Familias diversas: “El hecho de ser dos chips maternos es una ventaja”
Mel y Cecilia se conocen de toda la vida, vivían muy cerca una de la otra en el centro de Rosario, la mamá de Mel tenía un negocio de ropa en un shopping muy conocido enfrente de la casa de Ceci, de chicas patinaban juntas en la misma plaza e iban al mismo año pero en distinta división de un colegio de monjas.
Las dos tienen 36 años y pasaron 20 desde que, mientras cursaban cuarto año del secundario y Ceci ayudaba a Mel a rendir Contabilidad, la relación dio un paso. Sin embargo, durante una década no le contaron a nadie, "éramos nosotras dos y nuestras dos terapeutas, empezamos terapia porque a alguien se lo teníamos que contar", confiesa Mel.
Por más que era un secreto a voces, porque vivían juntas, viajaban y compartían el mismo grupo de amigos, hoy agradecen el acompañamiento silencioso durante ese tiempo porque sienten que hubo un respeto muy grande de todo su entorno. Cuando finalmente lo empezaron a contar, no hubo ni una persona que no se pusiera feliz. Incluso algunos lo confirmaron ya con la tarjeta de casamiento en la mano.
El quiebre en su historia se dio con la aprobación de la Ley de Matrimonio Igualitario 2010.
El quiebre en su historia se dio con la aprobación de la Ley de Matrimonio Igualitario en 2010, que les dio el empuje y el marco para contarle a todo el mundo, planear un casamiento inolvidable y después de la luna de miel en Nueva York, sabiendo que iba a ser su último viaje solas, concretar el deseo de ser madres.
Una superdupla
Decidieron usar los óvulos de Cecilia que también fue la gestante, porque tenían claro que el único objetivo era formar una familia y su médica les planteó que "no iba ser fácil dos minas sobreestimuladas a la vez tratando de quedar embarazadas".
Con donante anónimo, al tercer tratamiento de baja complejidad y luego de nueve meses soñados, nacieron Mateo y Fermín, "los mellis", que tienen 2 años y ocho meses. A la semana, Cecilia volvió a trabajar y fue Mel la que se tomó cuatro meses de licencia en la empresa familiar para quedarse con los chicos.
"Siempre digo no sé qué onda la mujer que tiene mellizos con su marido. Aún habiendo maridos supercompañeros, eso de ‘me voy todos los jueves a jugar al fútbol’ no da. Ellos son dos pero menos mal que nosotras somos dos mujeres", asegura Mel. Y Ceci agrega: "El hecho de ser dos chips maternos es una ventaja, hasta que ellos necesiten buscar una pareja y entonces vamos a pasar a ser dos suegras".
El hecho de ser dos chips maternos es una ventaja, hasta que ellos necesiten buscar una pareja y entonces vamos a pasar a ser dos suegras
Durante todo el tiempo que mantuvieron su relación en secreto, Mel se nutrió leyendo distintos blogs internacionales sobre familias con dos mamás. Lo que vivenciaban esas parejas y las dificultades a las que se enfrentaban a principios de los 2000 no solo la ayudó a calmar su cabeza sino también a pensar que quería tener su propio espacio en español donde visibilizar estos temas. Con esa idea, abrió una cuenta de Instagram (@unafamiliajuntas) para devolver todo lo bueno que le habían dado esos blogs, para contar historias de otras familias en distintas parte del mundo y sobre todo, para crear una comunidad.
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"Desde el comienzo de los estudios previos a los tratamientos, nunca me sentí fuera de lugar, nunca me sentí observada, juzgada o discriminada por ser ‘la otra mamá’, y eso es tan importante", escribió Mel en el blog donde contaron paso a paso el embarazo.
El año que viene, Fermín y Mateo van a empezar el jardín y sus mamás eligieron para ellos una escuela con pedagogía experiencial. "Cuando fuimos a anotarlos, la ficha decía: nombre del tutor 1 y del tutor 2. Sentí que el formulario ya nos daba la bienvenida", concluye Mel.
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