El parque de diversiones que logró que muchos chicos no abandonaran el colegio
"Para mí, el profesor de Matemática es como si fuera un hermano mayor. Porque si vos tenés un problema, él se preocupa por vos y te pregunta ¿qué te pasa? ¿por qué estás así?", cuenta Zoe Galeano Oliver, que tiene 17 años y sufre epilepsia. Mientras recorre los pasillos de la Escuela Técnica N°4 "Ingeniero Emilio Mitre", ubicada en San Martín, provincia de Buenos Aires, donde cursa 5° año, explica que antes faltaba mucho porque sufría convulsiones y, al día siguiente, era "agotador" ir al colegio. Hoy sonríe al afirmar que las cosas cambiaron para ella.
"Me daba vergüenza porque sentía que cortaban la clase por mi culpa y pensaba que mis compañeros estaban más avanzados que yo", dice esta adolescente cuya sensación desapareció gracias a Fisimática, un proyecto creativo que impulsó su docente de matemática, Adrián Cristófano, para despertar en los alumnos la pasión por su materia. Esta iniciativa no solo impactó positivamente en la vida de Zoe, sino también en la de muchos otros chicos cuyas trayectorias escolares mejoraron significativamente.
Fisimática, el proyecto que cautivó a más de 120 alumnos de distintas edades, consiste en talleres recreativos donde los estudiantes construyen las maquetas de un parque de diversiones, aplicando conocimientos de matemática y física, dos de las materias que generalmente eran rechazadas por los jóvenes y que hacían peligrar su permanencia en la escuela. Gracias a esta iniciativa, disminuyó la repitencia y el abandono escolar de varios jóvenes de esta institución, donde la mayoría proviene de familias en situación vulnerable.
Pinzas, destornilladores, cartones de colores, maderas, metales, bombitas de luz y hasta un motor de microondas en desuso. Estos son algunos de los elementos que los chicos utilizan para convertirse en los constructores de distintos juegos como la montaña rusa, las sillas voladoras, la vuelta al mundo y el barco pirata. En cada caso se simula el movimiento real del juego mediante un sistema electromecánico que ellos mismo armaron. De esta manera, incorporan conocimientos de una forma lúdica, poniendo en práctica fórmulas y teorías que antes repetían de memoria con el fin de aprobar un examen. Ahora, según detalla el profesor, encuentran sentido y se interesan por aprenderlas.
"Esto de crear es emocionante. En vez de estar sentados mirando el pizarrón, aprendemos de una forma divertida", dice Zoe mientras prueba el circuito eléctrico que ilumina el parque de diversiones. Luego agrega: "En lo que vos pensabas que eras malo, después te das cuenta de que era refácil, solo hacía falta practicar". Este sentimiento es compartido por muchos de sus compañeros que incluso se animaron a participar de las Olimpíadas de Matemática.
La idea surgió hace más de tres años, a partir de un alumno que se le ocurrió armar un parque de diversiones para una feria de Ciencias. En seguida contó con el apoyo del profesor Cristofano, que se entusiasmó con la propuesta y puso toda su energía para convocar a docentes de otras disciplinas para trabajar en equipo. Así, este maestro de 30 años, que además es exalumno de la escuela, busca devolverle a la institución algo de lo mucho que recibió en su paso por este lugar donde nació su vocación.
En Fisimática participan chicos de diferentes años escolares que se involucran activamente como protagonistas en el armado de las maquetas, esto incluye desde la elaboración de los bocetos, croquis y el diseño de los planos hasta la creación de los juegos de madera. Para ello deben estudiar e investigar el funcionamiento y mecánica de los mismos, identificando los fenómenos físicos involucrados -por ejemplo, caída libre, fuerzas o poleas- y, a su vez, aplicar conceptos matemáticos. Experimentar les permite aprender de "la prueba y error".
En esta actividad grupal los profesores aseguran que "todos aprenden de todos". En palabras de Adrián: "El aprendizaje ya no es más unidireccional. Los chicos aprenden entre ellos, los más grandes les enseñan a los más chiquitos. Incluso los docentes también aprendemos a la par con los aportes e ideas de nuestros alumnos".
Los beneficios de esta metodología están a la vista. "Cuando se lo explicás a otro compañero, te das cuenta de que realmente lo entendiste porque se lo pudiste enseñar a alguien más", expresa Zoe que hoy se siente orgullosa de aprobar con muy buenas notas los exámenes de matemática y física.
Todos los estudiantes que forman parte de Fisimática coinciden en que, en este taller, los profesores se transforman en guías del aprendizaje. "Los docentes en ningún momento bajamos línea de lo que hay que hacer, el ´manos a la obra´ es una construcción colectiva. Nuestro rol es acompañar y conducir la actividad", señala Adrián para quien "no hay cosas difíciles sino que esto depende de cómo nos las explican".
