El sueño de Nasael de tener un baño está por cumplirse gracias a los lectores
Nasael Anaya tiene 7 años y vive en un paraje ubicado en Ojos de Agua, la décima localidad más vulnerable de la Patagonia en términos de pobreza infantil. Este año empezó la primaria en la Escuela Hogar Nro 307 Horacio R. Ruiz, ubicada en Lipetrén Grande, a 40 kilómetros de su casa. Todavía recuerda lo que sintió cuando, hace apenas cuatro meses, pudo darse ahí la primera ducha de agua caliente de su vida.
"Abrí la canilla y dije, ¿No será agua fría? Y después la toqué y re caliente estaba. El cuerpo me ardía", cuenta. Y agrega: "En mi casa no es así, calentamos una olla o una pava y nos bañamos en un fuentón".
La casa de Nasa no tiene gas, se calefacciona con una cocina a leña, no tiene baño y en invierno solo tiene luz un par de horas, cuando funcionan los paneles solares. En invierno, las temperaturas son negativas y el frío se cuela por cada rendija.
La familia hace malabares para llegar a fin de mes. Su papá, Esmir, se dedica a criar ovejas y chivas, y su mamá, Marisol, es ama de casa. Su hermano Axel, de 14 años, está estudiando el secundario en Ingeniero Jacobacci.
En Ojos de Agua viven 148 familias, que en su mayoría son mapuches y están desperdigadas en el campo -solo hay ocho familias en el pueblo-. El 96,88% de los hogares no tiene agua de red, baño exclusivo ni heladera.
Por eso, la vida de Nasa cambió por completo este año cuando arrancó la escuela. Allí el contraste en relación a los servicios es enorme y se siente como en un hotel cinco estrellas. Tiene electricidad, Internet, televisión, baño completo y calefacción, entre otras comodidades. "¿Cómo no voy a querer venir a la a escuela si es más linda que la casa? Acá te bañás más calentito y tenés comida rica", explica con una sonrisa
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Un sueño por cumplirse
El sueño de los Anaya es poder construir un baño de material dentro de su vivienda, para reemplazar la letrina que actualmente usan fuera de la casa, y que en esta época del año se cubre de nieve.
Gracias a la ayuda de la audiencia de LA NACION este deseo, antes imposible, está en camino de cumplirse. La convocatoria era llegar a $50.000 para que Esmir pudiera comprar los materiales de construcción y pagar el flete. Como en invierno el camino es inaccesible, empezará a levantar el baño con sus propias manos, recién en la primavera.
En tan solo tres días, se consiguieron $75.219 para este fin. Fueron 78 las personas que decidieron involucrarse y hacer su aporte. Una se conmovió tanto, que hasta hizo una donación extraordinaria de $50.000. Otros, se ofrecieron para apadrinar a Nasa en sus estudios porque querían ser parte de su futuro.
LA NACION va a hacer un seguimiento de este proceso y lo compartirá con su audiencia para que sigan siendo parte de esta linda aventura.