Con frecuencia se escucha que la cuarentena es una oportunidad para hacer aflorar lo mejor de nosotros. Sin embargo, con el correr de las semanas ha quedado en evidencia que la intolerancia social sigue vigente, incluso exacerbada por este entorno tecnológico en el que todo se viraliza con rapidez pasmosa.
De entre todos los colectivos sociales que han venido siendo objeto de burlas, hay uno que, por lejos, encabeza la lista. Memes y stickers de cuerpos gordos se nos presentan como ese destino inexorable hacia el que todos nos dirigimos por estar conectándonos de un modo más placentero y menos culposo con la comida. Las imágenes circulan por doquier y, en todas, la advertencia es la misma aunque se diga de diferentes formas: "así vamos a quedar después de la cuarentena".
El de la obesidad no es un tema menor en nuestra sociedad. En América latina se estima que seis de cada 10 adultos la padecen. A nivel nacional, según la 4° Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, elaborada por el Ministerio de Salud y el INDEC y publicada en el 2019, si sumamos a las personas con sobrepeso y obesidad, el total involucra a más del 60% de la población.
Suele decirse que si algo no genera la risa de todos, no es realmente gracioso. Lejos de hacer reír, los chistes sobre obesidad están generando diferentes tipos de reacciones. Bajo el hashtag #stopgordofobia, numerosas voces están dejando en claro en Twitter, Facebook e Instagram que eso que algunos consideran gracioso es, en realidad, una nueva muestra de la discriminación de la que ya venían siendo objeto las personas gordas desde antes de la pandemia.
#StopGordofobiapic.twitter.com/2XDdaEhYY4&— Stop Gordofobia (@stopgordofobia) April 18, 2020
Pero hay quienes creen que esta clase de discriminación no tiene nada que ver con una fobia y por eso la llaman "gordoodio". Jime Carol, bailarina, performer, modelo plus size y activista gorda, está entre esas personas. "Nunca vi a nadie llorando de miedo al verme. Sí veo gente que se ríe de mí y pone en tela de juicio mi salud y mis hábitos. Vivimos en una sociedad gordoodiante y, curiosamente, tenemos una tasa altísima de trastornos alimentarios. En general, el cuerpo gordo se ridiculiza y se lo considera por fuera del mercado del placer y del goce. Entonces se odia eso que no se quiere para uno", reflexiona Carol, también conocida como "la Pichi".
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La discriminación en forma de chistes contra las personas gordas fue uno de los disparadores de un documento elaborado por el Inadi. "En épocas donde la prioridad es la promoción de discursos que convoquen a la solidaridad, responsabilidad y cuidados múltiples, la aparición de cuestionamientos, miedos y sugerencias sobre los cuerpos no hacen más que fortalecer la ridiculización y estigmatización de la diversidad corporal de las personas", se lee en el trabajo titulado "La discriminación en tiempos de coronavirus: reflexiones sobre el uso de las redes en una pandemia".
"La visión estereotipada de los cuerpos ubica a los cuerpos gordos en relación de inferioridad con respecto a los cuerpos flacos, porque "representarían", por un lado, el fracaso de la belleza, particularmente la "femenina", y por otro, el fracaso económico asociado a los prejuicios de dejadez, improductividad y mala alimentación", analiza el citado informe.
Karina Iummato Coordinadora de Investigaciones y Observatorios contra la Discriminación Inadi considera que este tipo de acciones contribuyen a aumentar la exclusión y la desigualdad. "La preocupación generalizada por los efectos estéticos del aislamiento social, preventivo y obligatorio, fortalece el modelo hegemónico de belleza absolutamente naturalizado en nuestra sociedad, alimentado por la circulación de prejuicios y estereotipos gordofóbicos y de gordoodio que construyen un discurso social discriminatorio, anulando la diversidad de los cuerpos como algo deseable", sostiene.
La modelo plus size Brenda Mato cree que los chistes sobre la gordura que están circulando son parte de la misma discriminación de siempre pero en "modo cuarentena". "Es la misma que padecemos cuando no podemos encontrar la ropa que nos gusta en nuestro talle, cuando vemos que los asientos en el transporte público son cada vez más chicos, cuando no podemos conseguir trabajo porque parece que no se puede tener buena presencia si sos gorda, cuando te cuesta relacionarte con otros sin que los demás juzguen u opinen y cuando no podés comer tranquila en público, ya sea una ensalada o una hamburguesa, sin que alguien esté señalando lo que comés", ejemplifica.
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Si bien es cierto que la obesidad genera trastornos en la salud -de hecho, incrementa el riesgo de contraer COVID-19-, Brenda considera contradictorio que quienes opinan sobre el modo de vida de las personas gordas digan que lo hacen por una cuestión de salud. "Estaría bueno que la gente recordase que la salud es también psíquica y emocional y que este hostigamiento no es gratuito. Muchas veces termina repercutiendo en la salud física. En un contexto como este, puede generar depresión, ansiedad y hasta trastornos alimenticios", alerta.
Por su parte, Jime Carol cuenta que, durante la primera semana de cuarentena, realizó una encuesta entre sus seguidores, que respondieron 700 personas. De ellas, unas 160 le contaron, además, sus vivencias personales en torno a las burlas. "Un 40% me dijo que el recibir esta clase de mensajes los angustia y les cambia el día. Los aleja de la comida pero después los lleva a darse atracones. Les aumenta la inseguridad", se lamenta. Y concluye con una propuesta provocadora: "Sería bueno que, durante la cuarentena, todos los que suelen opinar sobre el cuerpo de los otros se guarden sus opiniones. Y que, cuando la cuarentena pase, se las guarden también".