Fútbol femenino: un partido contra la discriminación y por la equidad de género
La conquista de la cancha. Ese fue para el equipo de fútbol femenino La Nuestra, del barrio Güemes, en la villa 31, un hecho constitutivo. Con temperaturas bajo cero en invierno o al calor de un sol que hace hervir el cemento, las chicas se ganaron ese espacio de culto, que era propiedad exclusiva de los varones, a fuerza de perseverancia. Hoy, todos los martes y jueves, de 18 a 20, los chicos las miran del otro lado del alambrado.
Abrirse paso en un mundo tradicionalmente asociado a lo masculino tampoco es fácil para las jugadoras de la selección argentina. En abril, en la Copa América de Chile, con las manos derechas detrás de sus orejas, pidieron con el gesto ser escuchadas. Entre otras cuestiones, reclamaban poder usar la cancha de césped natural de la AFA durante sus entrenamientos y mejoras en los viáticos (ver aparte).
La difícil realidad del fútbol femenino amateur, que aún dista mucho de llegar a ser profesional con equipos que hacen malabares para financiarse, se contrapone con la popularidad que viene ganando este deporte en diferentes rincones del país.
Desde los equipos que se forman en los barrios cerrados hasta los que nacen de las entrañas de potreros de ripio, desde aquellas que lo practican como un hobby hasta las que sueñan con debutar en primera, el fútbol se transformó en otro de los espacios donde el reclamo por la equidad de género alzó su voz, y en una efectiva herramienta para trabajar por la inclusión social (ver aparte).
Las chicas luchan por el apoyo de sus clubes, por conseguir sponsors y una mayor difusión en los medios. Muchas tienen que hacer rifas o vaquitas para sostenerse y enfrentar el machismo enquistado en algunos sectores.
Fernanda Trujillo, exjugadora de la selección y DT, y Mónica Santino, fundadora de La Nuestra y exjugadora de All Boys, forman parte del grupo Pioneras del Fútbol Femenino, una iniciativa impulsada por Lucila Sandoval (quien fue arquera de Independiente, Boca y San Lorenzo), que busca preservar la historia de las primeras mujeres que jugaron ese deporte de manera competitiva en la Argentina. Ambas coinciden en que desde 1971, cuando se conformó la primera selección femenina, hubo grandes avances, pero aún se mantienen muchos de los desafíos.
"Cada vez más mujeres están jugando al fútbol y hablando de derechos y, en algún momento, eso se va a reflejar en la dirigencia de los clubes. Hoy soy mucho más optimista", subraya Santino. Y agrega: "Lo vemos en el barrio: recibimos nenas cada vez más chiquitas, que vienen acompañadas de sus familias. Ya no son los bichos raros que éramos nosotras hace 40 años".
Más jugadoras, pocos recursos
En la Argentina, en el torneo oficial de la AFA de primera división A y B, hay unas 1000 jugadoras fichadas. "Es un número que creció exponencialmente. En la temporada del año pasado había casi la mitad de equipos que en la última. En septiembre se van a incorporar siete clubes más", explica Ricardo Pinela, presidente de la Comisión de Fútbol Femenino de la AFA. Por otro lado, de las 220 ligas del interior que forman su Consejo Federal, 80 tienen categorías femeninas.
Quienes conocen de cerca los desafíos de esta disciplina en nuestro país aseguran que el mayor problema para seguir creciendo es la falta de recursos. Carolina García es ejecutiva de marketing deportivo, participó en la organización de eventos de la FIFA y desde hace 20 años vende patrocinio para el fútbol masculino. "Hoy, el femenino en la Argentina genera gastos. Pero tiene un gran potencial: promueve valores como el trabajo en equipo, el empoderamiento y el juego limpio. Son aspectos más que interesantes para atraer patrocinadores", sostiene.
Sobre la escasez de recursos, Trujillo aporta: "En relación a otros países, estamos a años luz. Son muy pocos los clubes que pueden darte un viático o una indumentaria y las chicas lo tienen que pagar de sus bolsillos. Muchas de las jugadoras estudian, trabajan y entrenan tres veces por semana". Belén Potassa, delantera de la selección, enfatiza: "Hoy es imposible vivir del fútbol en la Argentina. Hay cambios, pero necesitamos más apoyo y sponsors que se acerquen a los clubes".
Evelina Cabrera es entrenadora de fútbol y fundó la Asociación Femenina del Fútbol Argentino. Mucho antes de eso vivió en la calle y sufrió en carne propia la violencia y la marginalidad. Para ella, este deporte es una herramienta poderosa que puede cambiar la vida de cientos de mujeres. "A diferencia del hockey, el fútbol femenino creció desde los sectores más vulnerables hasta jugarse hoy en día en todos lados", sostiene.
Según Cabrera, que las mujeres ganen espacios en la dirigencia es clave: "Es gracioso que en una actividad femenina casi todos sean tipos: el cuerpo técnico, los preparadores y, ni hablar, la dirigencia".
El año pasado, Josefina Martorell, activista por los derechos de las mujeres y deportista, fue invitada por la organización Equal Playing Field a participar del partido de fútbol que 27 jugadoras de distintos países disputaron durante 90 minutos en el volcán Kilimanjaro, en Tanzania, en un cráter a 5729 metros de altura, logrando un récord mundial Guinness.
"Gracias a las peleas que vienen dando las mujeres en los últimos años, las barreras empiezan a tener que ver menos con prejuicios sociales y culturales, y más con una decisión política de no destinar fondos y una agenda especial a la disciplina femenina", dice Martorell, que actualmente integra el grupo Feminista Mundial.
Y concluye: "Si bien queremos que se nos permita el juego por el juego mismo, también queremos poder hacerlo profesionalmente: a muchas nos gustaría dedicarnos a este deporte como forma de vida. Lamentablemente, eso todavía está muy lejano en el horizonte".
Un deporte que crece en las cárceles
En las cárceles del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), el fútbol femenino también gana cada vez más espacios: 153 mujeres, de una población de 1.100 internas, juegan a ese deporte en siete unidades.
"En los últimos años hubo un fuerte incremento en la cantidad de participantes. Es el deporte más popular en las cárceles de mujeres. Las chicas trans también tiene afición por el fútbol", cuenta Walter Bertolotto, titular de la dirección de Cultura y Deporte del SPB.
Las clases de fútbol están a cargo del grupo de profesores que pertenece a cada institución. "Las actividades deportivas, como las laborales, educativas y culturales, son los cuatro pilares fundamentales para brindarles herramientas para la reinserción social. En lo deportivo, se ponen en práctica el respeto a las reglas de juego (que después se traslada al respeto de las normas de la sociedad), el vínculo social, el sentido de pertenencia y el planear estrategias para lograr un objetivo", agrega Bertolotto.
Algunos de los hechos más destacados de esta disciplina a nivel mundial
30.000.000 de mujeres lo practican
Según un informe del Word Football Summit en 2016, fue la actividad deportiva que más creció en la última década
Tres selecciones lograron paridad salarial
Holanda, Dinamarca y Nueva Zelanda les paga lo mismo a las jugadoras que a los jugadores de sus selecciones
La Conmebol exige ambos equipos
Desde 2019, los clubes que participen de competencias internacionales deberán tener equipos femeninos
Pretemporada conjunta
Las jugadoras del Barça realizaron una gira conjunta por Estados Unidos con el equipo masculino, aunque ellas viajaron en turista
Crece la Champions femenina
La UEFA tiene un calendario similar para las chicas respecto de los hombres. La final se juega siempre a cancha llena