A través de este proyecto los chicos no sólo aprenden matemática y física, sino que encuentran algo mucho más importante: un espacio de contención para compartir sus historias. Esto consecuencia del espíritu que busca transmitir Adrián. "Como docentes nos tenemos que involucrar en cada una de las singularidades de nuestros alumnos porque nuestra profesión no significa solamente transmitir conocimiento", asegura.
Como la historia de Nicolás Iñigo, de 17 años, de 4° año, que llegó a la escuela luego de pasar por varios colegios y de repetir tercer año. "Yo vivo con mis abuelos y hay veces que tengo problemas porque son personas mayores. Es mucha presión la que siento", confiesa este joven y agrega: "Cuando vengo angustiado, le puedo contar mis cosas al profesor, eso es lo que más me gusta, la atención que te da."
Esto hizo que Nicolás cambiara la actitud y hoy asista al colegio con más entusiasmo y ganas. "Si el profesor se preocupa por mí, yo no le voy a fallar. Creo que el colegio es algo que hay que romperse porque todo sacrificio tiene su recompensa", concluye soñando con un futuro mejor.
El proyecto Fisimática fue uno de los tres ganadores del Premio Comunidad a la Educación, destinado a quienes llevan adelante proyectos innovadores para mejorar la calidad educativa de sus alumnos en escuelas de contextos vulnerables. Organizado por Fundación La Nacion junto a Banco Galicia y Osde -y con el apoyo de Latam Airlines Argentina, Cimientos, Proyecto Educar 2050, VIACOM y la Universidad de San Andrés- el premio contó este año con la participación de 97 escuelas de distintas provincias del país.El jueves pasado recibieron su distinción en el evento premiación que tuvo lugar en el auditorio de LA NACION.
Conocé cuáles fueron los otros proyectos ganadores y menciones especiales
- Proyecto "Más allá del aula y de nosotros", Escuela de Educación Secundaria N° 5 Sargento Cabral en Vela, Buenos Aires. El propósito principal es la utilización de los recursos renovables, como los residuos orgánicos generados en los hogares y en la actividad agropecuaria de la localidad, para la obtención de biogas. A partir de la construcción de un biodigestor de uso doméstico, se busca que las familias de la comunidad que no tienen acceso a la red de gas natural o cuentan con recursos limitados para su compra puedan obtener energía utilizando residuos orgánicos.
- Proyecto "Eco Arte: Plazoleta, murales y esculturas ecológicas" del Colegio Secundario N° 5040 en Orán, Salta. El bajo rendimiento de los alumnos en educación artística, tecnología y biología, junto la falta de materiales para el trabajo en arte y la ubicación de la institución en una zona rodeada de micro basurales, convergen en este proyecto de aprendizaje en servicio que integra la educación ambiental y el arte. Consiste en transformar micro basurales en espacios recreativos y artísticos que embellecen la ciudad, a la vez que lleva adelante acciones orientadas a crear conciencia ambiental tanto en los alumnos como en los ciudadanos.
Menciones especiales
- Proyecto "Protagonistas de sus propios cambios" en la Escuela Técnica UOCRA Islas Malvinas en Corrientes capital. La propuesta se centra en lograr una educación sin exclusiones, fomentando la igualdad de oportunidades. Se estructura en la creación de trayectorias formativas alternativas, que favorezcan la permanencia y promoción de los alumnos en la escuela, contribuyendo a disminuir la deserción y repitencia escolar. Abarca actividades pedagógicas y socio comunitarias que se materializan en diversos talleres para los alumnos y espacios complementarios para lograr la reinserción de aquellos que han abandonado la educación secundaria, ofreciendo alternativas de superación personal y social.
- Proyecto "Teatro con todos" de la escuela Escuela de Educación Secundaria N° 10 en General Rodriguez, Buenos Aires. Consiste en el montaje de obras de teatro de línea costumbrista, interpretados por estudiantes y docentes de la institución. El principio constructivo para el trabajo con los jóvenes es valorar el potencial de cada estudiante y su capital cultural en la construcción de personajes, a partir de su idiosincrasia y atendiendo a la diversidad de orígenes, costumbres y modos de vida de la comunidad en que está inserta la escuela. Las obras se adaptan a la realidad local para que el espectador, que en su mayoría es la primera vez que asiste al teatro, se apropie de las mismas y se sienta parte.
- Proyecto "Historias de aquí y de allá: un libro nos une" del Centro Integral Provincial N° 1 en Cutral - Có, Neuquén. Esta iniciativa se relaciona con el proceso de resocialización que están atravesando los alumnos que se encuentran en contexto de encierro. Como parte de un proyecto mayor para crear redes solidarias y colaborativas interinstitucionales, pone énfasis en realizar tareas sin fines de lucro beneficiando a otras instituciones locales a través de la creación de material didáctico para escuelas vulnerables. En este caso, los alumnos participan en talleres de escritura en el que rescatan e ilustran historias locales y provinciales que recopilan en libros de su propia producción. Estos libros se dan en préstamo a las escuelas primarias de la zona.