desde el lugar menos pensado. Jamiro González, un lector que vio la nota que Hambre de Futuro le hizo a Lourdes Zerpa (una de las alumnas de la escuela) sobre cómo era su vida en ese pueblito aislado junto a su vicuña, se conmovió tanto que quiso involucrarse. Lo primero que hizo fue enviar una bandera nacional nueva para que pudieran izarla todos los días y donaciones para Lourdes.
Unos meses más tarde, decidió ir más allá: juntó todas las donaciones que pudo en su Río Cuarto natal (Córdoba) y junto a su madre viajaron hasta la escuelita para llevarlas. Lo más preciado: dos antenas de DirecTV para que estos chicos, desde la Puna, pudieran ser parte de la hinchada argentina. Una se instaló en la escuela y la otra en la casa de Lourdes.
“Fue una experiencia inolvidable que te pega cachetadas de realidad, una al lado de la otra. Y te hacen reaccionar sobre la situación de privilegio en la que estás. Me demoré más de lo pensado porque quería dejar conectada la antena. Cuando volví les cargamos con crédito la tarjeta para que tuvieran señal”, cuenta González.
La imagen de los alumnos de distintas edades a más de 4200 metros de altura, alrededor de la televisión con gorros y banderas argentinas emociona a cualquiera. De alguna forma, es la confirmación de que la pasión futbolera atraviesa todas las realidades y fronteras. “Me siento feliz al poder ver ahora televisión con mis compañeros”, dice Lourdes, esta nena de 10 años que cuando sea grande quiere ser policía. “Gracias a todos. Yo quería ver Arabia Saudita con Argentina”, dice otro compañero.
Cuando Jamiro y su mamá fueron a conocerla, justo estaba enferma pero igual pudieron conocerse y compartir charlas. “Le cantamos coplas e hicimos muchas cosas. Me trajeron muchas cosas lindas pero lo que más me gustó fue la tele, la cama, el peluche, la muñeca, la mochila, los útiles, las carteritas, las vinchas, la ropa y las zapatillas. Todo me gustó”, agrega Lourdes con voz suave y pausada.
Guanactolay cuenta que además del fanatismo futbolero de algunos de los chicos, en la materia de Ciencias estuvieron trabajando sobre la ubicación de Qatar y sus costumbres. Como la escuela tenía la mayoría de sus computadoras averiadas o fuera de funcionamiento, Jamiro también se ocupó de arreglaras. “La escuela no tenía televisión. Hace unos años había unas antenas pero no estaban funcionando. Todas las computadoras que no se usaban, Jamiro las dejó funcionando. Vino muy bien”, señala.
La nota que lo cambió todo
Juan Ignacio Martín González, al que le dicen “Jamiro”, tiene 44 años, es informático y vive en Río Cuarto, Córdoba. Hace tres meses, un cliente llamado Osvaldo Vizio le pidió que alistara una de sus notebooks para donar a una escuelita albergue de Jujuy. La había conocido gracias a la historia de Lourdes Zerpa, que salió publicada en el diario La Nación.
“Además de la notebook, les quería enviar ropa , calzado y hasta un celular para Lourdes. Yo me sumé a su iniciativa, y al hablar con uno de los directores, supe que todavía no les habían donado la bandera nacional que les hacía falta, así es que aproveché y se las envié”, recuerda González.
Él quería dar el paso de ayudar a alguien a quien no conociera. Eso mismo le pasó a su madre - Graciela Isabel González, de 72 años- quien sufrió una enfermedad en su médula por 12 años y que el 17 de diciembre del 2021, recibió una donación de médula 100% compatible. “Gracias a un alma generosa, hoy su vida es excelente, y todo su sufrimiento quedó en el pasado. Esta nota me hizo sentir la necesidad de hacer algo por otros, por más pequeño que fuere”, cuenta González.
El 17 de octubre pasado arrancó la hazaña de unir 1200 kilómetros en 19 horas para hacer el trayecto de Río Cuarto hasta Humahuaca. Después de descansar por la noche, al otro día arrancaron la subida a la escuelita de Chorcán. “Cuando llegamos comenzaron las muestras de bienvenida, de gratitud, de sentimientos encontrados, de conocer gente hermosa, quienes al instante me hicieron sentir parte de su familia. Su espera y su esperanza fue conmovedora”, dice González.
Allí estaban todos los alumnos afuera de la escuela esperándolos con un cartel que decía “Bienvenido Jamiro y mamá” y les cantaron una canción. “Arreglamos un poco el camino para que pudieran llegar bien con la camioneta y el trailer. Les hicimos un cartel con los chicos y con el profe de música una canción de bienvenida. Por la noche hicimos cantos de coplas y una comida típica. Y ellos se quedaron a dormir en una habitación del albergue”, agrega Guanactolay.
Felisa Ramos, la mamá de Lourdes que también trabaja como auxiliar en la escuela, se lamenta haber estado tan ocupada “atrás de los corderitos” que no pudo dedicarle todo el tiempo que le hubiera gustado a Jamiro y su mamá. “Estoy muy agradecida con toda esa gente que aportó su granito de arena para que todas las donaciones llegaran aquí. Trajeron ropa, zapatillas, medias, frazadas, sábanas, productos de limpieza, toallas para el albergue de los chicos y mucha mercadería. Los chicos preguntan ¿Cuándo viene Don Jamiro? Lourdes cumple el 13 de diciembre y Don Jamiro dijo que iba a tratar de llegar el 12 para su cumpleaños”, dice Ramon.
Volver en diciembre
Para Jamiro, todo lo que diga será poco, pero está convencido de que cada kilómetro que hizo valió la pena. “Ojalá más personas pudieran realizar más movimientos colaborativos de este tipo. Los invito, solo hay que dar el puntapié inicial. No es difícil hacer lo que yo hice. Solamente hay que poner manos a la obra y lo demás se hace simple”, agrega.
La idea de Jamiro es volver en diciembre para llevar el resto de las donaciones que tiene todavía acumuladas en su casa, pero principalmente, para abastecer de mercadería a las familias para que puedan aguantar durante el verano.
“Estos lugares están muy olvidados. El 16 de diciembre se terminan las clases y hasta marzo no sabemos qué comen. Nos decía el director que los viernes los chicos lloran porque no quieren irse a su casa porque no tienen las mismas comodidades que tienen en la escuela. Van a pasar tres meses y evidentemente el gobierno no va a hacer nada. Entonces una de las cosas que voy a hacer es llevar comida para las familias”, concluye Jamiro, que también tiene como proyecto mejorar el albergue de la escuela.
COMO AYUDAR
- Las personas que quieran sumarse con donaciones al próximo viaje de Jamiro pueden comunicarse con él al +54 9 3585 13-7370.
- Quienes quieran conocer más sobre la escuela pueden comunicarse con su director Carlos Guanactolay al +54 9 3884 61-3249.