Enseñanza: "A mi hijo lo van a mirar con los ojos que nosotros lo miremos"
Marta y Javier Beltrán se enteraron de que su hijo Rodrigo (10) tenía Síndrome de Down el día que nació. Más allá de la incertidumbre y los miedos iniciales, tuvieron como pareja una única certeza: que querían criarlo igual que a su hijo mayor, Ignacio, que en ese entonces tenía 4 años. Para ellos, la inclusión plena empezaba en la propia familia. "Gracias a esa reacción y al acompañamiento que recibimos, Rodrigo es hoy un niño autónomo", cuenta orgullosa Marta.
Para poder cumplir con ese propósito, se unieron a las charlas para padres de la Asociación Síndrome de Down de la República Argentina (Asdra). Allí, una frase les terminó de marcar el rumbo: "A su hijo lo van a mirar con los ojos con los que ustedes lo miren". Y Marta y Javier aseguran que así fue.
"Yo estaba mal porque no sabía a qué colegio mandarlo o si debía buscar un jardín especial", recuerda Marta. Pero al hablar con la directora del colegio "La Asunción", al que iba Ignacio, sus dudas se despejaron: le explicó que Rodrigo tenía derecho a estudiar en una escuela común y le ofrecieron una vacante.
A diferencia de lo que le pasó a la familia Beltrán, y aunque la ley establece que todas las instituciones tienen el deber de adoptar las medidas necesarias para garantizar que el alumnado con discapacidad aprenda y participe en igualdad de condiciones, las historias de exclusión se repiten por miles.
Hoy Rodrigo está en quinto grado y tomando clases a distancia, como el resto de sus compañeros. Su mamá cuenta que logra prestar atención los 40 minutos que duran los encuentros y que se queda sentado solo. "Las maestras supieron adaptarse a la situación, están siendo muy accesibles y explican los temas a través de adivinanzas o de breves cuentos interactivos", detalla Marta. Además, cuenta con Belén, su acompañante terapéutica de REDAT.
Para la mamá de Rodrigo, es muy importante la forma en que la institución donde concurren sus hijos aborda la educación inclusiva, ya que tiene entre sus estudiantes a más de 10 niños y niñas con discapacidad. "Muchas veces invitan a actos al Mago Alex, que también tiene Síndrome de Down", relata Marta.
El último mes, Marta y Javier tuvieron coronavirus, pero Ignacio, Rodrigo y Bautista (3) permanecieron asintomáticos o hasta sin la enfermedad. Con todos los cuidados necesarios de higiene, pudieron seguir conviviendo los cinco en el mismo lugar.
"Rodri, como a cualquier preadolescente, le gusta imitar en todo a su hermano mayor y es muy rebelde para bañarse", describe Marta. Ella afirma que "la discapacidad es necesaria transitarla acompañado, y a Rodrigo lo que le sobró siempre fue amor y se ve reflejado en él".
Para poder compartir su experiencia, Marta y Javier formaron un Grupo en Facebook "Asociación Contá Conmigo". Allí reúnen a papás en su misma situación para poder brindarles información de ayuda. Y siempre, a los padres que están transitando el mismo camino, aconsejan: "Cuando nace un hijo con alguna discapacidad, no se fijen en eso, concéntrese en su hijo y saquen su máximo potencial".