Luisa Brumana: “El lugar de nacimiento indica qué probabilidad tiene un chico de ser pobre”
La representante de UNICEF Argentina alerta sobre los condicionantes sociales, económicos y políticos de nacer en un asentamiento o en una provincia del norte argentino
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A la hora de intentar hacer una radiografía de cuáles son los factores que determinan si un chico va a ser pobre o no, Luisa Brumana, la representante de UNICEF Argentina, aporta datos contundentes: los que están en mayor riesgo de sufrir pobreza monetaria son los que nacen en el NEA y el NOA, en zonas rurales y cuyos padres tienen trabajos informales. Estos son, por lejos, los chicos y chicas que tienen menos chances de tener un plato de comida en la mesa.
“Estamos con más de la mitad de los niños, niñas y adolescentes que residen en hogares que son pobres monetariamente. Hablamos de 7 millones y eso nos preocupa. Este indicador nunca logramos bajarlo de un piso del 30% desde hace décadas en la Argentina. Es importante mencionarlo para entender la dimensión de este problema, obviamente enmarcado en el contexto de una pandemia que bien sabemos el efecto que tuvo”, señala Brumana, quien habló con LA NACION para intentar ahondar en las brechas de oportunidades que existen entre los chicos de los hogares de mayores y menores recursos.
-¿Cómo hacemos para saber quiénes son los chicos que peor están y llegar a tiempo?
- Los diagnósticos son importantes para ver qué políticas pueden aplicarse para reducir estas inequidades. Cuando miramos la situación de las niñas, niños y adolescentes tenemos doble manera de medir esto, desde la pobreza monetaria y desde las privaciones. Y son dos medidas que responden a estímulos diferentes. Si hablamos de una pobreza monetaria, el factor que más favorece las inequidades es el lugar de nacimiento. Sabemos que la Argentina contiene un mosaico de situaciones sociales, económicas y políticas pero vemos que en donde una chica o chico nace, indica qué probabilidad tiene de ser pobre. Obviamente hace falta mirar a las regiones. Los chicos nacidos en el NOA y NEA tienen dos veces más probabilidades de ser pobre.
-Nosotros visitamos a los chicos que están en las zonas más aisladas del país. ¿Cómo repercute eso en su acceso a derechos?
-También podemos mirar a la geografía desde lo urbano o no urbano. Ahí estamos viendo que chicos nacidos fuera de centros urbano más grandes, o sea en las zonas rurales, tienen 20% más de probabilidades de ser pobres.
-Lo que más nos repiten los padres de familia es “no hay trabajo”. ¿Cómo se pueden cubrir todas las necesidades de sus hijos sin un ingreso estable?
-Si analizamos la situación laboral de los hogares, es importante analizar la diferencia entre trabajadores formales e informales. Y estamos viendo que los niños y niñas nacidos en hogares con padres con trabajo informales tienen hasta 8 veces más probabilidades de ser pobres que los que tienen padres, madres o cuidadoras que tienen un trabajo formal.
-Hablabas de dos maneras de medir la pobreza. ¿La otra es la multidimensional?
-Claro, y esto quiere decir mirar las privaciones de derechos y los varios rostros que tiene la pobreza. Los niños y niñas que tienen por lo menos una privación de derechos son 5,6 millones de niños y niñas. Acá también volvemos a ver el lugar de nacimiento y aquí la diferencia clarísima es entre los chicos que viven en asentamientos y los que no, y es el doble de probabilidad a tener la privación de al menos uno de sus derechos básicos.
-¿Cuáles son las otras determinantes más potentes?
-Las otras inequidades en la pobreza multidimensional están determinadas por residir en hogares monoparentales, tener padres con un nivel educativo bajo y padres con edades jóvenes, menores de 25 años. Los padres jóvenes tienen más probabilidad de tener hijos con privaciones. Estas son las determinantes más potentes.
-En general lo que vemos en los hogares que visitamos es que los chicos están atravesados por demasiadas privaciones en áreas como alimentación, salud, educación. ¿Tienen medida la cantidad de chicos que acumulan varias privaciones?
-No exactamente. Pero lo que sí tenemos es el cálculo de que son 28,4% los hogares en donde los chicos viven con pobreza monetaria y por lo menos una privación. Este es un dato importante porque nos permite saber en qué hogares tenemos que enfocar las acciones para reducir estos índices.
-Si bien la pandemia tuvo impactos terribles en las infancias más vulnerables, creo que sirvió para poner en agenda deudas históricas, como la desigualdad educativa. Un ejemplo claro es la disparidad en términos de conectividad.
-Tal cual. La pandemia nos dejó una claridad sobre la importancia del acceso a la tecnología y se hizo mucho para que eso se mejore. Así y todo, se mantienen fuertes brechas. La otra cosa que reforzó es la cuestión educativa y el acceso es un punto. Ahí sabemos que la pandemia redujo el acceso durante un período y estamos tratando de volver a la situación de pre-pandemia. También hay que ver la cuestión de la calidad educativa y de lo que el sistema educativo está dando a los chicos para que efectivamente puedan salir y estar aptos para seguir su proyecto de vida.
-En función de lo que hablamos los chicos están condicionados por el lugar en el que nacen pero no condenados. ¿Qué hace falta hacer para que puedan mejorar sus oportunidades de futuro y cumplir sus sueños?
-Para mejorar sus oportunidades se requiere generar los consensos sociales y políticos básicos que favorezcan un sendero de desarrollo sostenible en el mediano plazo. En este camino, la inversión social en la niñez y su familia es clave. Es inversión tiene que ser suficiente y de calidad para sostener y mejorar el alcance de las políticas de ingreso y de protección social que son herramientas centrales para mitigar los efectos de la crisis que acabamos de atravesar y romper el círculo intergeneracional de la pobreza. Además, para mejorar sus oportunidades son necesarias políticas educativas que intensifiquen la inclusión educativa y que también mejoren la calidad como instrumento central para su desarrollo.
COMO AYUDAR
Las personas que quieran colaborar con Unicef Argentina pueden comunicarse al 0810-333-4455 o pueden donar directamente en este link.
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