Son las nueve de la noche y Karem Araoz sale del sanatorio privado en Belgrano donde trabaja como médica clínica desde las siete de la mañana - durante más de 12 horas -, de lunes a viernes. Hace frío, las calles están oscuras y hay poca gente circulando. Ella sonríe, no porque sea la hora de irse a su casa a descansar, sino porque otros pacientes la esperan: un grupo de personas en situación de calle que se reúne en la Plaza Barrancas de Belgrano, y a quienes Karem atiende de forma totalmente voluntaria en su tiempo libre. Lo mismo hace los viernes en Plaza de Mayo y los sábados, en distintas parroquias.
Mientras baja de su auto con una caja llena de medicamentos para encontrarse con otros médicos, esta joven de 36 años confiesa: "Mucha gente que vive en la calle nos dice que se siente como un inmueble más de la Ciudad de Buenos Aires. Por eso, lo primero que queremos es trasmitirles calidez y respeto, saludarlos por su nombre, darles la mano". Después de colgarse el estetoscopio, aclara: "No usamos guardapolvo ni tampoco ambo para que ellos tengan un poquito más de confianza en nosotros".
Apenas llega a la plaza, una niña de cinco años corre a su encuentro para darle un abrazo. Todos conocen a Karem y al resto de los voluntarios de la asociación civil "¿Me regalás una hora?", integrada por profesionales de la salud que dedican su tiempo y vocación al servicio de los que menos tienen. Los profesionales les realizan un control clínico, los revisan y hacen todo lo posible por darles la medicación que necesitan. Cuando se trata de una enfermedad crónica, llevan adelante un seguimiento e intentan hacerles los estudios en algún hospital o clínica.
Por semana, asisten a más de 100 pacientes. Son los más vulnerables entre los vulnerables: desde familias que viven debajo de un puente, hasta personas que no tienen qué comer y gente con problemas de salud que jamás fueron tratados. Entre tantas historias, Karem destaca la de José, que es insulinodependiente y a quien atiende en la Plaza de Mayo. "Cuando le damos la insulina se le llena la cara de alegría, porque no la puede comprar", cuenta.
También comparte el caso de Melisa, una joven que llegó con un dolor abdominal que resultó ser un embarazo de cuatro meses y hoy la acompañan a transitar el camino de la maternidad. Para Karem, estas historias son las que dan sentido al trabajo voluntario: "Como médico uno siente y sufre con el paciente. Lo más lindo es la retribución y el agradecimiento que recibimos. Eso es lo que te llena el alma", asegura. Luego, agrega: "Esto que hago me hace bien, porque sentís que no estás en una burbuja y que estás haciendo algo bueno por otra persona".
Para ella y los 20 médicos que forman parte de "¿Me regalás una hora?" la clave es generar un vínculo con los pacientes. "Nuestro espíritu es amar lo que estamos haciendo. Aunque nos muramos de frío, aunque llueva, disfrutamos hacer esto. Siempre buscamos ver a la gente como pacientes y también como personas", revela Karem mientras se prepara para revisar a Petrona, que hace poco sufrió un paro cardiorrespiratorio y padece dolor de oído y de garganta.
Luego de ser atendida por Karem, la mujer confiesa entusiasmada: "Los médicos me ayudan porque me revisan, me consuelan y me dan medicamentos. Yo los quiero mucho". Además del apoyo de los profesionales, Petrona agradece el plato de fideos que acaba de comer gracias a los voluntarios de la Parroquia San Martín de Porres, quienes todos los martes realizan las "Noches de la caridad" en este mismo lugar.
En la Plaza de Mayo, "¿Me reglás una hora?" trabaja de forma articulada con Red Solidaria. Allí, los médicos de la asociación se suman a las cenas comunitarias en la vía pública que organiza la Red para la gente sin techo. También, los fines de semana, los voluntarios realizan controles médicos en distintas parroquias a personas en situación vulnerable que no tienen obra social.
Más allá de la Ciudad de Buenos Aires, los 60 médicos y colaboradores, ya llegaron con su atención a Córdoba y Santiago del Estero. La intención es replicar esta movida solidaria en el interior del país para que muchos otros voluntarios se sumen a la causa y puedan hacer lo mismo en distintos lugares.
Karem, que es de Bolivia y hace 10 años vive en Argentina, confiesa qué es lo que descubre en las personas que ayuda. "En cada paciente veo esperanza, cariño, necesidad. Y cuando digo necesidad me refiero a necesidad de afecto, de que se sientan atendidos, llamados por el nombre, cuidados. Eso es algo muy importante para nosotros como médicos", concluye mientras se alista para seguir atendiendo en plena noche porteña.
¿Cómo podés ayudar?
- Si sos profesional de la salud (cualquiera sea tu especialidad), sumándote como voluntario para atender a los pacientes.
- Colaborando con tu tiempo para asistir a los médicos, clasificar donaciones, etc.
- Contactándolos con alguna empresa de salud o laboratorio que les facilite un espacio para realizar los estudios complementarios de los pacientes que necesitan seguimiento.
- Donando medicamentos o equipos médicos portátiles.
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