Encerrados en cuarentena: ¿Cómo afecta a los chicos la pérdida de sus rutinas?
El grito pudo oírse desde las otras casas, amplificado por la falta de movimiento de la calle: "¡Te odio coronavirus! ¡Me arruinaste el cumpleaños!". Provenía de la casa de Damián, un chico de 7 años, que vive en San Martín junto a sus padres y sus dos hermanos en un PH al frente, sin patio ni terraza. El estallido era suyo, ante la evidencia de que los planes de pelotero y festejo con los chicos del cole y de fútbol tendrán que esperar la llegada de tiempos mejores.
La de los cumpleaños sin amigos es apenas una de las tantas novedades que la pandemia y el aislamiento trajeron a la vida de chicos y adolescentes. Clases suspendidas, imposibilidad de estar con los amigos, actividades deportivas y extraescolares en pausa hasta nuevo aviso, falta de rutinas propias, escasa atención de los padres –absorbidos por el teletrabajo y las preocupaciones–, sobreexposición a la tecnología y exceso de sedentarismo son algunos de los rasgos distintivos que marcan la nueva cotidianidad de los más chicos de la familia en tiempos de Covid-19.
Preocupados por el impacto económico y sanitario del virus, padres y especialistas no siempre pueden dimensionar los efectos que tiene la vida en cuarentena sobre chicos y adolescentes. Aun sobre los que están abrigados y con acceso pleno a muchas comodidades, la pandemia significó una alteración tan abrupta de todas las rutinas, que es necesario tener el ojo atento y la rapidez de reflejos necesaria para detectar conductas riesgosas o que puedan darnos indicios de una afectación seria sobre su salud psíquica.
Víctimas ocultas
"Si bien es cierto que los chicos no son un grupo de riesgo ante esta pandemia, en Unicef comenzamos a decir que ellos son las víctimas ocultas del coronavirus. Los afecta de tantas maneras en su vida cotidiana, que debemos estar atentos para detectar cualquier consecuencia riesgosa en su salud mental", alerta Luisa Brumana, representante de Unicef Argentina.
La institución acaba de publicar recientemente un documento titulado: "Continuidad en los aprendizajes, protección y contención emocional. Claves para cuidar a chicos y chicas frente al Covid-19". "Pedimos a los sectores privado y público especial flexibilidad en la modalidad de trabajo de padres, madres y adultos cuidadores, para que puedan acompañar a los niños, niñas y adolescentes en este momento, en sus casas, en la contención emocional que necesitan los más pequeños y en la continuidad de sus estudios aquellos que están escolarizados", puede leerse en uno de sus pasajes.
Pero la alteración de las rutinas es apenas uno de los frentes con que niños y adolescentes tienen que batallar por estos días. "Muchas veces viven en entornos en los que se perciben la angustia y la incertidumbre de los adultos por este tiempo que estamos viviendo, con la televisión encendida todo el día y un bombardeo de imágenes que no es saludable", considera Brumana, quien pide especial atención ante la posibilidad de que el encierro propicie la
"El aislamiento también expone a chicos, chicas y adolescentes a diferentes formas de violencia, tanto física –ejercida contra ellos o contra algún miembro del grupo familiar–, como la de otro tipo, ligada o formas violentas de crianza, como gritos o falta de atención. Quizás estas actitudes no formaban parte del estilo de crianza antes de la pandemia. Pero este es un tiempo de mucha preocupación para los adultos, que puede generar diferentes tipos de reacciones. En ese caso, recomendamos tomar distancia hasta calmarnos y tratar de llegar a los chicos cuando estemos más tranquilos", agrega Brumana, también médica epidemióloga.
Afectados por la incertidumbre
La doctora en Psicología Clara Raznoszczyk Schejtman recuerda el caso reciente de un pequeño paciente suyo, al que sus familiares saludaban hace pocos días por Skype. "Con el primero y el segundo se puso muy feliz, pero cuando le pasaron la cámara al cuarto miembro de su familia, el niño se puso a llorar desconsoladamente, muy angustiado. Ver a los familiares de manera virtual lo reconectó con todo ese mundo que quedó en pausa a partir del aislamiento", analiza.
Sin embargo, para la especialista es fundamental sostener una vía de comunicación, aunque sea virtual. Un medio absolutamente natural para los adolescentes. "Los adolescentes están acostumbrados a vivir en red. El modo de comunicación no cambia tanto para ellos. Los niños, en cambio, requieren más del contacto físico, el cara a cara. Los adolescentes son más sedentarios y hoy se les están habilitando permisos que no tienen habitualmente, como quedarse hasta altas horas conectados. Eso sí: la parte romántica, sensual y hasta sexual la tienen que inhibir en este momento, en el que toca pasar más tiempo con la familia, recibir otro tipo de demandas y más pedidos de colaboración, lo que pueden generar todo tipo de fricciones", sostiene la especialista, también profesora regular de la Facultad de Psicología de la UBA y de la Universidad de Belgrano.
