Docentes rurales: impulsaron una radio para darle voz a los estudiantes
En una escuela de un paraje de Misiones, los docentes pusieron en marcha la FM 88.3 para "hacerlos hablar"
"Hola, hola... muy buenos días a todos los oyentes de FM 88.3", dice sonriendo frente al micrófono Sara de Oliveira para comenzar con el programa de radio que lleva adelante junto a sus compañeros del Bachillerato Orientado Provincial Nº 56, en el paraje rural Siete Estrellas, en el nordeste de Misiones.
Con apenas 18 años, su simpatía y soltura hacen imposible imaginar que era tímida y negativa: ahora, se siente otra persona. Esta transformación que ella y muchos otros chicos también experimentaron tiene una razón de ser: una radio escolar escolar comunitaria.
Este fue uno de los proyectos finalistas de Maestros Argentinos, una convocatoria del Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología que reconoce a docentes del nivel medio que con sus iniciativas logran mejoras en el aprendizaje de los estudiantes. Además, había obtenido un reconocimiento en 2017 en el Premio Comunidad a la Educación entregado por Fundación LA NACION.
La idea de crear una radio surgió de la mano del director del colegio y todos los docentes, que advirtieron la necesidad de mejorar la expresión oral y escrita de los estudiantes, en su mayoría provenientes de familias muy humildes dedicadas al cultivo y a la producción de animales. Horacio Fariña es uno de los profesores a cargo del taller y se emociona al ver cómo los chicos se transforman al entrar al estudio: "Muchas veces pensamos en todas las dificultades que tenemos a diario, como problemas de infraestructura, pero venimos a los talleres y nos vamos felices, porque las cosas que se logran son fantásticas".
Hoy, Sara agradece a su profesor por impulsarlos a ella y a sus compañeros a no bajar los brazos. "Gracias a él estamos contentos y con ganas de hablar", afirma.
"Es un recurso sumamente importante en la escuela y en la comunidad, porque no solo se utiliza con fines pedagógicos, sino que también es el único medio de comunicación radial comunitario de la región", explican los docentes de la escuela quienes, junto a los estudiantes, están a cargo de la producción de contenidos, la puesta en el aire, la operación técnica y la conducción.
Empezaron de cero. Consiguieron los equipos prestados de la escuela vecina: un viejo transmisor, una antigua consola y una antena. Con ese mismo espíritu organizaron bingos y rifas para recaudar fondos y se movilizaron para aprender sobre locución, spots radiales y cuestiones técnicas.
Finalmente, con la ayuda de varios padres, construyeron una pequeña sala de madera, anexa a la escuela, donde instalaron el estudio de radio Siete Estrellas, que actualmente emite diferentes programas semanales conducidos por los alumnos. Allí, los jóvenes ponen en juego lo que aprenden en el aula y su creatividad: informan a la comunidad sobre temas de actualidad, narran historias y leyendas, recitan poemas, comparten las actividades de la escuela, dialogan con la audiencia y hasta cantan en vivo junto al profesor de guitarra. También, comparten spots de concientización sobre temas de su interés, entre ellos, mensajes para prevenir la violencia de género y fomentar valores positivos.
Con el tiempo, la radio se convirtió en una poderosa herramienta, no sólo para mejorar la lectoescritura, sino también para generar un espacio donde los chicos pierden el miedo a hablar en público, aprenden a trabajar en equipo y fortalecen sus raíces.
Juan Alberto Barboza, uno de los 30 alumnos que participan de forma voluntaria del programa, destaca que la incondicionalidad de los profesores fue esencial para que la radio se convirtiera en "su segunda casa": "Cuando los necesitamos siempre están. Ellos nos apoyan y tratan de que nosotros salgamos adelante; estoy agradecido por todo lo que hacen y por la confianza que tuvieron en mí".
"Para mí, educar es emoción, satisfacción y entrega. Los docentes que trabajamos con jóvenes y niños tenemos que involucrarnos en la realidad de los chicos, con lo que les pasa: ellos lo necesitan", destaca Fariña, que cree firmemente que el aprendizaje sin emoción solo significa acumular conocimiento. "Pero si uno pone pasión y eso se lo trasmitís a los chicos, ellos te devuelven eso con mucha energía", concluye.
Para saber más
Horacio Fariña (docente): horaciofarina18@gmail.com