Entre los expertos hay acuerdo unánime sobre la necesidad de que los adultos sean claros mediadores entre los chicos y la pandemia. Hablarles sobre lo que pasa y preguntarles lo que sienten. Hace algunos días, María Paula Sosa arropó a su hija Candelaria, de 9 años, como lo hace todas las noches al ir a dormir, diciéndole que la amaba hasta el fin del mundo. "No me digas eso mamá, que falta poquito para el fin del mundo", respondió la niña, angustiada. "Uno tiende a creer que están a salvo de todo pero no es así. Este entorno tan incierto les afecta y mucho", reflexiona María Paula.
"A los niños y las niñas también les afecta toda esta crisis, captan los estados emocionales y pueden expresarlo de formas que en ciertas ocasiones resultan incómodas o conflictivas. Es indudable que esta crisis humanitaria mundial afecta a todos. Los adultos se encuentran inmersos en preocupaciones por lo laboral y temores por la salud, esto significa niveles de exigencia muy alto para madres y padres, que deben responder a este nuevo escenario familiar y social. Pienso que se presenta como un desafío, pero también como una oportunidad, la de ser creativos en la búsqueda de encuentros ligados a la comunicación y a la imaginación", expresa Graciela Paolicchi, profesora regular de Psicología Evolutiva de la Niñez, de la Facultad de Psicología de la UBA.
Si bien es esperable que el aislamiento tenga efectos nocivos en la salud emocional de los niños, algunos de ellos deben encender nuestras alertas. "Todo uso de tecnologías en forma exclusiva y excesiva sin contactos sociales, puede ser perjudicial. Este es un aislamiento social preventivo obligatorio, donde podemos valernos de las tecnologías para tener interacciones con familiares y amigos porque ayudan a reemplazar los contactos personales directos; pero a nivel intrafamiliar se deben combinar con otras interacciones", recomienda Paolicchi.
Clara Raznoszczyk Schejtma también aporta algunas claves. "Debemos estar atentos en el caso de que los chicos lloren mucho y no se los pueda calmar. También si están muy desmotivados. Es importante decirles que esto es temporario, que en algún momento va a pasar. Y, por supuesto, es importante pedir ayuda en esos casos", sugiere la especialista.
Por su parte, Luisa Brumana propone estar atentos al tipo de consumos tecnológicos tanto de chicos como de adolescentes. "La pandemia y el aislamiento son una buena oportunidad para hablarles sobre el ciberbullying y sobre otras prácticas muy nocivas", aconseja la referente de Unicef, institución que cuenta con una serie de recomendaciones para que chicos y adolescentes atraviesen esta pandemia de la manera más saludable posible.
RECOMENDACIONES PARA CONTENER A NIÑOS Y NIÑAS:
- Impedir que vean o escuchen noticias con un enfoque sensacionalista o morboso.
- Evitar que se expongan mucho tiempo a noticias sobre el problema, aunque el tratamiento sea adecuado: el tiempo que dedicamos a un tema también puede generar inquietud, aunque el tono no sea alarmista.
- No involucrarlos en conversaciones de adultos sobre la situación: aunque no estemos hablando con ellos, saben de lo que hablamos y sacan sus conclusiones.
- Dedicar tiempo a conversar sobre sus dudas e inquietudes, en un lenguaje adaptado a su capacidad de comprensión, pero no engañoso.
- Insistir en hábitos saludables como el lavado de manos con agua y jabón.
- Recordarles cuáles son las medidas higiénicas que protegen a los demás, por ejemplo: el uso de pañuelos y servilletas, evitar compartir cubiertos y vasos.
RECOMENDACIONES PARA CONTENER A LOS Y LAS ADOLESCENTES
- Escuchar sus preocupaciones, responder a sus preguntas, sumar sus propuestas para mitigar riesgos.
- Evitar la exposición excesiva a las noticias en Internet y en medios audiovisuales. Conversar sobre los efectos de la sobresaturación y las noticias falsas.
- Contener las diferentes reacciones emocionales que pueden expresar y explicarles que son reacciones normales ante una situación anormal.
- Animarlos a expresar y comunicar sus sentimientos.
- Evitar que pasen todo el día conectados a las pantallas: proponer nuevas rutinas para asegurar tiempo de estudio y actividad física.